Este 5 de agosto se celebra la Virgen de las Nieves. Con ello el rol de la nieve en la fundación de Santa María la Mayor, una de las más importantes iglesias católicas de Roma.
Efectivamente, una tradición que ha surgido a partir de una rareza: nieve en Roma en verano. Sí, la fundación de una de las iglesias católicas más importantes de la ciudad tuvo lugar durante una extraordinaria nevada llevada a cabo en agosto del 352.
Sin embargo, del otro lado del océano, en el sur de América, la nieve entre julio y agosto es un fenómeno más entendible, aunque no por ello menos extraordinario por la belleza y simbolismo.
Es aquí donde aparece el ejemplo de lo acontecido por estos días en el Santuario Nacional de la Virgen de Copacabana, en Bolivia.
En ese sitio estuvo nevando (algo que sucede cada cuatro o cinco años, según se explicó desde Bolivia a Aleteia). Con ello, la alegría y la emoción de los frailes franciscanos que rápidamente dejaron plasmadas a través de varias imágenes un momento único.
A continuación 10 imágenes de ese momento:
Con ese nombre fue Así se divulgó el álbum fotográfico junto al Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís:
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
él es el día y por él nos alumbras;
y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti. Altísimo, lleva significación.
Loado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas:
en el cielo las has formado
claras y preciosas y bellas.
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche:
y es bello y alegre y robusto y fuerte.
Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos
con flores de colores y hierbas.
Loado seas, mi Señor,
por los que perdonan por tu amor
y sufren enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las sufren en paz,
pues por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la muerte corporal
de la cual ningún hombre vivo puede escapar.
¡Ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados
los que encontrará en tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.