El papa Francisco ha encontrado, por tercera vez, a la mujer yazidí, Nadia Murad. Premio Nobel que aboga por las sobrevivientes de violencia sexuales y genocidio por manos de militantes del ISIS, este 26 de agosto de 2021, en el Vaticano.
Los ‘horrores’ del ISIS contra la mujer en Irak, se pueden repetir e intensificar en Afganistán. El papa Francisco sigue en estas horas lo que ocurre en Kabul, donde el ISIS reivindica el atentado en el aeropuerto perpetrado por dos kamikazes. El balance de muertos es de al menos 90 personas, entre ellas niños y mujeres, y 150 personas resultaron heridas.
"Doy las gracias al Papa por acogerme una vez más en el Vaticano". Así lo dijo Murad, en Twitter al día siguiente de su encuentro con Francisco en el Vaticano. "Hablamos de la importancia de apoyar a los yazidíes y a otras minorías en Iraq. A la luz de los trágicos acontecimientos de Afganistán, hablamos de la necesidad de defender a las mujeres y a las supervivientes de la violencia sexual".
La fórmula del terror fundamentalista se extiende en Oriente; los talibanes en el primer período de su poder en Afganistán, hace más de 20 años, realizaron lapidaciones, imposición de llevar burka y decapitaciones.
Las mujeres afganas hoy se encuentran en medio al enfrentamiento fundamentalista e islamista en el país. Nadia Murad ha traído al Papa, de nuevo, la voz de la mujer sofocada por prácticas retrogradas y violentas en Extremo Oriente.
Cabe señalar que los "sueños" de las mujeres afganas se vinieron abajo recientemente; ellas lograron avances significativos cuando los talibanes fueron derrocados: ocuparon altos cargos en la administración como ministras, alcaldesas, juezas y oficiales de policía.
La Premio Nobel de la Paz 2018 dice que pensamientos y oraciones. Promesas de "nunca más". No son suficientes. Siete años después de que ISIS cometiera genocidio contra la comunidad yazidí, su minoría etno-religiosa, en Iraq, ella sigue luchando.
Lamenta que no ha habido esfuerzos multilaterales de búsqueda y rescate para las mujeres y niños desaparecidos. La activista no se cansa de decir al mundo que ni los tribunales nacionales ni internacionales iraquíes han establecido procedimientos para juzgar a los criminales de ISIS por genocidio y violencia sexual.
El 3 de agosto de 2014, los combatientes islamistas habían invadido el pequeño pueblo de Kocho, en el distrito de Sinjar, en el norte de Irak. Tras ser capturada, Nadia Murad fue torturada, violada y vendida como esclava sexual.
Un horror que amenaza Afganistán, donde de un día para otro, el destino de unas 19 millones de mujeres y niñas afganas aparece incierto y violento.
Mujeres escondidas en sus casas, obligadas a cubrirse, con la entrada prohibida en sus centros de trabajo o de estudio se repiten por todo el país.
Entonces es legitima la pregunta: ¿Escuchará el Papa a la Premio Nobel de la Paz, otra vez, también en el contexto de la catástrofe humanitaria que viven especialmente las mujeres en Afganistán?
Lo cierto es que gracias a Nadia Murad, y, por su puesto, a la atención de los consejos de sus asesores y otras voces eclesiales, el Papa organizó el viaje a Irak. Ojalá el diálogo con Murad sea un nuevo input para el papa Francisco y la Santa Sede a favor de las supervivientes y para que no hayan más víctimas inocentes.