Mensaje del Papa Francisco para la celebración de la 29.a Jornada Mundial del Enfermo, que tendrá lugar el 11 de febrero de 2021“Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos (Mt 23,8). La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo”, es el titulo que el Papa Francisco ha escogido para la celebración de la 29.a Jornada Mundial del Enfermo, que tendrá lugar el 11 de febrero de 2021, memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes.
El mensaje del Papa llega en medio de la actual crisis mundial del coronavirus. “Queridos hermanos y hermanas: El mandamiento del amor, que Jesús dejó a sus discípulos, también encuentra una realización concreta en la relación con los enfermos”, escribe el Papa.
La pandemia actual ha sacado a la luz numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios y carencias en la atención de las personas enfermas.
Nadie sea abandonado
“Una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor fraterno. Caminemos hacia esta meta, procurando que nadie se quede solo, que nadie se sienta excluido ni abandonado”.
De hecho, este año – afirmó- se vive un “momento propicio para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, tanto en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades”.
El pensamiento del Papa en particular está dirigido “en quienes sufren en todo el mundo los efectos de la pandemia del coronavirus. A todos, especialmente a los más pobres y marginados, les expreso mi cercanía espiritual, al mismo tiempo que les aseguro la solicitud y el afecto de la Iglesia”.
Los ancianos, los más débiles y vulnerables no siempre tienen garantizado el acceso a los tratamientos, y no siempre es de manera equitativa.
Oración a Lourdes
Así, el Papa ha encomendado a los enfermos a la Virgen María: “Madre de misericordia y Salud de los enfermos”.
Francisco reza por “todas las personas enfermas, los agentes sanitarios y quienes se prodigan al lado de los que sufren. Que Ella, desde la Gruta de Lourdes y desde los innumerables santuarios que se le han dedicado en todo el mundo, sostenga nuestra fe y nuestra esperanza, y nos ayude a cuidarnos unos a otros con amor fraterno. A todos y cada uno les imparto de corazón mi bendición”.
La pandemia ha puesto de relieve la generosidad de agentes sanitarios, voluntarios, trabajadores, sacerdotes, religiosas que, con abnegación, sentido de responsabilidad y amor al prójimo han ayudado a tantos enfermos y a sus familiares
Malas decisiones políticas
En esta pandemia – dice el Papa – hay enfermos ignorados, excluidos, víctimas de injusticias. Al mismo tiempo, denuncia, “numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios y carencias en la atención de las personas enfermas”. En especial lamenta la falta de acceso a tratamientos por parte de ancianos, pobres y personas vulnerables.
“Esto depende de las decisiones políticas, del modo de administrar los recursos y del compromiso de quienes ocupan cargos de responsabilidad. Invertir recursos en el cuidado y la atención a las personas enfermas es una prioridad vinculada a un principio: la salud es un bien común primario”.
A continuación, 3 puntos claves del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de los Enfermos:
El amor es concreto en la relación con los enfermos:
El Papa recuerda que Jesús critica la hipocresía de quienes dicen, pero no hacen (cf. Mt 23,1-12). “Cuando la fe se limita a ejercicios verbales estériles, sin involucrarse en la historia y las necesidades del prójimo, la coherencia entre el credo profesado y la vida real se debilita”.
“Jesús – explica el Papa – nos muestra un modelo de comportamiento totalmente opuesto a la hipocresía. Propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35”).
La enfermedad y la necesidad innata del otro
En su mensaje, Francisco sostiene que la “experiencia de la enfermedad hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad”. Afirma, “cuando estamos enfermos, la incertidumbre” se apodera de la “mente y del corazón”. Así, considera la fe en Dios “una nueva dirección para la existencia”, pues, “nuestros mismos amigos y familiares no siempre pueden ayudarnos en esta búsqueda trabajosa”.
A este respecto, invita a mirar a “la figura bíblica de Job”. “Su mujer y sus amigos no son capaces de acompañarlo en su desventura”. Hasta que Dios “le confirma que su sufrimiento no es una condena o un castigo”. Y brota la declaración del Señor: «Te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos» (42,5).
Cercanía y servicio
La pandemia actual ha sacado a la luz numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios. Por ello, el Papa remarca la necesidad de la cercanía, de hecho, considera, “es un bálsamo” que brinda consuelo a quien sufre en la enfermedad. “Como cristianos, vivimos la projimidad como expresión del amor de Jesucristo, el buen Samaritano, que con compasión se ha hecho cercano a todo ser humano, herido por el pecado”.
Además, indica, “vivimos esta cercanía, no sólo de manera personal, sino también de forma comunitaria”. A este respecto, recuerda, “la importancia de la solidaridad fraterna:«Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo».
En este compromiso, señala, “cada uno es capaz de «dejar de lado sus afanes”. El servicio siempre mira el rostro del hermano. Por eso, afirma, “nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas»”.
“Para que haya una buena terapia, es decisivo el aspecto relacional, mediante el que se puede adoptar un enfoque holístico hacia la persona enferma”, describe el Papa.