Bueno, depende del concepto que tengas del poder...
Si quieres cambiar el mundo, ¿una posición de poder es lo más eficaz? Veamos cómo lo hizo Jesús, y qué tipo de poder ejerció.
Hoy se celebra la fiesta en la que el Reino de Dios es el centro. Jesús reina sobre mí, sobre la tierra, en el cielo:
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y así Dios lo será todo para todos.
Un Reino al final del camino en el que Dios será todo en todos. ¿Es eso posible? Para Dios nada hay imposible.
¿Quién manda?
Me pongo en manos de Dios para que reine en mí. ¡Cuánto me cuesta! No quiero que reine Dios, porque quiero reinar yo.
El poder, el bendito poder. La posibilidad de mandar, que otros hagan lo que yo quiero, se adapten a mis planes y me sirvan.
Así es cómo me han inculcado el valor de la palabra reinar. El que reina manda, decide, gobierna, tiene influencia, es respetado, admirado, seguido.
Es así el concepto de poder que me han transmitido por años. Ese reinado es el que imagino cuando pienso en un rey.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.