Promover la salud integral de los sacerdotes en México. Desafío pastorales frente a la COVID-19: 15.000 sacerdotes comprometidos con el reto
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La Iglesia en México ha enfrentado, de manera heroica en muchos casos, la crisis sanitaria, económica y espiritual por la que atraviesa el país. Sin ningún tipo de ayuda por parte del Gobierno, con reducción, cuando no cancelación, de aforos y con exiguo equipamiento sanitario, no se arredra.
A partir del viernes 26 de febrero puso en marcha una jornada nacional para enfrentar desafíos pastorales ante los retos que plantea la pandemia de la Covid-19. Organizada por la Dimensión Episcopal del Clero de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la iniciativa tiene un carácter permanente, hasta el fin de la pandemia.
Bajo el lema “Sacerdotes comprometidos con los actuales retos y desafíos pastorales frente a la Covid-19”, la CEM ha pedido la participación de los aproximadamente 15.000 sacerdotes mexicanos de las 91 diócesis que tiene el país para responder a la contingencia pastoral de manera integral.
Responsabilidad frente al Pueblo de Dios
El principal objetivo es ver hacia dentro, es decir, promover la salud integral de los sacerdotes para que puedan desempeñar su ministerio comprometidos “con el auxilio del Pueblo de Dios en medio de una prolongada pandemia que ha revelado profundas carencias de la sociedad”.
Se trata de “incentivar y reactivar el cuidado de la salud integral sacerdotal (física, emocional y esencialmente espiritual) y del ejercicio de su ministerio pastoral en la responsabilidad que se tiene frente al Pueblo de Dios, quienes tienen el derecho y necesidad de tener pastores bien formados, maduros y saludables”.
La pandemia, dice el subsidio con el que se lanza la Jornada, ha dejado al descubierto la vulnerabilidad humana del sacerdote y su quehacer pastoral; sin embargo, cuidando al sacerdote cuidamos a nuestras comunidades. “Un sacerdote responsable y provisorio, es firme esperanza y luz para la Iglesia”.
Sacerdotes saludables, sacerdotes para el futuro
En principio, la CEM planea una campaña de prevención de la salud sacerdotal tanto en lo físico, como en lo emocional y espiritual llamada: “Sacerdotes saludables, sacerdotes para el futuro”, uniendo la Obra de Clérigos en Ayuda Solidaria con instituciones especializadas para ofrecer asistencia a los sacerdotes.
En segunda instancia la CEM llevará a cabo un programa de “corresponsabilidad pastoral” mediante dos campañas alternas: la “Campaña sacerdotal de Protocolo de Prevención y atención Covid-19 en comunidades” y la “Campaña del sacerdote buen samaritano”.
La primera campaña ofrecerá subsidios para “animar y orientar a los presbiterios a crear iniciativas que se traduzcan en acciones concretas que respondan a sus realidades locales, concientizando a las comunidades de atender los protocolos de salud pública frente a este proceso de la pandemia”.
La segunda de las campañas sugeridas por la CEM, convoca a los sacerdotes a conjuntar “creativamente esfuerzos para un acompañamiento cercano y oportuno, como buen samaritano ante su peculiar comunidad”.
Una Jornada necesaria
La Jornada concluirá el 1 de noviembre, Festividad de Todos los Santos, esperando que, para entonces, la pandemia haya dejado de golpear tan duramente al pueblo de México, que al inicio de la Jornada acumulaba más de 180.000 víctimas del coronavirus, entre ellas cerca de 200 sacerdotes religiosas y diáconos.