El papa Francisco invitó hoy a los cristianos “a no perder nunca la esperanza”, a pesar de las dificultades a causa de la pandemia, durante la Vigilia Pascual que presidió en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana.
“Incluso de los escombros de nuestro corazón Dios puede construir una obra de arte, aun de los restos arruinados de nuestra humanidad Dios prepara una nueva historia”, dijo el papa Francisco en su homilía.
El papa ofreció una homilía que giró en torno al estupor y el miedo de las mujeres que encontraron el sepulcro de Jesús vacío. “Él nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación y de la muerte, así como en la gloria de una vida que resurge, de una historia que cambia, de una esperanza que renace”.
“Muchos viven la “fe de los recuerdos”, como si Jesús fuera un personaje del pasado…Jesús está vivo, siempre sorprende. Resucitado, no deja nunca de asombrarnos”, expresó el Papa durante la Vigilia Pascual, tras la proclamación del Santo Evangelio.
Luego, afirmó, el segundo anuncio de Pascua: “la fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto. Él está vivo, aquí y ahora. Camina contigo cada día, en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro…Aunque todo te parezca perdido, déjate alcanzar con asombro por su novedad: te sorprenderá”.
En Galilea - añadió - aprendemos que podemos encontrar a Cristo resucitado en los rostros de nuestros hermanos, en el entusiasmo de los que sueñan y en la resignación de los que están desanimados, en las sonrisas de los que se alegran y en las lágrimas de los que sufren, sobre todo en los pobres y en los marginados”.
“Nos asombraremos de cómo la grandeza de Dios se revela en la pequeñez, de cómo su belleza brilla en los sencillos y en los pobres”, abundó.
Por último, insistió, “Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida. Él ha establecido su presencia en el corazón del mundo y nos invita también a nosotros a sobrepasar las barreras, a superar los prejuicios, a acercarnos a quienes están junto a nosotros cada día, para redescubrir la gracia de la cotidianidad”.
Siguiendo esta línea, el Papa instó a reconocer a Jesús “en la vida de todos los días”. “Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y gobierna la historia”.
“Hermano, hermana, si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: “¡No tengas miedo, resucitó! Te espera en Galilea”.
Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque el Señor te precede, camina delante de ti. Y, con Él, la vida comienza de nuevo”, concluyó.
La ceremonia inició a las 19:30 (hora de Roma), con el rito de la Bendición del Fuego que tuvo lugar al pie del Altar de la Confesión. La procesión inicial tuvo lugar desde el Altar de la Confesión hasta el Altar de la Cátedra pasando por el lado del "Altar de San José".
Con el canto del Gloria (Lux et origo), la Basílica se iluminó progresivamente hasta quedar completamente iluminada.
Para evitar contagios, en el transcurso de la ceremonia se omitió la preparación del cirio pascual y no hubo bautismos, sino sólo la renovación de las promesas bautismales, precedida de la bendición del agua lustral.
En la ceremonia que duró más de dos horas, participaron 200 personas debido a las limitaciones por la pandemia a causa del Covid-19.
El Obispo de Roma continuará mañana los ritos de la Semana Santa con la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro del Vaticano y después impartirá desde la logia central de la basílica de San Pedro la tradicional bendición "Urbi et Orbi".