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Vivir en la belleza

Julia Dávila-Lampe con su cámara.

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Miriam Esteban Benito - publicado el 06/03/21 - actualizado el 14/03/23
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Fotógrafa, pintora de acuarelas y diseñadora gráfica. En el mundo artístico y personal de Julia Dávila-Lampe, la belleza siempre ha tenido un primer puesto.

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Lo que más me gusta de Julia es que tiene la capacidad de regalarte belleza a raudales, aun sin pretenderlo, de una manera muy humana, cercana y natural.

Julia ha vivido en Ecuador, Alemania, Dinamarca, España y actualmente vive en Viena. Cuenta con un gran portafolio de fantásticas fotos en diferentes agencias de stock y aunque no lo sepas, seguramente hayas visto algunas de ellas como portadas de libros, en páginas web o en anuncios publicitarios.

El mundo de las acuarelas de Julia es como un sueño. Ante ellas, el tiempo adquiere una densidad especial, pues sus dibujos nos invitan a abrirnos a mundos nuevos. Mundos que tienen que ver con la creatividad, la perseverancia, el gusto por el trabajo bien hecho y que tienen la capacidad de cargar el instante de belleza.

“La belleza salvará al mundo” es una famosa frase de la novela “El Idiota” de Dostoyevski “¿pero qué belleza?”

 

 
 
 
 
 
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Un cambio inesperado

La vida de Julia cambió por completo a mediados de enero de 2020. A causa de una complicación por íleo, Julia permaneció seis semanas en terapia intensiva en estado de coma. La operación por íleo (causada por una endometriosis que le provocaba reglas muy dolorosas) no había ido bien.

El íleo se convirtió en peritonitis y luego llegó la sepsis. Básicamente, sus órganos dejaron de funcionar como hubieran debido. La medicación que recibió durante esas duras semanas le produjo necropsia en su mano derecha. Así lo relata ella en su cuenta de Instagram.

A los pocos días, cuando ya estaba un poco más estable, los médicos le dijeron que tenían que amputar algunos dedos de su mano derecha a lo que ella respondió: ¡Yo pinto acuarelas!

Como nos muestra Julia con su historia, la belleza es un aspecto importante de la existencia humana y podemos encontrarla en todas partes, lo único que hace falta es una mirada que la pueda ver. Y esa es la mirada que nos regala y se regala Julia.

Nuevas perspectivas en la vida

Estoy segura que, llegados a este punto, más de uno podría pensar: “¿cómo se vive ese instante en el que te despiertas y te das cuenta de la realidad de lo que te está pasando? A veces tenemos la tentación de fijarnos sólo en lo negativo de la vida, pensando que lo positivo, lo “más bello”, es un privilegio.

Julia nos demuestra que a pesar de las circunstancias es posible vivir en la belleza. La vida de Julia es como una obra de arte. Con esta premisa, nuestra apreciación de la realidad se abre y se esponja. Empezamos a agradecer por todo lo bello que hay a nuestro alrededor. Nuestra mente y nuestros ojos comienzan a hacer memoria y a entregarnos aquellos recuerdos y aquellas realidades que llenan nuestra alma y enaltecen lo mejor de nuestra naturaleza humana.

Pocos meses después de perder su mano derecha, Julia relataba con gran entusiasmo las actividades que ya había conseguido realizar con la mano izquierda y mostraba un bosquejo que ella misma había hecho de su mano que rezaba: “dentro del horror... la belleza de lo imperfecto me sigue pareciendo un misterio”.

El amor de su marido, clave en la recuperación

Popularmente se dice que el amor lo cambia todo y ¡es verdad! Julia y su marido irradian una preciosa historia de amor. Ella afirma que el amor de su marido fue clave en su proceso de recuperación en terapia intensiva en coma profundo “sus horas infinitas leyéndome, poniéndome música, haciéndome oír los audios de mis seres queridos, contándome sus vivencias diarias, confesándome al oído sus mayores miedos. Aún sin la certeza de si despertaría algún día…”

“El otro día pensé que probablemente en unos años cuando mire hacia atrás, este quizá sea el tiempo más feliz de mi vida. Y ustedes pensarán: ¡pero si casi se muere y le amputaron los dedos! Y sí, en ese tienen razón pero aún así creo firmemente que este tiempo que hemos pasado las 24 horas al día juntos serán el mejor recuerdo que tenga en mi vejez”.

Haciendo frente a su voz interior

Y después de un mes y tres días Julia volvió a pintar. “A veces me sucede lo que ocurría a Vicent Van Gogh, escucho una voz en mi interior que me dice: no puedes pintar. Entonces me levanto, me seco las lágrimas, lleno un vaso de agua y abro mis acuarelas... y entonces esa voz en mi interior se queda muda.”

Julia volvió a retomar su pasión y descubrió que era posible pintar con la mano izquierda. La belleza de sus nuevas acuarelas nos habla de don, de gracia, de amor, de bien. No transmiten una falsa ilusión o consuelo: emanan una nueva vida en plenitud y de verdad, de ahí esa atracción, esa fascinación que remueve al espectador y le pone en camino. Pues, ante la belleza, el corazón del hombre se despierta y comienza a palpitar con los latidos de la pasión, del goce y la alegría del disfrute.

Ahora nos corresponde también a nosotros lanzarnos a vivir una vida verdaderamente bella y ordenada a la eternidad. No hay misión más grande que se pueda emprender. Aunque esto suponga, en palabras de Julia, “caerse, levantarse y volver a hacerlo una y otra vez porque de eso se trata el estar vivo”.

Julia sigue en su lucha personal y llena de esperanza. Acaba de publicar este post en instagram:

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