"No existe el Evangelio a la moda: el Evangelio es perpetuamente nuevo", declaró el Papa Francisco durante la audiencia general del 4 de agosto de 2021. Es "el regalo que Cristo nos da, es lo que da vida, no debemos arruinarlo", insistió.
El pontífice reanudó sus catequesis, sobre la carta a los Gálatas de San Pablo, comenzada a fines de junio pero interrumpida durante las vacaciones de verano en julio. A diferencia de las audiencias anteriores que se habían celebrado en el Patio de San Dámaso, los numerosos fieles que acudieron a escuchar al Papa fueron recibidos esta vez en la Sala Pablo VI.
El pontífice recordó en primer lugar que para san Pablo, el Evangelio no corresponde a los cuatro Evangelios porque todavía no estaban escritos en ese momento. El evangelio de Pablo, explicó, es el "kerygma", es decir, la proclamación de la muerte y resurrección de Cristo para salvar a los hombres del pecado y traerles la salvación.
Frente a los Gálatas, una joven comunidad cristiana, Pablo se da cuenta de que algunos se sienten tentados a agregar otros sermones no cristianos a este anuncio. Así, algunos enemigos del Apóstol están "animados por la fidelidad a la tradición recibida de los padres y creen que la fe auténtica consiste en guardar la Ley" de Moisés, subraya el Papa Francisco.
Pablo les recuerda a los Gálatas que el evangelio es único porque es el de Cristo, no el suyo. Las palabras del Apóstol son entonces "muy duras", subraya el obispo de Roma, porque las andanzas de estos jóvenes cristianos "amenazan los cimientos" de su comunidad.
No puede haber ningún compromiso en este tema, insiste el pontífice, porque "la fe en Jesús no es moneda de cambio". Es necesario entonces discernir, y sobre este punto "la palabra clara y decisiva de Pablo fue beneficiosa para los gálatas y también para nosotros", concluyó.