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En una alevosa expresión de odio a la fe. En la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor fue profanado un templo de la diócesis de Posadas dedicado al Corpus Christi, asentado en las cercanías de la antigua reducción Jesuítica del Corpus Christi.
Se desconoce de la autoría del sacrilegio. Por la violencia ejercida contra el Sagrario y las formas consagradas, puede intuirse la conciencia y animosidad de lo que se estaba llevando adelante.
La subsecretaría de culto de la provincia de Misiones habló en un comunicado de un “hecho premeditado”, claramente. Dicen:
“Expresión de odio e intolerancia hacia la Fe de un pueblo que se forjó con sangre de hombres y mujeres donando sus vidas por sus creencias. Acciones de este tipo sacrílegas lo único que hace(n) es fortalecer más aún al cristianismo en su máxima expresión de Fe”.
El obispo de Posadas pidió que los fieles se unan en la oración en un acto de reparación para pedir por la conversión del o los delincuentes. “Este delito reviste un claro atentado a la fe que afecta y hiere en cierta manera a toda la comunidad de los creyentes en Cristo, de quienes el edificio sagrado es signo e imagen y a la memoria histórica de nuestro pueblo”, expresaron desde el Obispado.
Desde una ley de 2017, la parroquia Corpus Christi, del Pueblo y Municipio de Corpus Christi en el Departamento San Ignacio es un Monumento Histórico, patrimonio cultural de la provincia de Misiones, responsable de tutelar gran parte del legado de las reducciones jesuíticas guaraníes en la Argentina.
La Misión del Corpus Christi fue fundada en 1622. Fue en la banda occidental del Río Paraná, en territorio hoy de Paraguay, por los padres Pedro Romero y Diego de Boroa. A los años la misión cruzó el río, y terminó de encontrar su ubicación definitiva en 1701. En 1631 protagonizó una historia de solidaridad. Esto al salir a la asistencia de más de 12,000 guaraníes protagonistas del éxodo de las misiones de San Ignacio Miní y Loreto.
La expulsión de los jesuitas, los bandeirantes, los vaivenes políticos de la época de los virreinatos, fueron ocultando en el olvido la misión. Esto pese a los vestigios, las cerámicas, las piezas que fueron siendo almacenadas por vecinos y arropadas por la selva. Para combatir el olvido, desde el año pasado, Corpus alberga un centro de interpretación. Esto para poner en valor, entre los propios vecinos y los turistas, lo que significa ser tierra heredera de la histórica reducción.
El actual pueblo de Corpus, y su histórica parroquia, camina las sendas que otrora caminaran los jesuitas y los guaraníes proclamando el mismo cuerpo y la misma sangre de Cristo. Como en aquellos siglos, lo hacen pese al odio de muchos.
