Salud, dinero y amor son los tres elementos más importantes alrededor de las cuales giran nuestras vidas. Según sean nuestras carencias, cada uno priorizada uno de esos puntos en sus vidas. Cada uno tiene sus prioridades. Pero, si nos preguntaran, lo más probable es que dijiéramos que lo prioritario es amar y ser amado.
Es por esto, que nuestra época moderna, donde se vive una drástica atenuación de la pretensión racionalista, nos presenta una inesperada explosión de lo sacro.
Hoy pululan las más variadas formas de una sacralidad que se podría definir naturalista, pues encuentra respuestas al sentido religioso en una concepción de la naturaleza (del cosmos y del hombre) que vuelve a ser considerada divina en sí misma.
Dioses y demonios pueblan el universo de este nuevo politeísmo irracional, paradójicamente alimentado por los extraordinarios medios que ofrecen la ciencia y la técnica. No creer en Dios no significa no creer en nada; por el contrario, significa creer en todo.
Muchas personas no consiguen liberarse de la angustia de su soledad radical frente al mundo y al tiempo. Para dominarla recurren a la magia, que les permite obtener la protección de poderes ocultos, y no renuncian a buscar una alianza con las mismas potencias del mal. Por esto proliferan las prácticas mágicas contrarias a la religión católica.
Es por este motivo que muchas personas deciden llevar a cabo amarres de amor. Se trata de un conjuro que hace generar amor en la persona a quien se realiza. Un amarre de amor es un hechizo poderoso destinados a la resolución de conflictos sentimentales.
Se trata de un tipo de conjuro que en la tradición mágica es capaz de generar en la persona un amor hacia la persona que recibió el ritual, sentimientos de amor hacia la persona que lo realiza. Los amarres de amor son tradicionales en muchas culturas latinoamericanas y caribeñas, donde se mezclan con elementos de vudú y otras tradiciones mágicas locales.
La existencia de los efectos de los amarres de amor así como de otras formas de magia se encuentran discutidos por la ciencia moderna.
Desde tiempos muy antiguos la brujería con sus hechizos, son una práctica muy conocida para muchos fines. En concreto, los amarres de amor, se dividen en muchas clases y también en muchas formas de uso, ya sea para alejar a esas personas que no permiten progresar a una relación amorosa, para sacar enemigos del camino o para alcanzar la felicidad eterna al lado de la persona que se ama.
Sin embargo, su finalidad real y esencial es conseguir unir a quien lo hace con la persona amada, haciendo uso de los rituales mágicos, de magia blanca o de magia negra.
Dentro de la magia blanca, la santería yoruba es un amarre de amor que puede ser muy efectivo cuando el amor entre las dos personas es puro y verdadero. Los Orishas son poderosos y es por ello que este tipo de amarres tiene resultados muy positivos, según los santeros..
En cambio, el candomblé de Brasil está más orientado para aquellas parejas que han tenido infidelidades, problemas familiares, o que la persona que se quiere amarrar sea muy orgullosa. Este amarre puede ser eterno y es uno de los que más se demandan.
Puede utilizarse para eliminar a personas indeseadas que están obstaculizando nuestra relación con la persona amada, para quitarnos enemigos de nuestro camino o para alcanzar la felicidad eterna con nuestra media naranja.
El candomble puede tener también otros fines, como el aumento de la suerte en diversos ámbitos de la vida, como la salud o el dinero. Aún así, el referente al amor es el más extendido en la actualidad.
En un amarre de amor se implica la promesa por parte de quien lo ejecuta, que una vez realizado este sortilegio mágico, nada ni nadie podrá separarlo de la persona amada. Un amarre de amor tiene como objetivo particular lograr el deseo carnal y amoroso de quien lo solicita.
Dentro de un amarre de amor, se puede distinguir básicamente el lado bueno e inofensivo de la magia blanca y el lado oscuro más conocido como magia negra de amor, en el que entran rituales y ofrendas a demonios o alabanzas del vudú del amor con sacrificios de animales. Esta práctica de magia negra o brujería de amor con magia negra, en el África llega al extremo de cobrar vidas humanas.
Los albinos negros son asesinados para usar partes de sus cuerpos en rituales. A los niños los cazan con machetes y, en el mercado negro de la brujería, una parte de sus extremidades puede costar 3000 euros.
Todo en la creencia de que poseer parte del cuerpo de un albino negro podrá dar más poder al brujo para realizar conjuros, amarres y sortilegios. Esta práctica de un amarre de amor con magia negra es muy frecuente en países latinoamericanos donde los brujos acompañados de un cigarro y el cráneo humano al que imploran para que se cumpla su pedido y consiga dominar a la persona que se está embrujando.
Para nosotros los cristianos, hay que recordar las recomendaciones del teólogo Josep Ratzinguer, más tarde el papa Benedicto XVI, que decía: «Digan lo que digan algunos teólogos superficiales, el diablo es, para la fe cristiana, una presencia misteriosa, pero real, no meramente simbólica, sino personal. Y es una realidad poderosa… una maléfica libertad sobrehumana opuesta a Dios;… pero no es otro dios; unidos a Jesús, podemos estar ciertos de vencerlo» (J. Ratzinguer, Fede cristiana e demonologia, Observatore Romano 1348 (26/06/1975). Nos toca vivir en abandono a la Providencia divina y no intentar manipular la relidad para nuestros intereses, vendiendo nuestra alma al diablo.