El creador de Blade Runner y Prometheus vuelve a reflexionar sobre las preguntas acerca de la vida después de la muerte
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La plataforma HBO acaba de estrenar la serie Raised by Wolves (Criado por lobos), con sus dos primeros capítulos dirigidos por Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Gladiator, El reino de los cielos, Prometheus, The Martian…).
La premisa inicial nos lleva a la colonización de otros planetas por los últimos supervivientes de la Tierra, confrontando dos respuestas al problema de la pervivencia de nuestra especie: éxodo de quienes huyen a bordo de naves donde se les hiberna (consumiendo por el camino más recursos y debiendo tardar más tiempo en su trayecto hacia nuevos mundos habitables) o nave más pequeña y veloz, pilotada por dos androides (con aspecto respectivamente de hombre y de mujer) encargados de gestar de manera artificial en el lugar de destino una serie de embriones que nacerán y crecerán en el nuevo hogar para la futura Humanidad.
Scott ha planteado en muchas de sus películas diversos aspectos imbricados con la religión, la fe la razón de la propia existencia e incluso la creación de vida. Cómo no citar aquí al existencialista replicante Roy Batty de Blade Runner (1982) y su final alegato sobre el valor supremo de la vida o la particular teoría de los creadores de vida que la diseminan por los diversos planetas del universo expuesta en Prometheus (2012).
Pero en Raised by Wolves da un paso más allá al abundar las referencias a aspectos religiosos. Sin hacer spoilers, puede que los espectadores inquietos descubran inspiraciones bíblicas en la naturaleza de algunos personajes, más allá de la evidente lucha entre razón y fe que propugna el maniqueo establecimiento de dos bandos: los androides que crían a los niños procurando instilarles el ateismo y reduciendo todo al respaldo objetivizante y desapasionado de la Ciencia, teniendo enfrente a un “invasor” enemigo que hace profesión de fe en el mitraísmo, secular oponente del cristianismo en época del Imperio Romano y finalmente, como el resto de religiones paganas, proscrito por el emperador Teodosio en el año 391 dC.
Sin embargo en esta serie (ambientada en un futuro no excesivamente remoto) pareciera que la Humanidad habría retomado ese culto a la luz dadora de vida, simbolizado por un sol que los mitráicos portan en el pecho o en medallones, al que dirigen sus oraciones.
No deja de ser curioso que la androide encargada del alumbramiento artificial y la crianza de una reducida colonia de niños, y como hemos dicho, interesada en la transmisión a los mismos de una concepción atea de la vida, se preocupe cuando uno de ellos comienza a hacerse preguntas relacionadas con la trascendencia:
“Cada muerte le acerca a la religión”
Y es que, a pesar de su programación (la veremos expresar inesperadas emociones) incluso ella es capaz de darse cuenta de que el ser humano mantiene un anhelo innato por saber qué hay más allá del momento en que la vida abandona nuestro cuerpo, por preguntarse la razón de que estemos aquí y quién ha sido el arquitecto de todo cuanto nos rodea.
En cualquier caso Raised by Wolves no deja de ser una serie de televisión, no un cuerpo de doctrina, de manera que tampoco debemos concederle demasiada autoridad a los elementos más o menos polémicos con los que los guionistas nos envuelven una “simple” historia de supervivencia, aventuras y confrontación entre opuestos.
Sin embargo intentaremos estar atentos para señalar algunas cuestiones singulares que los siete episodios de esta (de momento) primera temporada ofrecen en relación con aspectos éticos y religiosos, más allá del simple recurso narrativo.
Ficha Técnica
Título: Raised by Wolves
Año: 2020
País: Estados Unidos
Plataforma: HBO
Creador: Aaron Guzikowski
Dirección: Ridley Scott, Aaron Guzikowski y otros
CALIFICACIÓN POR EDADES: No recomendada a menores de 14 años