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La psicología inversa es una técnica según la cual, logramos que, otra persona, en este caso, nuestro hijo, haga lo contrario de lo que queremos. Hay ciertas circunstancias y situaciones donde decidimos emplear esta técnica. Los psicólogos recomiendan que, antes de emplearla, probemos con otras. Pero en momentos desesperados, ¡medidas desesperadas!
Generalmente comenzamos explicando el porqué de las cosas, intentamos comprender el punto de vista del niño. Actualmente, sabemos que el modelo autoritario no es bueno, lo que no indica que haya falta de disciplina. En estos casos, decir “porque lo digo yo y punto” no es ni la mejor solución ni la más efectiva.
Ante este escenario, podemos emplear el truco de la psicología inversa.
En determinadas fases de su desarrollo, los niños quieren experimentar su libertad y desobedecer por sistema, es una forma de reafirmar su autonomía. Esto puede llevar a que vivamos situaciones verdaderamente estresantes. Quizá has estado negociando demasiado tiempo con un hijo muy efusivo y estás a punto de perder la paciencia. O has intentado convencerle de que se coma las verduras sin éxito.
Dado que lo que busca el niño es desobedecer, pidámosle justo lo contrario, para que acabe haciendo justo lo que nosotros queremos. Seguro que recuerdas alguna ocasión en que tus padres la han empleado contigo. No se trata de usar esta herramienta a todas horas porque estaríamos manipulando a nuestros hijos y esto no es bueno.
Una forma común de psicología inversa es prohibir una acción. Cuando dices 'no hagas esto' también estás implantando la sugerencia de hacer ‘esto’.
La educación de los hijos es una misión titánica que requiere templanza, por ello sería bueno tener en cuenta algunas consideraciones al emplear la psicología inversa son:
La psicología inversa es parte de un fenómeno de la psicología llamado "reactancia", según declaraciones de Jeff Greenberg, profesor de psicología social en la Universidad de Arizona, en livescience.com.
“La idea de la reactancia es que las personas están profundamente motivadas para proteger sus libertades. Cuando las personas sienten que su libertad está amenazada, por ejemplo, piensan que alguien les está quitando la capacidad de tomar sus propias decisiones, reaccionan contra esa amenaza,” afirma. Por lo tanto, pueden sentirse enojados o a la defensiva y tratar de revertir la amenaza. La psicología inversa se aprovecha de la reactancia de una persona.
“Las personas irritables, tercas y emocionales tienden a ser más propensas a la reactancia,” manifiesta Greenberg. Las personas que son más agradables y obedientes, por otro lado, tienden a ser menos propensas.
Se trata de conseguir que tu hijo haga algo que tú quieres sugiriéndole que haga lo contrario. Esto funciona mejor con niños que están nerviosos o son muy emocionales en lugar de pensar las cosas detenidamente.
Según el doctor Michael V. Pantalon, investigador de la facultad de medicina de la universidad de Yale, “la psicología inversa funciona porque a ninguno de nosotros nos gusta que nos digan qué hacer, tanto es así, que, a menudo, hacemos lo contrario de lo que quieren que hagamos simplemente para restablecer nuestra libertad.” ¿Qué podría ser mejor que conseguir que alguien haga algo en siete minutos ... o menos?
Algunos autores advierten de los riesgos de emplear la psicología inversa de forma habitual. Susan Fowler es una afamada escritora y conferenciante, periodista del The New York Times y coach. Ella afirma que ha que "hay que tener cuidado de que tales estrategias [de psicología inversa] puedan resultar contraproducentes. Los niños pueden sentir la manipulación a una milla de distancia". En cambio, recomienda predicar con el ejemplo.
John Gottman, profesor de psicología, también desaconseja el uso de la psicología inversa en adolescentes. Afirma que son ambiguas y disuade de emplearlas porque son astucias confusas, manipuladoras, turbias y pocas veces son efectivas.
Por ello recuerda que se trata de una herramienta que sólo se debe emplear de forma puntual.
Los profesores MacDonald, Nail y Harper realizaron un estudio -publicado en tandfonline.com- que valora el uso de la psicología inversa en el mundo real entre adultos. Los participantes pusieron ejemplos de psicología inversa y calificaron el éxito y la frecuencia de uso de esta táctica de influencia. Estos datos sugirieron la existencia de dos formas de psicología inversa, una utilizada como táctica de persuasión general y otra utilizada específicamente para obtener tranquilidad interpersonal.
Las situaciones que exigen este uso potencial de la psicología inversa pueden ocurrir, según la hipótesis, cuando una fuente de influencia sabe que espera contradicción, negatividad o desagrado de un objetivo de influencia.
Cuando un adolescente crea que usarás la psicología inversa, puedes buscar un efecto inverso-inverso sugiriendo lo que quieres que haga, pero tal vez de una manera indirecta y no obvia.