El 27 de marzo de 2020, en la Plaza de San Pedro, sucedió algo histórico. Lo explica muy bien monseñor Guido Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias en el libro “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe? El Papa ante la pandemia” que ha publicado la librería Editrice Vaticana y en España ha sido publicado por la Editorial Encuentro. Más información en la web YouCareAboutUs
En el libro-recuerdo de lo ocurrido aquella tarde en la Plaza de San Pedro Guido Marini cita en muchas ocasiones la frase de san Juan Crisóstomo:
Y es que eso fue lo que hizo Papa Francisco aquella tarde-noche de la historia en Roma. Subió la gran escalinata de la Plaza de San Pedro. Lo hizo solo, pero con la humanidad sobre sus hombros; en silencio, pero con el grito de socorro de la humanidad; lentamente, pero con la urgencia de parar la pandemia. Agarró con sus manos el timón de la historia y se puso a rezar. Una jornada histórica que nadie puede olvidar.
Una plegaria urgente: “Convertíos”
El Evangelio de Marcos 4, 35-41 sobre los discípulos y la tempestad sirvieron al Santo Padre para reflexionar sobre los momentos que estábamos viviendo. Las palabras de Jesús en el relato evangélico resonaron en todo el mundo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?”.
Dos años han pasado de este momento y aún seguimos viviendo los efectos de la pandemia y del Covid-19. Mucho se ha avanzado en la lucha contra la enfermedad y las vacunas parecen ofrecer algo de luz ante las tinieblas, pero el gran mensaje del Papa aquel día no era únicamente pedir acabar con la pandemia, también había una plegaria urgente: “Convertíos”, “volved a mí de todo corazón”. Dos años después, ¿hemos cambiado?
Diez reflexiones y preguntas sobre cómo ha cambiado todo:
Han pasado dos años y habrá múltiples visiones de lo ocurrido. Para los que buscan soluciones rápidas, Dios sigue sin aparecer; para otros el proceso poco a poco va produciéndose y las vacunas y los avances de la ciencia pueden ser también una respuesta divina.
Pero la búsqueda de una causa, una plegaria y un efecto directo ante la pandemia sería reducir mucho la respuesta. Los tiempos de Dios no son los del hombre y sus respuestas siempre son acertadas, porque no son siempre lo que esperamos.
Las verdaderas respuestas habría que buscarlas en el corazón de cada hombre y ver si realmente nos dejamos guiar o si seguimos anclados en el vértice de la tormenta. Quizá la pregunta no es qué ha podido hacer Dios en este año, sino si realmente hemos hecho algo para dejarle entrar en nuestra vida.
Dos años después, la pandemia continúa y la pregunta sigue resonando en el mundo entero: "¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?"