Es un niño que hace poco que hizo la Comunión. Asistía a Misa en la Catedral en silla de ruedas. Falleció y el arzobispo le hace una petición. Algo debe hacer desde el cieloFalleció Beltrán. Un niño de la parroquia de Santa Teresa de Jesús en Toledo (España), del Colegio de Infantes, de los seises… Un niño que hace poco hizo su primera comunión. El arzobispo de Toledo, lo cuenta en una bellísima carta. Leo textualmente lo que dice monseñor Francisco Cerro: “Para mí Beltrán era y es muy importante. Le veía casi todos los domingos en la catedral. Últimamente en la silla de ruedas. Allí estaba siempre y estará para todos con la sencillez e ingenuidad que tienen los niños capaces de robar el corazón a Cristo.
En su carta, el arzobispo va contando anécdotas y detalles. Cuando le llamó para su cumpleaños o cuando habló con él en Navidad: sobre los Reyes Magos, que existen de verdad.
En su texto una petición a Beltrán: “Beltrán, sin ti seremos un poco más pobres en la tierra y un poco más ricos en el Cielo. Cuando puedas escríbenos desde el Cielo. No digas que no tienes tiempo. Háblale a Jesús de tus padres, de tus hermanos, de nosotros, tus amigos, de lo bien que cantan los seises, del frío de la catedral… Y del Corpus Christi de Toledo”.
Cambiar la mirada
Beltrán es un nuevo ejemplo de cómo Dios se presenta en nuestras vidas. Estoy seguro que muchos de sus familiares y amigos se lo han preguntado muchas veces: ¿Por qué Señor? ¿Por qué llevarte a Beltrán? Y la respuesta no la encontramos. Sólo nos queda la que Dios le da al Santo Job: Dios está. En los más pequeños, en los aparentemente débiles, en un pequeño niño en silla de ruedas en la Catedral de Toledo. Un niño que acababa de hacer la comunión. Un niño de los seises que enternece el corazón del arzobispo de Toledo y que nos vuelve a demostrar que en la fragilidad está la fortaleza. Solo que debemos de cambiar la mirada.