En misa, en vez de realizar el normal acto penitencial, el sacerdote puede elegir rociar a su congregación con agua.
Quizás resulte extraño a algunos, pero es una práctica que tiene un rico simbolismo.
La memoria del Bautismo
La Instrucción General del Misal Romano destaca esta opción, en especial en tiempo de Pascua.
El domingo, especialmente en el tiempo pascual, a veces puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo, en vez del acostumbrado acto penitencial. (IGMR, 51)
Esto queda de manifiesto más directamente incluso en la bendición del agua que puede suceder antes de que el sacerdote la rocíe sobre todo el mundo en la misa.
Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga esta agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo, y pidámosle que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.

Acción del Espíritu Santo

El agua tiene un profundo simbolismo, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica:
El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que, después de la invocación del Espíritu Santo, ésta se convierte en el signo sacramental eficaz del nuevo nacimiento: del mismo modo que la gestación de nuestro primer nacimiento se hace en el agua, así el agua bautismal significa realmente que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu Santo. Pero “bautizados […] en un solo Espíritu”, también “hemos bebido de un solo Espíritu” (1 Co 12, 13): el Espíritu es, pues, también personalmente el Agua viva que brota de Cristo crucificado como de su manantial y que en nosotros brota en vida eterna. (CIC 694)
El rito de aspersión del agua, además de recordar nuestro bautismo, también podría estar conectado con las acciones de Jesús en la Última Cena. Jesús lavó los pies de sus discípulos antes de celebrar la primera Eucaristía, realizando un acto ritual de purificación antes de la comida.
Es una hermosa opción a decisión del sacerdote en la misa y tiene un rico simbolismo que nos introduce más profundamente en el misterio pascual.
