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Hace mucho aprendí que Dios, en su infinita bondad, permite ciertos acontecimientos porque “es suficientemente poderoso y bueno para hacer surgir el bien del mismo mal”. Pero también sé que el miedo es un arma poderosa, paraliza, te vuelve inútil ante ciertos acontecimientos.
El cuerpo humano está diseñado para compensar esta falta de acción ante el miedo segregando la adrenalina. Es lo que ayuda a correr veloz a un venado, cuando un depredador lo persigue para matarlo. Sabe que es la presa y debe correr más rápido que su depredador.
¿Lo has notado? Esta pandemia ha generado muchos miedos en nosotros.
Los políticos conocen esta arma y a menudo la usan. Generan miedo en la población para tenerla sometida, cautiva, sumisa, indefensa, obediente.
Los católicos, por otro lado, estamos llamados a iluminar el mundo con nuestras vidas y ser un reflejo del amor de Dios. Debemos ser humildes, pero nunca vivir atemorizados por nada. ¡NO TENGAS MIEDO!
Estamos llamados a vivir con naturalidad nuestra fe y a estar alegres, hacer el bien y NO TENER MIEDO. El salmo 32 nos dice: “Estén contentos en el Señor, y ríanse de gusto; todos los de recto corazón, canten alegres.”.
Pero, ¿cómo eliminamos ese miedo natural? Nuevamente acudimos a las Sagradas Escrituras en busca de respuestas. Debes leer la Biblia y descubrirás remedios a muchos de nuestros males. Sobre el miedo nos receta: “amar”, porque el que ama no teme.
Hay tantas preguntas, inquietudes, dudas y las respuestas están en el Catecismo de la Iglesia Católica y en la santa Biblia. Por eso he dedicado un tiempo a sugerirte que retomes la lectura de esa Biblia olvidada en una esquina de tu casa. Ya no es un adorno más, es la Palabra de Dios, que espera por ti.
Si abres tu Biblia encontrarás grandes tesoros, palabras de consuelo, consejos, advertencias, profecías que se cumplirán al pie de la letra. Es una maravilla abrirla y poder leer palabras como estas que te renuevan la esperanza y te ayudan a continuar el camino de la vida con serenidad y confianza: "También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado.” (Romanos 8).
Confía y no temas, que Dios lo hará bien.