“Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”.
Hombres y mujeres somos diferentes tanto en la vida personal y social, como en el trabajo.
Quizá te ha pasado que, cuando necesitas comprender de manera “redonda” un tema en el trabajo, sueles pedir opinión a compañeras. Sin embargo, tiendes a buscar la opinión de compañeros cuando se trata de adoptar una decisión rápida. Esto nos lleva a preguntarnos si acaso hombres y mujeres se comportan de igual modo en el trabajo o si son igual de productivos.
Cerebro masculino y cerebro femenino
Varios factores neurobiológicos intervienen en la forma de pensar de unos y otras. El funcionamiento del cerebro de los hombres es más asimétrico que el de las mujeres. Las hormonas de unos y otras también intervienen en el funcionamiento cerebral. Todo ello hace que la forma de funcionar de nuestros cerebros se diferencie por sexos.
Las mujeres disponen de una mayor fluidez verbal, habilidad para la escritura, mayor velocidad de percepción, habilidad para los cálculos aritméticos, mejor precisión en las tareas manuales (cirugía), son multitarea, tienen mayor empatía emocional (contagio emocional) y memoria facial.
Por su parte, los hombres realizan mejor análisis de las percepciones espaciales, del razonamiento matemático, habilidades mecánicas (bricolaje), mayor concentración y no son multitarea. El hombre cuenta con más empatía cognitiva, más orientada a una solución.
Según el informe “La personalidad del trabajador contemporáneo”, elaborado por Grupo Actual y Randstad, el hombre es más territorial, busca más el éxito profesional y ostentar cargos de poder que la mujer, ya que es dado al control. Ellos ofrecen enfoques más estructurados y globales.
Se manifiestan menos expresivos, con mayor tendencia a la contención emocional. Demuestran un mayor interés por el pensamiento teórico en ámbitos laborales.
La mejor versión laboral de cada uno
Esto es en líneas generales, porque puede darse que un hombre sea un magnífico cirujano y que una mujer tenga mejor percepción espacial que un hombre. Y nada de esto tiene que ver con ser más o menos inteligentes. Lo importante es que cada persona llega a su mejor versión laboral cuando sus talentos dan frutos.
Ambos son coincidentes en el valor que dan a las relaciones personales en el ámbito de trabajo, al trabajo en equipo o la cercanía física con los compañeros. Tienen la misma inquietud por las relaciones personales en el trabajo, por la necesidad de pertenencia a grupos o por la necesidad de relaciones cercanas con los compañeros.
Hombre + mujer = crece la productividad
Algunos estudios indican que las empresas que disponen de la visión femenina tienen mejor conocimiento de los consumidores. No perdamos de vista que son ellas las que más compran y usan los artículos del hogar. En los países desarrollados, entre el 70% y el 85% de las compras diarias son realizadas por mujeres, deciden sobre el 68% de las compras de automóviles, el 93% de las compras agroalimentarias y el 92% de las vacaciones y actividades recreativas.
“Si mujeres y hombres trabajan juntos en la toma de decisiones, la empresa es más fuerte, competitiva, innovadora y productiva”.
Esencial contra con visiones diferentes
Los gurús mundiales de consultoría empresarial afirman que las diferentes visiones tienen un papel muy importante para resolver cuestiones difíciles de forma rápida e innovar. Sobre todo, en un entorno con cambios muy rápidos como los que vivimos.
Más rendimiento cuando hay mujeres
Las empresas con al menos una mujer en el consejo de administración superaron en rendimiento en un 26% a aquellos consejos que no tenían mujeres. Un informe de Ranstad concluye que “las empresas con diversidad son 1,7 veces más propensas a ser líderes de mercado; tienen un flujo de caja 2,3 veces mayor por empleado; están 1,8 veces más preparadas para el cambio; son 3,8 veces más talentosas en el desarrollo de sus personas; 3,6 veces más efectivas en la resolución de dificultades de desempeño del personal y 2,9 veces más capaces en la identificación y desarrollo de sus líderes”.
No se trata de una lucha de sexos. Lo relevante es asegurarse de que las mujeres y los hombres estén trabajando juntos en la toma de decisiones, ya que nos hace más fuertes y competitivos.
La visión de la antropología cristiana
“La diferencia entre mujer y hombre no es para competir o para subordinarse, sino para la comunión y la generación, siempre a imagen y semejanza de Dios”, señala el Papa Francisco. ”La experiencia enseña que para conocerse bien y crecer armoniosamente el ser humano necesita de reciprocidad entre el hombre y la mujer…La eliminación de la diferencia, de hecho, es el problema, no la solución. Para resolver sus problemas de relación, el hombre y la mujer deberían, en cambio, hablarse más, escucharse más, conocerse mejor, quererse más. Deben tratarse con respeto y cooperar con amistad”.
Así, Helen M. Alvaré, consultora del Consejo Pontifico para los Laicos, lo explica. Los cristianos defendemos una noción de complementariedad cuando afirmamos que el varón y la mujer juntos son imagen de Dios. Los seres humanos somos una comunidad que refleja la identidad trinitaria de Dios. La familia es la escuela de amor que prepara a la persona humana para amar y servir al “prójimo” que él o ella encuentra en el mundo.
Elementos para integrar y promocionar a la mujer en términos de igualdad
- La igualdad de oportunidades es fundamental para la gestión del conocimiento, la gestión empresarial y la responsabilidad social de las compañías. Aquí apuntamos algunas medidas dirigidas al funcionamiento del buen gobierno de la compañía en términos de igualdad.
- Compromiso de la organización. La igualdad de derechos se tiene que explicitar a nivel interno, hacia el conjunto del personal de la empresa, y a nivel externo de cara a los clientes, otras empresas, en foros públicos, etc.
- Plan de igualdad. Evaluar las medidas de manera participativa y metódica y diseñar medidas antidiscriminatorias.
- Formación al personal. Dar formación en igualdad de oportunidades a toda la plantilla.
- Reclutamiento y selección. No discriminar en estos procesos y estudiar qué perfil puede enriquecer mejor al equipo. Implementar procesos de selección ciegos (sin identificar nombre).
- Formación. Facilitar acciones formativas que fomenten su crecimiento profesional y establecer horarios conciliadores.
- Involucrar a los hombres. Cuanto más los hombres lo apoyen públicamente, más progresa la empresa.
- Destacar a las líderes senior. Que sean modelo de roles visibles para el resto de las empleadas.
- Planes de promoción profesional. Buscar indicadores que aseguren la igualdad de las personas en su crecimiento personal. Identificar las barreras que impiden que las mujeres se presenten a procesos de promoción.
- Programa de conciliación laboral y familiar. Debe ser consultado con la plantilla para que sea más efectivo. Favorecer la flexibilidad horaria e incorporar el teletrabajo.
- Rediseñar el sistema de retribución. Tener en cuenta el salario, horas extras, incentivos, etc. Establecer medidas para que no exista brecha salarial entre cargos de igual responsabilidad.
- Política de comunicación no sexista. Diseñar planes de comunicación interna y externa.
- Política de prevención. Concretar protocolos de prevención y denuncia del acoso sexual.
Te puede interesar:
Estos valores pueden cambiar muchas cosas en la empresa
Te puede interesar:
El volver a empezar del empresario frente al coronavirus
Te puede interesar:
La mujer que lucha contra la falsificación de medicinas en África
Hoy celebramos a...