El profesor de la Universidad de Harvard, Tarun Khanna, piensa que la crisis del Covid-19 nos ha devuelto a una idea fundamental: “debemos tener humildad”
En el ámbito psicológico se habla de inteligencia contextual para referirse a aquélla que nos ayuda a evaluar la situación cambiante y sacar conclusiones de valor. Tiene tres elementos: la experiencia, la valoración del presente y prever qué puede deparar el futuro.
En la era de la posverdad, es cada vez más importante tener una estimación crítica del contexto en el que vivimos. A muchos les ha seducido la idea de que la tecnología y la ciencia todo lo pueden y que el ser humano es un “superhombre” al margen de Dios. Lo que sí es cierto es que todos vamos a morir en algún momento, más tarde o más temprano, aunque el posthumanismo esté intentando lo contrario.
El superhombre al margen de Dios
Es evidente que la tecnología y la ciencia bien usadas contribuyen a una vida mejor. Pero la sociedad ha convertido la ciencia en “un dios que todo lo puede.” Pero ni tecnología ni ciencia pueden asegurarnos qué va a pasar mañana.
La pandemia nos ha recordado que somos frágiles, la vida es efímera y no podemos controlarlo todo. En definitiva, la sociedad debe retornar a la humildad y al abandono en Dios. Así lo expresa San Josemaría Escrivá: “la oración es la humildad del hombre que reconoce su profunda miseria y la grandeza de Dios, a quien se dirige y adora, de manera que todo lo espera de Él y nada de sí mismo (259 Surco).
El profesor de la Universidad de Harvard, Tarun Khanna, piensa que la crisis del Covid-19 nos ha devuelto a una idea fundamental: “debemos tener humildad, reconocer que somos seres limitados y abandonar la idea de que la ciencia lo puede todo.”
Khanna revela que la inteligencia contextual también tiene que ver con “la habilidad para entender los límites de nuestro conocimiento y adaptarlo a un ambiente diferente.”
Este tipo de inteligencia resulta interesante para cualquier empresa, pero es realmente muy requerido por las internacionales, porque es necesario que el directivo sepa aplicar el proyecto de la empresa a la cultura e idiosincrasia de cada país.
Fiarse de Dios
En el Evangelio se pone de manifiesto, en muchas ocasiones, el fruto de la humildad y de depositar la confiaza en Dios. Es la fe de San Pedro al echar las redes donde dice el Señor, aunque hayan estado bregando toda la noche. La confianza de Abraham cuando el Señor le pide que sacrifique a su único hijo.
¿Cómo se vive la incertidumbre sin creer en Dios? Sin humildad y sin el abandono en Dios sólo conseguimos cansarnos, desmoralizarnos, desesperarnos… Al abandonarse en Cristo y aceptar sus planes se vive en paz. Para esto hace falta, sin duda, la humildad.
“Señor, Dios mío, en tus manos abandono lo pasado, lo presente y lo futuro, lo pequeño y lo grande, lo poco y lo mucho, lo temporal y lo eterno”
Hay personas que toleran muy bien la incertidumbre. Es más difícil que sufran o se angustien. Para la persona humilde es fácil vivir con actitud de servicio. No necesita reconocimientos porque es consciente de que los talentos son méritos del Salvador.
¿Eres un líder humilde?
Los especialistas en coaching (o mentor) afirman que, sin duda, para ser un líder de nivel 5 es necesaria la humildad. Algunas de las características del líder humilde son las siguientes:
- No dudan en buscar la opinión de sus colaboradores. La humildad lleva a admitir que eres vulnerable y necesitas las aportaciones de los demás.
- Se conocen a sí mismos. Los líderes humildes saben quiénes son y reconocen dónde hay margen de mejora.
- Son genuinos. Conocen la importancia de ser auténticos. Son la misma persona en privado, en público y en la vida personal, en cada situación y con todo tipo de personas.
- Invitan a la confianza. Saben que la confianza se gana, hay que darla a los demás y desarrollarla. Esto es la base de un gran liderazgo.
- Tratan a los demás con respeto. Los líderes humildes son coherentes y disciplinados en su trato con los demás. Tratan a todos con respeto, independientemente de su puesto, función o título.
- Entienden sus limitaciones pero no lo ven como signo de debilidad. Buscan personas que se complementen entre sí.
- Definen el estilo. Los líderes humildes predican con el ejemplo. Su liderazgo no se expresa como la autoridad de “porque soy el jefe”. Su autoridad viene de la confianza que han ganado.
- Lideran desde el interior: siempre hay espacio para ser una mejor persona y líder. Si se cultiva la humildad como una virtud o habilidad, serás fuerte cuando seas débil y valiente cuando tengas miedo.
- Comparten sus recursos, tengan poco o mucho.
- Se ponen al servicio de los demás. Desvían la atención de sí mismos y se enfocan en las contribuciones y necesidades de quienes los rodean.
- Tienen una gran fuerza interior. Los mejores líderes son humildes por fuera y confiados por dentro.
- Les gusta tender puentes y no descuidan a los demás.
- Ignoran los rumores y terminan con ellos, pues son lo suficientemente inteligentes como para saber que siempre hay otro lado de la historia.
- Celebran en público el éxito de los demás.
- Son condescendientes pues saben que nadie está siempre en su mejor momento.
- Saben que en los asuntos no hay sólo blancos y negros, hay una amplia gama de grises.
- Son empáticos y a menudo priorizan a las personas sobre las ideas, son capaces de recibir críticas constructivas.
- Rinden cuentas porque son responsables de lo que hacen.
- Reconocen sus propios errores, ya que saben que nadie es perfecto. Todos cometemos errores de vez en cuando, y cuando reconoce sus errores muestra su humanidad y conecta de modo más profundo con los colaboradores.
Los líderes humildes son confiables y obtienen más rentabilidad
¿Es sólo una percepción o un hecho comprobado? Diferentes estudios demuestran que la humildad de los directivos construye mejores empresas y obtienen mejores rendimientos. Un estudio realizado sobre 105 empresas informáticas revela que la humildad en los CEO conduce a equipos de liderazgo de mayor rendimiento, mayor colaboración y cooperación y flexibilidad en el desarrollo de estrategias.
“La humildad es una virtud que se fortalece con la práctica”
La humildad está más estrechamente asociada con un conjunto de cualidades altamente positivas que incluyen sinceridad, modestia, justicia, veracidad, sencillez y autenticidad. Y no hay nada en la humildad que la haga incompatible con la fuerza y el coraje. En situaciones de crisis como la actual, la experiencia pierde valor si no hay humanidad.
Un líder humilde sabe que, si tiene actitud de servicio, sus colaboradores también la tendrán con sus equipos, si lideran con un corazón humilde, aquellos a quienes dirigen serán humildes.
Los empleados valoran una compañía con líderes humildes. La retención de empleados puede tener un impacto significativo en los resultados: para una empresa de 50 empleados, una mejora del 15% en la retención de empleados puede traducirse en casi 400.000 $ (331.020 €) en beneficios interanuales.
