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El papa Francisco considera que "reiniciar" es la palabra clave para no desperdiciar la crisis de la pandemia, pero, advirtió, se necesita "coraje".
En este sentido, reafirmó que “el valor de arriesgar es ante todo un acto de libertad”.
Durante el primer confinamiento, el Papa llamó a todos al ejercicio de esta libertad: "Peor que esta crisis es sólo el drama de desperdiciarla" (homilía de Pentecostés, 31 de mayo de 2020), se lee en la misiva datada 29 de julio y publicada hoy, 19 de agosto de 2021.
Asimismo, se alegró de que el "Encuentro para la Amistad entre los Pueblos" en Rimini se celebre de nuevo "en presencia" (20-25 de agosto 2021) tras una pausa por las restricciones anti-covid.
El título elegido - "El coraje de decir yo"-, tomado del Diario del filósofo danés Søren Kierkegaard, es sumamente significativo en un momento en el que debemos empezar con buen pie, para no desperdiciar la oportunidad que nos brinda la crisis pandémica, anotó el Papa.
El Obispo de Roma en su mensaje enviado al Obispo de Rimini, mons. Francesco Lambiasi, a través del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, ha deseado un “resultado fructífero”, también dirigido a los organizadores y a todos los participantes.
El distanciamiento físico debido a la pandemia ha puesto de nuevo al "yo" de cada uno, en el centro, “provocando” el despertar del “sentido de la responsabilidad personal”.
“Muchas personas no se han acobardado y han dicho: "Aquí estoy”, se lee en la carta, y cita la valentía aquellos que reaccionan ante “ante la enfermedad y el dolor, ante la aparición de una necesidad”.
“La sociedad tiene una necesidad vital de personas que sean presencias responsables”. De otra manera, explica, “la única atadura que quedaría sería el egoísmo del cálculo y el interés propio que nos hace indiferentes a todo y a todos”.
Además, indica, “las idolatrías del poder y del dinero prefieren tratar con individuos en lugar que con personas, es decir, con un "yo" centrado en sus propias necesidades y derechos subjetivos en lugar de un "yo" abierto a los demás, esforzándose por formar el "nosotros" de la fraternidad y la amistad social”.
El Papa advierte a “quienes tienen responsabilidades públicas contra la tentación de utilizar a la persona y desecharla cuando ya no es necesaria, en lugar de servirla”.
“Después de lo que hemos vivido en este tiempo, quizá sea más evidente para todos que la persona es el punto desde el que todo puede volver a empezar.
Ciertamente es necesario encontrar recursos y medios para que la sociedad vuelva a moverse, pero lo que se necesita sobre todo es alguien que tenga el valor de decir "yo" con responsabilidad y no con egoísmo, comunicando con su propia vida que el día puede comenzar con una esperanza fiable”.
El mensaje es una invitación a ser valientes en contraste al miedo “que bloquea tantas energías e impulsos hacia el futuro” , sobre todo entre los jóvenes que no saben qué será de ellos en el futuro.
“Pero el coraje no siempre es un don espontáneo y nadie puede dárselo a sí mismo (como decía el Don Abbondio de Manzoni), sobre todo en una época como la nuestra, en la que el miedo -que revela una profunda inseguridad existencial- juega un papel tan decisivo que bloquea tantas energías e impulsos hacia el futuro, que se percibe cada vez más incierto, sobre todo entre los jóvenes”.
En este sentido, la misiva enviada a nombre del Papa, recuerda al Siervo de Dios Luigi Giussani”, quien “advertía de un doble peligro: "El primer peligro [...] es la dubitación. Kierkegaard señala: "Aristóteles dice que la filosofía comienza con el asombro, y no, como en nuestra época, con la duda".
“La duda sistemática es, por así decirlo, el símbolo de nuestro tiempo. [...] La segunda objeción a la decisión del yo es la mezquindad. [...] La dubitación y el comodismo son nuestros dos enemigos, los enemigos del yo" (In cammino 1992˗1998, Milano 2014, 48˗49)”.
¿De dónde, entonces, puede salir el coraje para decir "yo"? Proviene del encuentro con Jesús.
“Desde el día en que se hizo carne y vino a habitar entre nosotros, Dios ha dado al hombre la posibilidad de salir del miedo y encontrar la energía del bien siguiendo a su Hijo, muerto y resucitado”.
“Son esclarecedoras las palabras de Santo Tomás de Aquino cuando afirma que "la vida del hombre consiste en el afecto que le sostiene principalmente y en el que encuentra la mayor satisfacción" (Summa Theologiae, II-II, q. 179, a. 1 co.)”.
Por eso, invita a comunicar la “relación filial con el Padre eterno, que se hace presente en las personas alcanzadas y cambiadas por Cristo, da consistencia al yo, liberándolo del miedo y abriéndolo al mundo con una actitud positiva”.
"Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla." (Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 9).
El Papa subraya el coraje que proviene de la esperanza: "El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda.
La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades." (Id., Enc. Lumen fidei, 53).
Así, el Papa invita ser valerosos en la fe “con motivo de la 42ª edición del Encuentro por la amistad entre los pueblos, que se inaugura el 20 de agosto en Rimini (Italia) sobre el tema "El coraje de decir yo”.
El evento es realizado cada año por la organización católica italiana Comunión y Liberación, fundada en 1954 por el sacerdote y teólogo Luigi Guissani.
