La directora del hogar Valle Feliz (Ecuador) confirma a Aleteia que el primer bebé que llegó a la puerta del proyecto Cuna de Vida está muy bien y a la espera de la adopción Cuando el proyecto “Cuna de Vida” del centro Valle Feliz -iniciativa vinculada a la Congregación de las Hermanas Benedictinas Misioneras Ecuador (primer proyecto dirigido a bebés abandonados de esta congregación en América Latina)- recibió a su primer niño el 29 de junio de 2020 fue una gran alegría.
Más allá del trasfondo, que tiene que ver con una madre y la decisión de separarse de un hijo, lo sucedido también genera esperanza, pues se trata de darle la posibilidad a un recién nacido de tener una familia.
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Pero en aquel entonces, cuando aconteció la noticia, hubo un aspecto llamativo y que ha tenido que ver con el nombre escogido. La propia directora de este centro, Ewa Pilarska, se encargó de contar a Aleteia en aquella oportunidad por qué el nombre elegido para este primer niño que llegó al hogar había sido Juan Pablo.
Según publicó Aleteia en aquel momento, los motivos fueron tres:
En primer lugar, porque se presume que el día de nacido fue el 24 de junio (fiesta de san Juan).
En segundo lugar, porque el día que “sonaron las alarmas” del hogar (el aviso de que alguien había dejado un niño en el “buzón”) fue precisamente el 29 de junio, solemnidad de san Pedro y san Pablo.
Y en tercer lugar, quizás lo más emotivo, el vínculo de esta congregación con Polonia. La propia Ewa es de origen polaco. ¿Y quién es uno de los primeros que viene a la mente a la hora de hablar de Polonia? Sí, él mismo: el papa Juan Pablo II.
Sin dudarlo, estas religiosas decidieron darle el nombre de san Juan Pablo II –gran defensor de la vida- como homenaje a todos estos sucesos que se dieron en pocos días.
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Crece sano y fuerte
Este 22 de octubre, fiesta de San Juan Pablo II, Aleteia se volvió a contactar con la hermana Ewa para conocer cómo está el pequeño que llenó de alegría al hogar.
Entre otras cosas, la religiosa confirmó que Juan Pablo está muy bien, reconoció que crece sano y fuerte, al tiempo de indicar que los próximos pasos, entre los cuales también está previsto el bautismo, tienen que ver con su inscripción en el Registro Civil y la concreción de su adopción.
Por último, la hermana Ewa quiso compartir con Aleteia la alegría de que la casa de acogida haya cumplido 30 años. Y lo hizo a través del envío de este video:
De esta manera, en esta fiesta tan especial, vale la pena volver a la reflexión y el proceder de las monjas benedictinas cuando Juan Pablo llegó. Ellas vieron la mano de Dios detrás de este pequeño y es por eso que enseguida lo pusieron en el altar de su capilla, señal de entrega, comunión y agradecimiento para un suceso que lo único que trasmite es alegría, pues la misión fue cumplida, este niño había sido abandonado y ahora tiene quien lo cuide.
Nota de redacción: Las fotos del pequeño Juan Pablo fueron autorizadas para su publicación. Las imágenes fueron distorsionadas para darle protección
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