Con sus 9,9 millones de kilómetros cuadrados, es decir, más que la superficie de Estados Unidos –9,8 millones de kilómetros cuadrados–, se trata de la diócesis católica con la mayor territorio del mundo. Para hacernos una idea, Europa tiene una superficie de 10,2 millones de kilómetros cuadrados.
Situada en Siberia oriental, la diócesis de San José de Irkutsk, se extiende desde Vladivostok hasta el extremo este del país, a la altura del mar de Bering. Su sede está en Irkutsk, metrópolis situada cerca del lago Baikal.
En 2000, se consagró en Irkutsk una catedral dedicada al Corazón Inmaculado de María. Y, desde 2003, monseñor Cyryl Klimowicz es el obispo de la diócesis.
Se trata, por tanto, de una diócesis muy joven, ya que la administración apostólica de Siberia oriental data solamente de 1999. De los 16 millones de habitantes que alberga la región, 50.000 son católicos.
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Minoría activa
Al servicio de los feligreses diseminados por el territorio se encuentran 40 sacerdotes. Entre ellos, el 25 % son sacerdotes diocesanos fidei donum (es decir, enviados en misión a otros continentes por su diócesis de origen). También hay unas 80 religiosas de diferentes congregaciones del mundo entero.
La labor de las hermanas en Novosibirks, en favor de los afectados por coronavirus, ha sido encomiable en estos últimos meses. Las Carmelitas de Novosibirsk, constituyen la única comunidad contemplativa de la diócesis.
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En esta tierra de Extremo Oriente situada en los confines de Asia, la mayor parte de los habitantes es atea; y muchas personas tienen creencias chamánicas. Encontramos también un gran número de budistas, mientras que los ortodoxos y, sobre todo, los católicos están muy por detrás.
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