Un día Nicodemo va a Jesús de noche. De la conversación podemos deducir que tiene miedo de ser juzgado por Dios. Es fariseo y cree que hay que obedecer la ley y acumular méritos para que, en el día del juicio de Dios, estos superen a las ofensas.
De esta manera, según los fariseos, el hombre puede salvarse por sus propias fuerzas. Jesús lo corrige, persuadiéndole de lo contrario y liberándole de la ansiedad.
“Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Mirar y sanar
Quien miraba a la serpiente en el desierto con fe en Dios, pidiendo la salvación, fue sanado. De esta manera hoy, quien se vuelve a Jesús levantado sobre la cruz, recibe gracias de Dios, como dice la Biblia:
“Pedid y se os dará”.
La cruz simboliza el amor de Dios hacia el hombre. ¿Llevo una cruz alrededor de mi cuello? ¿La tengo en mi habitación?
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“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Un católico dijo una vez que esta frase es el mejor resumen de toda la Biblia. En lugar de las palabras “todo aquel” puedo poner mi nombre. ¿Qué sensaciones y emociones despierta esta frase en mí?
Miedos, heridas
Tenemos muchos miedos. Llevamos heridas adentro del alma. Tenemos dificultades para perdonar a los otros y perdonarnos a nosotros mismos. Nos sentimos impotentes.
Además de eso, hay muchos otros problemas vinculados con la situación actual de Covid. En esta situación son muy actuales las palabras de santo Juan Pablo II:
“¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”
Hoy celebramos a...