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Todo gran santo tiene padres. Algunos de esos padres eran maravillosos, aunque otros tenían problemas o estaban totalmente ausentes. Algunos ayudaban a sus hijos a crecer en la fe, mientras que otros se oponían a su progreso espiritual.
Y resulta que, algunos santos, tenían padres que también son santos. Santa Teresa de Lisieux, la Pequeña Flor, es una de esos afortunados niños. Sus padres, Luis y Celia Martin, fueron declarados santos en 2015. Su día festivo es el 12 de julio.
Santidad casera
Estos dos católicos aparentemente ordinarios encontraron la santidad no a través de
martirios espectaculares, milagros o influencia en la Iglesia.
Se labraron su camino hasta la santidad de una forma más humilde, con su devoción, su matrimonio y su paternidad, todos elementos que, a su modo, son bastante heroicos. Luis y Celia crearon una familia católica cálida y amorosa, una pequeña Iglesia doméstica repleta de oportunidades para crecer en virtud.
Cartas de familia

Las cartas de Celia, en particular, ofrecen una colorida perspectiva sobre lo que debió de
haber sido pertenecer a esta familia. Aquí tienes algunas de sus frases.
Vivir bien se conecta con morir bien
"Sabes bien que la vida no es larga. Tú y yo llegaremos pronto al final y estaremos muy
agradecidas por haber vivido de una forma que no amargue demasiado nuestra última
hora".
La dificultad en ls vida señala el camino a la felicidad
"En ciertos momentos de mi vida, cuando decía que era feliz, no podía pensar en ello sin temblar porque es cierto y probado por la experiencia que la felicidad no está en la tierra.
No, la felicidad no se puede encontrar aquí abajo, y es una mala señal cuando todo va bien.
En Su sabiduría, Dios lo quiso de este modo para hacernos recordar que el mundo no es
nuestro verdadero hogar".

Los auténticos ricos no siempre son lo que pensamos
"Pero muy a menudo admiro los escrúpulos de Luis y me digo: ‘Este es un hombre que
nunca intentó hacer fortuna. Cuando estableció su negocio, su confesor le dijo que abriera esta joyería los domingos hasta mediodía. Él no quiso aceptar el permiso para hacerlo y prefirió renunciar a unas buenas ventas. Y, sin embargo, es rico".
Palabras de aliento y un desafío para su hija
"Estoy muy satisfecha contigo porque eres una buena chica, muy afectuosa y muy dulce. En otras palabras, eres todo lo que querríamos, pero aun así, no lo bastante piadosa".
Reacción a la prematura muerte de su hija
"Fue hace once años, ayer, cuando nació la pequeña Helena, y he pensado mucho en ella.
Estaré muy feliz de verla de nuevo en el próximo mundo".
Los niños dicen cosas muy raras
"La pequeña [Teresa] es toda una granuja. Viene a acariciarme al tiempo que me desea la muerte: ‘¡Oh! ¡Cuánto deseo que mueras, mi pobre madrecita!’. Le reñimos y ella dice: ‘Pero es para que vayas al Paraíso, ya que dices que hay que morir para ir allí’. También desea la muerte de su padre cuando está en medio de una profusión de amor por él".
Apoyo en la vocación de su hija
"Una noche, hace bastante poco, mientras decía mis oraciones después de leer Madame de Chantal, de repente pensé que María sería monja. Pero no quise centrarme en esto porque he notado que siempre sucede lo contrario a lo que predigo. No le cuentes nada de esto porque imaginará que es lo que yo quiero y, la verdad, solo lo quiero si es la voluntad de Dios. Siempre que ella siga la vocación que Él le dé, seré feliz".
La fuerza de una madre
"Si no soy buena, ¿entonces iré al infierno? Pero no, sé lo que haré. Me marcharé volando para estar contigo, que estarás en el Paraíso. Entonces me abrazarás muy fuerte entre tus brazos. ¿Cómo podría Dios llevarme?’. Vi en su expresión que estaba convencida de que Dios no podría hacerle nada si estaba en los brazos de su madre".
El vínculo de hermandad entre las hijas de Celia
"El domingo, Teresa tuvo a bien dejar su camita para ir a dormir con Celina. La asistenta estaba buscándola para vestirla. Por fin la encontró, y la pequeña le dijo mientras abrazaba estrechamente a su hermana: ‘Déjanos en paz, mi pobre Luisa, puedes ver que ambas somos como las gallinitas blancas, ¡no se nos puede separar!".

