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Lo que hay que decir (y no decir) a un ser querido con cáncer

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Acertar en nuestras conversaciones ayudará a la persona que tiene cáncer.

Anna Gebalska-Berekets - publicado el 26/06/21 - actualizado el 03/02/23

Conviene saber que un ser querido con cáncer a menudo se encuentra conmocionado. Es difícil saber cómo comportarse. ¿Qué decirle alguien golpeado por la enfermedad? O, sobre todo, ¿qué no hay que decirle?

¿Cómo acompañar a un ser querido que padece cáncer? Está claro que las frases milagrosas prefabricadas que traen alivio instantáneo no existen. Los grandes discursos resultan incómodos a la persona que sufre y no la tranquilizan en absoluto. Aunque lo primero que conviene hacer es permanecer humildes –frente a alguien que debe afrontar una noticia tan vertiginosa como la de una posible muerte próxima–, también hay palabras que evitar y otras que son preferibles decir. A continuación puedes leer qué aconsejan las mismas personas enfermas de cáncer. 

1LAS FRASES QUE EVITAR

Sé cómo te sientes ahora.

Si no tienes cáncer, no tienes ni idea de lo que siente el enfermo. Si empiezas una conversación de esta manera, es muy probable que tu ser querido se sienta irritado o incluso herido. Es mejor decirle que no sabes gran cosa de lo que pueda estar pasando; es una forma de reconocer que la situación en la que se encuentra es difícil de afrontar.

Estoy seguro de que todo irá bien.

¡No sabes si todo irá bien! Una declaración así puede interpretarse como un intento de quitarle valor a las emociones que las personas que padecen cáncer experimentan cada día. Tu allegado pensará que intentas banalizarlas.

Conozco una persona que…

Cada recorrido con el cáncer es diferente. Por eso, es importante evitar las comparaciones. Compartir ejemplos de otras personas es, sencillamente, inútil.

Deberías seguir mi consejo.

Conviene evitar dar discursos sobre la enfermedad. También, es mejor evitar plantear preguntas personales que obliguen al ser querido a revivir el dolor y los recuerdos difíciles de su estancia en el hospital. Sobre todo, el enfermo no quiere volver a sumergirse en los momentos más duros y vivir quizás, a causa de ello, una crisis de ansiedad o de pánico.

¿Quizás Dios lo ha querido así?

Este tipo de declaraciones sugiere que Dios decidió castigar a una persona con una enfermedad. No todo el mundo es lo bastante espiritual como para ver un significado místico en su sufrimiento. Para algunos, estas palabras quizás sean reconfortantes, pero, para muchas personas, pueden ser desmoralizantes e irritantes.

No estás en tu mejor momento.

Pérdida de peso, caída del cabello, ojeras, fatiga crónica… Centrar la atención en las consecuencias de la enfermedad y del tratamiento no es una buena idea, ciertamente. Esta frase puede recibirse como una falta de delicadeza.

2LAS FRASES QUE PUEDEN AYUDAR

El cáncer provoca cierto aislamiento. La única cosa que podemos hacer cuando un ser querido está sufriendo es decirle con pudor y ternura que estamos ahí. La cuestión no es intentar tranquilizarle, sino únicamente expresar que estamos presentes. Aquí tienes unas cuantas frases que pueden ayudar:

Estoy aquí para lo que necesites.

La persona enferma se pregunta cada día cómo van a afrontar su enfermedad sus allegados. Saber que están ahí, presentes, es un gran consuelo.

Te quiero.

Cuando no te venga a la cabeza nada que decir, ¡estas palabras pueden obrar maravillas! Mucho más porque, si estás junto a un enfermo en momentos difíciles, lo dices porque lo sientes de verdad.

Si necesitas hablar, estoy aquí para escuchar.

La presencia de alguien que quiera estar atento a lo que tenga que decir la persona enferma es algo esencial. Los enfermos de cáncer experimentan muchas emociones extremas que deben encontrar una válvula de escape. Intenta ayudar a tu ser querido a no caer en la certeza de que su vida se resume a ser un enfermo de cáncer. En la conversación, es importante concentrarse en las cosas que no tengan nada que ver con la enfermedad.

¿Qué puedo hacer por ti?

Tanto el tratamiento de los síntomas físicos como las visitas frecuentes al médico son duros de soportar. Por eso, si quieres ayudar a tu allegado con las tareas cotidianas, hazlo. ¡Actúa de forma concreta! Hacer la compra, preparar un té, buscar a los niños a la escuela… ¡Tu ayuda puede ser un gran alivio para la persona enferma!

¡Te voy a contar un chiste!

Por supuesto, el cáncer no es ninguna broma, pero es bueno que la persona enferma escuche de vez en cuando cosas sencillas, graciosas y divertidas.

El cáncer es un desafío no solo para la persona enferma, sino también para su entorno. Hablar de la enfermedad no es fácil, pero hay palabras y gestos que tienen una gran importancia en esta lucha. Y no lo olvides: cuando el cuerpo y la mente sufren, actos tan sencillos como sonreír o colocar la mano en la espalda del otro son, con frecuencia, esenciales. Porque la persona a quien se los dedicamos siente siempre el vínculo profundo que transmiten y este vínculo protege del abismo del miedo, de la angustia y del vacío. Es un punto de apoyo que ayuda al enfermo a luchar contra su enfermedad o a afrontar con más calma su muerte próxima.

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