separateurCreated with Sketch.

Papa Francisco: “Dios nos pide ser pueblo de Dios, no élite de Dios”

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 01/12/20
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

“No hay justicia social que pueda cimentarse en la inequidad, que supone la concentración de la riqueza”, advierte el PontíficeEl papa Francisco habló contra de la desigualdad y la concentración de la riqueza, aseguró que el derecho a la propiedad es un derecho natural secundario, pues primero está la justicia social. 

El derecho de propiedad es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos, nacido del destino universal de los bienes creados. No hay justicia social que pueda cimentarse en la inequidad, que supone la concentración de la riqueza”, expresó Francisco. 

Lo dijo en un mensaje en vídeo con motivo de la Conferencia Internacional de Jueces miembros de los Comités de Derechos Sociales de África y América que tiene lugar del 30 de noviembre al 1 de diciembre. 

Construir la justicia social

“Desde el Evangelio, lo que a nosotros creyentes Dios nos pide es ser pueblo de Dios, no elite de Dios. Porque los que van por el camino de la “elite de Dios”, terminan en los tan consabidos clericalismos elitistas que, por ahí, trabajan para el pueblo, pero nada con el pueblo, sin sentirse pueblo”.

Francisco en su alocución en video invitó a actuar con determinación desde la justicia social  “contra quienes niegan los derechos sociales y laborales”. 

Luchando contra esa cultura que lleva a usar a los demás, a esclavizar a los demás, y termina en quitar la dignidad de los demás. No olviden que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia. Justos los que hacen justicia”.

Se trató del primer encuentro virtual organizado por el comité que reúne a jueces y juezas de los continentes africano y americano por los derechos sociales y la Doctrina Franciscana. 

El tema del evento: “La construcción de la justicia social: Hacia la plena aplicación de los derechos fundamentales de las personas en condiciones de vulnerabilidad”.

En un momento tan crítico para toda la humanidad, el Papa señaló algunas bases sobre las que se debería sostener la construcción de una “nueva justicia social”: 

¿Riqueza para unos pocos?

La primera – afirmó – tiene que ver con la dimensión de la realidad y no desconectarse de ella. 

Francisco sostuvo que hoy “una pequeña parte de la humanidad vive en la opulencia, mientras que a una cantidad cada vez más numerosa le es desconocida dignidad y son ignorados o violados sus derechos más elementales”. 

La segunda – explicó – nos remite a las formas en que se gesta la justicia. 

“Pienso en una obra colectiva, en una obra de conjunto, en donde todos y todas las personas […] desafían la utopía y asumen que, así como el bien y el amor, lo justo es una tarea que ha de conquistarse todos los días, porque el desbalance es una tentación de cada minuto”. 

El Papa alentó a perseguir la justicia social cada día como una conquista. “Es necesario hacerlo con una actitud de compromiso, siguiendo la senda del buen Samaritano”. 

No desentenderse de los demás y de los débiles 

El Papa lamentó que existe “la tentación” de desentenderse de los demás y de los más débiles. “Tenemos que asumir que nos hemos acostumbrado a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente”. 

“El compromiso incondicional es hacernos cargo del dolor del otro y no resbalar hacia una cultura de la indiferencia. Ese tan cotidiano de mirar para otra parte. No puedo dejar de mencionar, como parte fundamental de esta construcción de la justicia social, la idea de la historia como eje conductor”. 

La historia de quienes han dado la vida por la justicia 

“Y esta es la cuarta y obligada reflexión para los que pretendan erigir una nueva justicia social para nuestro planeta, sediento de dignidad: sumar al planteo la perspectiva del pasado, es decir, histórica, una reflexión histórica. 

Ahí están las luchas, los triunfos y las derrotas. Allí se encuentra la sangre de quienes dieron su vida por una humanidad plena e integrada. 

En el pasado están todas las raíces de las experiencias, también las de aquella justicia social que hoy queremos repensar, hacer crecer y potenciar. Y es muy difícil poder construir la justicia social sin basarnos en el pueblo”.

Los pueblos 

“O sea, la historia nos lleva al pueblo, los pueblos. Será una tarea mucho más fácil si incorporamos el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, sin pretender ser elite ilustrada, sino pueblo, siendo constantes e incansables en la labor de incluir, integrar y levantar al caído”,  sostuvo el Papa. 

Francisco, sugirió a los jueces y juezas, que, al momento de repensar la idea de la justicia social, lo hagan siendo solidarios y justos. Solidarios al luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda. Techo, tierra y trabajo, las tres “T” que nos ungen dignos”. 

Propiedad privada

Al final, el Papa destacó que “Justos los que hacen justicia. Justos sabiendo que, cuando resolviendo en el derecho, damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, ni la de terceros, sino que les devolvemos lo que es suyo. Hemos perdido muchas veces esta idea de devolver lo que les pertenece”. 

Y dijo a los jueces y juezas: “Construyamos la nueva justicia social asumiendo que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó siempre la función social de cualquiera de sus formas”. 

“Deseo también que todo lo que construyan sobre la justicia social sea más que una mera teoría, sino más bien una nueva y urgente práctica judicial, que coadyuve a que la humanidad pueda, en un futuro bien cercano, integrarse en la plenitud y la paz”, concluyó. 

Poetas de la justicia  

Al inicio del evento, Francisco señaló a los jueces y juezas como poetas. “El poeta necesita contemplar, pensar, entender la música de la realidad y plasmarla con palabras. 

Ustedes en cada decisión, en cada sentencia, están frente a la feliz posibilidad de hacer poesía: una poesía que cure las heridas de los pobres, que integre el planeta, que proteja a la madre tierra y toda su descendencia”. 

“Una poesía que repare, redima, nutra. Juezas y jueces, no renuncien a esta posibilidad. Asuman la gracia de la que son titulares, con decisión y con valentía. Sean conscientes que todo lo que pueden ayudar mediante su rectitud y compromiso es muy importante. 

Y, por favor, recuerden siempre que cuando una justicia es realmente justa, esa justicia hace feliz a los pueblos y dignos a sus habitantes. Ninguna sentencia puede ser justa, ni ninguna ley legítima si lo que producen es más desigualdad, si lo que producen es más pérdida de derechos, indignidad o violencia”. 

Participaron también representantes de Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Jamaica, Marruecos, México, Perú, Uruguay y Venezuela.


Pope Audience
Te puede interesar:
10 claves del Papa Francisco sobre la desigualdad social que emerge de la pandemia 

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.