Es tan solo observar algún titular en los medios de comunicación sobre Brasil para confirmar que la situación del avance del coronavirus no deja de ser una auténtica tragedia. Las cifras no dejan de batir récords y a eso se suma una difícil situación en cuanto a medicamentos e insumos hospitalarios. Brasil preocupa y duele en América Latina.
Sin embargo, mientras esto acontece, en algunos lugares como Roraima se siguen dando otros dramas, de esos que la pandemia tampoco nunca pudo frenar. Y esta vez una denuncia de violencia que se le hace a la Policía con respecto a decenas de migrantes que fueron desalojados sin orden judicial en sitios como la casa San José. Se trata de un lugar gestionado por religiosas y por la Pastoral del Migrantes local. Lo mismo en sitios vinculados a la Iglesia Asamblea de Dios de Aguas Vivas.
Entre las personas –unas 70- que sufrieron esta agresión en la zona fronteriza entre Brasil y Venezuela se encontraban mujeres, algunas embarazadas, y unos 40 niños migrantes.
Una dura respuesta
Rápidamente, lo sucedido ha generado reacción y hasta una nota publicada por la propia Diócesis de Roraima. A través de la misma se recuerda cómo en Roraima la Iglesia “cuida a las familias y las acompaña”. Además de recordar como en el municipio de Pacaraima, la Diócesis de Roraima ha estado ofreciendo desde hace años “un servicio humanitario de acogida a migrantes”.
“Repudiamos la operación de la Policía Federal y de la Policía Civil del día 17 de marzo, violenta, desproporcional y sin mandato judicial que desalojó a más de 70 personas de la casa de acogida San José, gestionada por las hermanas de San José y la Pastoral del Migrante”, se expresa en el comunicado donde también hace referencia a una operación similar realizada en una casa de acogida de otra iglesia cristiana.
“De esas personas, 21 son mujeres, inclusive embarazadas, y 40 niños”, se acota.
La denuncia
“Una nota pública por justicia y dignidad contra la violencia fue suscrita por más de 100 entidades y organizaciones, denunciando los hechos. También nuestra Iglesia se solidariza con las hermanas y hermanos que fueron atacados, exige respeto y protección para ellos y garantía de derechos y vida para los migrantes y refugiados”, se indica.
En ese sentido, un reciente informe de Agenzia Fides hace referencia a la firma de más de 121 organizaciones sociales y eclesiales de una nota en la que “exigen justicia y dignidad y que se ponga fin a la violencia”. Lo propio pidiendo a las autoridades para que intervengan y para evitar que se repitan estos hechos que también afectan a los trabajadores humanitarios.
“Acoger y ayudar a quienes sufren hambre, miseria y graves violaciones de derechos es un acto de humanidad”, se hace referencia en cuanto a los trabajadores humanitarios.
De esta manera, en el mensaje suscrito, se hace referencia a la necesidad de respetar además de los migrantes a las personas que ofrecen asistencia.
La nota de la Diócesis de Roraima culmina con una referencia a San José. A Él se le pide que proteja y mantenga siempre atentos a los defensores de la vida.
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