Se trata de una convocatoria nacional que procede del fallo del pasado 7 de septiembre, cuando al Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad, abrió el camino para la despenalización del aborto.
Considerado como “un triunfo” de las mujeres diez ministros de la Suprema Corte (uno no asistió a la votación por motivos personales) resolvieron dos acciones de inconstitucionalidad relacionadas con la despenalización del aborto y el derecho humano a la vida en el código penal de Coahuila y en la constitución de Sinaloa
Con ello los ministros del máximo tribunal de México han desatado una enorme polémica en el segundo país con mayor número de católicos del mundo.
La marcha “Por la Mujer y por la Vida” es consecuencia directa de la respuesta que los obispos mexicanos dieron a los fallos de la Suprema Corte de Justicia poco después de que éstos se hicieron públicos.
Ante el desafío derivado de estas decisiones de inconstitucionalidad del derecho a la vida –y ante la evidencia del fomento de una “cultura del descarte” por los fallos de la Corte— los prelados mexicanos han decidido animar a las organizaciones de fieles laicos para que se manifiesten, como es su derecho, “en favor del bien común, de la dignidad humana y de los derechos fundamentales de todas las personas, sea cual sea su condición”.
Para la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) “la materia del debate sostenido en la Suprema Corte en días pasados merece un renovado compromiso de todos los actores políticos, de la comunidad académica, de las iglesias y de las organizaciones civiles para garantizar la protección de las mujeres en toda circunstancia, gestando o no”.
Y fueron más allá: su exigencia es en el sentido amplio: “que se respete el derecho humano a la vida tanto de la madre como del concebido aún no nacido”.
Contrario a lo que los medios de comunicación nacionales se han apresurado a decir, la marcha del 3 de octubre no la convoca ni la organiza la Conferencia del Episcopado Mexicano a través de su Dimensión por la Vida y la Familia.
Los obispos, eso sí, ven con agrado que diversos laicos de distintas organizaciones sociales, católicos y no católicos, “manifiesten su aprecio por la protección de la vida humana de la mujer y de su hijo en toda circunstancia”.
“Como pastores estamos llamados a acompañar, impulsar y respaldar las acciones de nuestros fieles de tal manera que esta concentración de miles de hombres y mujeres --dentro del marco de la ley-- sea una expresión nacida desde la fe”, dijeron en un comunicado los prelados mexicanos.
La fe “hecha caridad a favor de soluciones reales a las necesidades de la mujer y su dignidad, al mismo tiempo que se hace visible y se respeta la integridad del derecho a la vida del hijo o hija en gestación”, agregaron.
En la parte final del comunicado, la CEM afirmó ver “con agrado esta gran oportunidad para que nuestro pueblo fiel pueda sumarse a esta iniciativa”.
En una decisión importante, que poco a poco va siendo asumida por las diócesis de todo el país, la CEM exhortó a que en las misas dominicales y por otros medios “se invite y se anime para que el mayor número posible de personas acuda a esta concentración en la Ciudad de México el domingo 3 de octubre próximo por la mañana”