En esta catequesis el Papa se detuvo sobre la oración por la unidad de los cristianos (18 al 25 de enero)
“Rezar significa luchar por la unidad. Sí, luchar, porque nuestro enemigo, el diablo, como dice la palabra misma, es el divisor”. El papa Francisco dedicó la catequesis de este miércoles, 20 de enero de 2021, al tema de la “oración por la unidad de los cristianos”.
De hecho, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa recordó que esta semana que va del 18 al 25 de enero está dedicada la Oración para “invocar de Dios el don de la unidad para superar el escándalo de las divisiones entre los creyentes en Jesús”.
Rezar por la Unidad, fruto del Espíritu Santo, instó. Jesús pidió por la unidad. De forma opuesta, explicó el Papa, “para alimentar la conflictualidad se usa el chismorreo, siempre hablando de los demás.
El chisme es el arma más usada por el diablo para dividir la comunidad cristiana, para dividir la familia, para dividir a los amigos, para dividir siempre. El Espíritu Santo nos inspira siempre la unidad”.
La división inicia en el corazón humano
Unidad que es difícil mantenerla incluso en nosotros mismos, explicó el Papa. “Como san Pablo, también nosotros experimentamos un conflicto entre el bien que deseamos realizar y la inclinación al mal, que nos lleva a hacer lo contrario”.
Esto nos hace ver que tantas divisiones que nos rodean —en el seno de las familias, las sociedades, los pueblos, e incluso entre los creyentes— se originan en el interior de cada persona.
Por eso, la solución a las discordias comienza por pedir a Dios la paz, la reconciliación y la unidad en nuestro propio corazón.
El chisme es el arma más usada por el diablo para dividir la comunidad cristiana, para dividir la familia, para dividir a los amigos
El diablo nos tienta con la debilidades de nuestros hermanos
El Pontífice afirmó que el diablo “insinúa la división, en todas partes y de todas las maneras, mientras que el Espíritu Santo hace converger en unidad siempre”.
“El diablo, en general, no nos tienta con la alta teología, sino con las debilidades de nuestros hermanos. Es astuto: engrandece los errores y los defectos de los otros, siembra discordia, provoca la crítica y crea facciones.
El camino de Dios es otro: nos toma como somos, diferentes, pecadores, y siempre nos impulsa a la unidad.
El diablo, es astuto y nos quiere dividir: agranda los errores y los defectos de los demás, siembra discordia, provoca críticas y crea facciones
La conflictualidad
Podemos hacer una verificación sobre nosotros mismos y preguntarnos si, en los lugares en los que vivimos, alimentamos la conflictualidad o luchamos por hacer crecer la unidad con los instrumentos que Dios nos ha dado: la oración y el amor”, afirmó el Papa.
“¿Yo rezo por la unidad?”
El Papa dijo que en este tiempo de graves necesidades es todavía más necesaria la oración para que la unidad prevalezca sobre los conflictos.
“Es urgente dejar de lado los particularismos para favorecer el bien común, y por eso nuestro buen ejemplo es fundamental: es esencial que los cristianos prosigan el camino hacia la unidad plena, visible”.
En los últimos decenios, gracias a Dios, se han dado muchos pasos adelante, pero es necesario perseverar en el amor y en la oración, sin desconfianza y sin cansarse. Es un recorrido que el Espíritu Santo ha suscitado y sobre el cual ya no volveremos atrás”.
La unidad es un don
Durante estos días, el Papa invitó a los fieles pedir al Señor el don de la unidad para poder superar las divisiones. “Él mismo, antes de la Pasión, rogó al Padre por nosotros, para que seamos uno y el mundo crea”.
En este tiempo de crisis- afirmó- la oración es aún más necesaria, para que la unidad prevalezca sobre los conflictos. Rezar es luchar por la unidad”.
“Es urgente dejar de lado los particularismos para favorecer el bien común, es fundamental: los cristianos prosigan el camino hacia la unidad”.
Rezar con los hermanos
El tema de esta Semana de oración se refiere precisamente al amor: “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia”, (cfr Jn 15,5-9)”.
Así, el Papa afirmó que la raíz de la comunión es el amor de Cristo, que nos hace superar los prejuicios para ver en el otro a un hermano y a una hermana al que amar siempre”.
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Entonces, explicó, descubrimos que los cristianos de otras confesiones, con sus tradiciones, con su historia, son dones de Dios, son dones presentes en los territorios de nuestras comunidades diocesanas y parroquiales.
Empecemos a rezar por ellos y, cuando sea posible, con ellos. Así aprenderemos a amarlos y a apreciarlos”.
Al final, el Papa exhortó a los fieles: “La oración, recuerda el Concilio, es el alma de todo el movimiento ecuménico (cfr Unitatis redintegratio, 8). Que este sea el punto de partida para ayudar a Jesús a cumplir su sueño: que todos sean uno. ¡Gracias!”.