Nuevo libro-entrevista: ‘Terra Futura. Dialoghi con Papa Francesco sull’ecologia’ (Giunti Editore, 2020). El papa Francisco considera que la Iglesia condena el placer inhumano y vulgar y no el placer de comer que sirve para la salud, así tampoco condena el placer sexual para hacer el amor más hermoso y asegurar la continuación de la especie.
En el libro apenas publicado el martes, en italiano, “Terra Futura. Diálogos con el Papa Francisco sobre ecología – (Giunti Editore, 2020)”, el Papa dijo estar en desacuerdo con quienes creen que la Iglesia “siempre ha mortificado un poco el placer, como si fuera algo a evitar”.
Carlo Petrini, escritor y gastrónomo italiano, fundador de Slow Food, movimiento internacional que promueve el gusto en la gastronomía y promueve la difusión de una nueva filosofía que combina placer y conocimientos en diálogo con el Papa latinoamericano le increpó sobre la visión de la Iglesia respecto al placer.
“Cuando nació Slow Food, su manifiesto se definió, entre otras cosas, como un “movimiento para la protección y el derecho al placer”. Sin embargo, teníamos en mente un placer que no es crápula […] Y sin embargo la Iglesia Católica siempre ha mortificado un poco el placer, como si fuera algo a evitar”, preguntó Petrini.
“No estoy de acuerdo con esto: la Iglesia ha condenado el placer inhumano, crudo y vulgar, pero por el contrario, el placer humano, sobrio y moral siempre lo ha aceptado. El placer viene directamente de Dios, no es ni católico ni cristiano ni nada, es simplemente divino.
El placer de comer sirve para mantenernos sanos comiendo, así como el placer sexual se hace para hacer el amor más hermoso y asegurar la continuación de la especie.
Lo que usted dice se refiere a una moral santurrona, un moralismo que no tiene sentido y que, en todo caso, puede haber sido, en algún momento, una mala interpretación del mensaje cristiano. Por el contrario, el placer de comer así como el placer sexual vienen de Dios”, replicó el Papa.
Bergoglio también desveló a Petrini que el gusto por la buena mesa es algo que se vivía en su familia de origen italiana emigrada a Buenos Aires. Recordó el placer de la combinación culinaria de la tradición piamontesa (de su abuela Rosa) y la argentina y que así se mezclaban cappelletti, empanadas y asado, y sucesivamente la bagna cauda (plato típico del norte de Italia) y mucha polenta. Todo en un clima familiar alrededor de la mesa y las relaciones afectivas.