Deja en herencia a tus hijos… que sepan cómo volver a los brazos del Padre¿Qué cosas me encantaría dejar en herencia a mis hijos? Se nota que he llegado a los 45 inviernos, porque la idea de hacer testamento llama a mi puerta cada vez con mayor frecuencia e ímpetu. Aunque, no nos vamos a engañar, siendo como somos una familia muy grande, no vamos a dejarle la vida resuelta (económicamente hablando) a ninguno de ellos en ese papel que firma un notario.
Sin embargo, otro testamento, otra herencia, que sí puedo, quiero y debo dejarles en propiedad, es que tengan el firme propósito de llevar siempre una entrada en el bolsillo del alma. Una entrada por la cual merece la pena sacrificar toda esta vida y que, además, nos asegura vivirla en su mejor versión. Me refiero a llevar siempre encima la entrada que les permita entrar en el perímetro del Cielo.
Sí, ese ha de ser mi gran legado. Es lo más, o, mejor dicho, lo único importante: que mis hijos asuman que nada tiene importancia, nada es insuperable o insalvable mientras lleven la entrada del Cielo en el bolsillo que toda alma trae incorporada.
Es previsible que perdamos esa entrada en innumerables ocasiones a lo largo de la vida. Pero he de deciros, a mis hijos y a todos los que me leáis, que “no pasa nada”. Podemos recuperarla las veces que hagan falta. Sólo tenemos que volver a pedirla en la ventanilla adecuada. Es una barra libre, no hay un número limitado, podemos recuperarla todas las veces que la perdamos, da igual si son muchas o pocas. Además, esa entrada es gratis y ya está pagada. Hace 2021 años, aproximadamente, alguien la ha dejado pagada para ti.
Efectivamente, un judío llamado Jesús saldó la deuda de nuestra entrada dejando que lo clavasen en una cruz. Ahora, tenemos que conseguir que ese sacrificio haya merecido la pena, que nuestras entradas pagadas no se queden en un cajón por la pereza de ir a buscarlas. Que no pase un día entero sin tener la entrada del Cielo en ese bolsillo que toda alma tiene incorporado.
Confesión COVID
Es verdad que esta pandemia también nos cerró por una temporada la ventanilla que dispensa la entrada, ya que, en la era pre-covid, el sacramento de la confesión se solía celebrar en estancias pequeñas para facilitar la discreción, de tal modo que confesor y penitente estuvieran cerca para poder hablar en voz baja. Como, por ejemplo, en el confesionario. Situación extraordinariamente desfavorable para los tiempos actuales. Pero la pandemia ha agudizado el ingenio de muchas personas en distintos ámbitos y, gracias a Dios, también en éste.
Se ha creado una app que te puede solucionar todas las dificultades que encuentras a causa de la pandemia para acudir al sacramento de la penitencia. Se trata de “Confesor GO”, una herramienta eficaz para encontrar un confesor. Muestra la información de los lugares y los horarios en los que estarán los confesores disponibles para administrar el sacramento de manera segura: en el interior de un templo, en un centro público, o en exteriores, como parques, plazas, etc. La propia aplicación nos anima a que el móvil no sea nuestra única ventana al mundo, y a que, en esa ventana, no falte la oferta de reconciliación con Dios.
A día de hoy, mientras estoy escribiendo este artículo, la aplicación lleva 48644 descargas, cuenta con 302 sacerdotes asociados, y opera en 7 países. Para seguir creciendo y proporcionar más servicios, también organiza encuentros, tanto para laicos como para sacerdotes.
¿Has perdido tu entrada? ¿Estás de vacaciones, o en mitad de la noche…? Ya tienes la solución: “Confesor GO”.
Hijos míos, os puedo asegurar que, en vuestra herencia, no habrá yates, pisos, acciones o chalets. Pero sí os quiero transmitir la necesidad de que llevéis esta entrada en el bolsillo. Como decís vosotros: “Ni tan mal”.
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