Es curioso, cada cierto tiempo, algún lector de Aleteia, no consciente de esto, me envía un testimonio fuerte que nos recuerda nuestra responsabilidad, la que tenemos con nuestras hermanas, las almas benditas del Purgatorio.
Ellas están esperando nuestras oraciones, y que ofrezcamos por ellas y su liberación, limosnas, el sacrificio de la Eucaristía, indulgencias, obras de piedad y misericordia, para poder salir de ese estado de purificación. Son muy agradecidas, y seguro que han de serlo cuando las ayudas a salir del Purgatorio.
El Purgatorio es un gesto de Misericordia de Dios con nuestras almas, las sana de cualquier imperfección para que vayan a la eternidad.
En Aleteia hemos publicado artículos sobre el Purgatorio. Es evidente: “algunas personas después de morir necesitan purificarse de sus pecados”.
Y el Catecismo de nuestra Iglesia católica lo aclara, para que no te queden dudas:
Hace poco recibí este bello testimonio desde Cartago, en Costa Rica, de uno de los lectores de mis libros y DE los escritos que publicamos en Aleteia. Me dejó muy impresionado y a la vez muy agradecido. Y me gustaría compartirlo contigo:
Esta noche, amable lector ¿tendrías un gesto de caridad y misericordia por las almas del Purgatorio?
¿Te animarías a elevar una oración por nuestras hermanas, las benditas almas del Purgatorio?
Escríbeme y cuéntame tus experiencias con Dios. Te dejo mi correo electrónico:
He grabado este escrito, por si tienes dificultades para leer o quieres escucharlo en tu auto o en la comodidad de tu hogar. Compártelo.
¡Dios te bendiga!