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¿Quiénes son las víctimas del atentado de Niza?

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Agnès Pinard Legry - Inma Álvarez - publicado el 30/10/20
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Una anciana, una mujer joven inmigrante y el sacristán, padre de dos hijas

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Simone logró escapar de la basílica después de recibir varias puñaladas. Gravemente herida, se refugió en un café, donde lamentablemente sucumbió a sus heridas. Por la noche, el gobierno brasileño confirmó que era una conciudadana de 44 años y madre de tres hijos que vivía en Francia. Según un testigo, citado por BFMTV, ella habría dicho, mientras agonizaba: “Dile a mi familia que la quiero”.

La segunda víctima es otra mujer, esta vez anciana de unos setenta años, y murió dentro de la basílica. Había venido a rezar temprano, antes de ser “brutalmente acuchillada en la garganta, casi decapitada”, según informó France Bleu. Una fuente policial dice que su cuerpo fue descubierto cerca de la pila de agua bendita.

El sacristán, padre de dos hijas

Sacristán de la basílica durante unos cinco años, Vincent Loques también fue degollado. Era un laico empleado por la diócesis, padre de dos hijas. Iba a celebrar su 55 cumpleaños este viernes 30 de octubre. Anteriormente había sido sacristán en la Iglesia de Santa Juana de Arco de Niza.

“Era verdaderamente una figura, un miembro permanente de la parroquia”, dijo a Aleteia el padre Philippe Asso, canónigo y sacerdote residente de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. Vincent era el encargado de abrir la iglesia. Participaba en la preparación de misas y bodas. Los días del funeral, llegaba antes para arreglar las flores, cuentan los feligreses.

Era un “hombre agradable”, según Gil Florini, párroco de Saint-Pierre d’Arène en Niza. “Era nuestro sacristán, lo volví a ver ayer, ya que ayudaba todos los días. Daba comida a los refugiados, tenía buen corazón ”, testifica un feligrés apesadumbrado, a las preguntas de un periodista de France Bleu.

Feligreses con vidas normales, parroquianos activos queridos por sus vecinos: Una vez más, como sucedió con el asesinato del padre Hamel, la iglesia francesa, sin haber tenido parte en ofensa alguna contra el Islam, paga con su sangre la ira de los terroristas.

“Hay una necesidad urgente de combatir esta gangrena que es el terrorismo, de la misma forma que hay una necesidad urgente de concretar una fraternidad en nuestro país”, afirmó el portavoz de la CEF. el padre padre Hugues de Woillemont. “Los cristianos no deben convertirse en símbolo para ser abatidos”.
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