Santa Celia Martín, madre de santa Teresa de Lisieux, dio a luz a nueve hijos. Solo cinco sobrevivieron hasta la edad adulta, y cuatro niños murieron en la infancia.
Después del nacimiento de cada niño, santa Celia rezaba la siguiente oración:
Señor, concédeme la gracia de que este niño te sea consagrado
y que nada empañe la pureza de su alma.
Si alguna vez se pierde, prefiero que lo tomes sin demora.
La última parte puede parecer extraña para los oídos modernos, pero Celia creía que la salvación eterna de sus hijos era la parte más importante de la paternidad. Preferiría que estuvieran con Jesús ahora, que vivir una vida separada de Dios.
Consagrar a cada niño a Dios desde el mismísimo comienzo de su vida es una muestra de cómo Celia y su marido Luis educaban a sus hijos.
Aquí hay algunas otras que pueden ayudarte en tu paternidad o maternidad:
La de Celia y Luis Martín fue una paciente y apasionada misión que dejó frutos a la humanidad tan bellos como santa Teresa de Lisieux y sus hermanas: