Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En la Iglesia de Bolivia se acaba de dar un nuevo nombramiento. El padre Diego José Plá Aranda fue designado secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana. Hasta aquí nada sorprendente y hasta para muchos algo natural que hace a los movimientos dentro de las conferencias episcopales dentro del continente.
Sin embargo, detrás de este nombramiento se esconde nada más ni nada menos que una vida llena de servicio, misión y hasta de algunos hechos curiosos que abarcan una vida que se desarrolla entre España y Bolivia.
“Nací a las 11 de la mañana del día 11 del mes 11 de 1969”, expresó en diálogo con Micaela Díaz, de Iglesia Viva, a través de una entrevista facilitada a Aleteia.
El padre Diego, proveniente de Córdoba (España), también recordó que es el segundo de cuatro hermanos, Miguel Ángel, Sebastián y Fátima.
Pero uno de los aspectos que más le suelen recordar y aparecer cuando surge su nombre es lo vinculado a un pasado particular como jugador de fútbol del popular equipo español Atlético Madrid. No obstante, ya a los 12 años, siendo monaguillo, el padre Diego expresó que sintió el llamado de Dios. A pesar de esto, la gran pregunta: “¿Qué harás con tu vida?” le empezó a retumbar recién a los 16 años.
La vocación ya estaba encaminada, pero también expresó que en ese momento solamente pidió dos cosas: “una cancha de fútbol y ser misionero”.
El padre Diego finalmente ingresó a la Congregación de la Misión de los Padres Vicentinos, que fue fundada por Vicente de Paúl en 1625.
Aquí otra curiosidad y anécdota vinculada al padre Diego. Según recuerda en la nota con Micaela Díaz, lo llamaban “el bebé sacerdote” por lo joven que era, algo que muchas veces hasta llegó a confundir a la comunidad cuando se lo buscaba identificar. Su ordenación sacerdotal se dio el 1 de julio de 1995.
El padre Diego no se cansa de decir que su corazón actualmente está aferrado a Bolivia. Es en este país de América Latina donde ha desarrollado diversas obras solidarias en sitios como El Alto. Por ejemplo, se recuerda que fue presidente de la Asociación “Nayrar Sarapxañani” (Vamos Adelante) a través de las cuales se desarrollan programas de educación, nutrición y salud con foco en las personas más vulnerables.
Todo esto gracias a que bastante tiempo atrás, ya hace 20 años, Diego pudo acompañar a un grupo de misioneros jóvenes (vinculados a Juventudes Marianas Vicentinas) para hacer una experiencia en Bolivia.
“Me encontré con Dios sufriente”, recuerda al hacer referencia a ese momento. Ya luego se ofreció voluntario en las misiones internacionales para lograr en 2004 regresar a Bolivia como párroco de San Pedro en Moco Moco. En ese lugar también pudo conocer la cultura aymara y ayudar a los jóvenes a través de una escuela de fútbol.
El 14 de enero de 2019 surgió un nuevo desafío, esta vez el de ser secretario ejecutivo del Área de Comunión Eclesial.
Hoy el padre Diego vuelve a jugar en lo más alto, esta vez lejos de las canchas europeas, sino totalmente inmerso en el corazón de su gente, ahora también con un cargo de gran responsabilidad en la Iglesia de Bolivia.