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Canadá: ¿El cannabis un servicio esencial, e ir a misa no se permite?

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Jaime Septién - publicado el 31/07/20
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A las autoridades de Quebec: “Dejen de ignorar a las comunidades de fe”, exige el cardenal Lacroix

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Haciéndose eco de millones de creyentes de todas las religiones en el mundo, el cardenal de Quebec (Canadá), Gérald Cyprien Lacroix, lanzó un mensaje urgente y duro al final de la Misa en la Basílica de Sainte-Anne-de -Beaupré, en la fiesta de Santa Ana, la patrona de Quebec: “Dejen de ignorar las comunidades de fe”.

Dirigido al Gobierno y a las autoridades de Salud de la provincia de Quebec, el cardenal señaló que hay numerosas comunidades religiosas —cristiana, musulmana, judía y otras— a las que no se les ha tomado en cuenta durante la pandemia y las han mantenido con las puertas y la boca cerradas.

La pandemia, hasta el momento, ha tocado a cerca de 60.000 personas en la provincia de Quebec y ha causado 5.600 muertes. En ese sentido fue el mensaje del cardenal Lacroix: a las comunidades de fe las han mantenido al margen, como si fueran un estorbo para enfrentarla.

“¡Por favor, déjanos respirar! En los últimos cuatro meses hemos demostrado de manera sólida nuestra buena fe y nuestra disposición a colaborar por completo con las autoridades. No abusen de nuestra paciencia y dejen de ignorar nuestra existencia y nuestro sentido de responsabilidad”, exclamó el cardenal Lacroix.

Traicionados e ignorados

Más tarde, le dijo a la revista America que a medida que el Gobierno intenta abrir lentamente la sociedad tras los bloqueos de coronavirus, “millones de creyentes de las diferentes comunidades religiosas en la provincia de Quebec se sienten traicionados, ignorados, por las autoridades”.

“Hay muchos creyentes en la provincia (de Quebec), no sólo aquellos que van a la iglesia, sinagoga o mezquita todas las semanas (…) Incluso a los casinos se les ha otorgado, antes que nosotros, el derecho de alojar a 250 personas en áreas mucho más pequeñas que nuestras iglesias”, subrayó el cardenal canadiense en entrevista con “America”.

En su declaración del día de Santa Ana, el cardenal había señalado que era “increíble, por ejemplo, que a las funerarias se les haya permitido rápidamente ofrecer ritos funerarios en sus salones pequeños” mientras que “se nos impidió celebrar funerales cristianos en nuestras grandes iglesias”.

Como en tantos otros sitios del universo católico, al cardenal Lacroix y a los fieles de Quebec le ha resultado muy difícil aceptar que “mientras que durante la pandemia la venta de alcohol y cannabis se consideraba un servicio esencial, las comunidades de fe, que sin duda consideramos capaces de ofrecer un servicio esencial a la comunidad, fueron prácticamente ignoradas”.

“Fases posteriores”

En Quebec las autoridades establecieron un calendario de fases para la reapertura de actividades. Este calendario consistía en una fase preliminar y seis fases subsiguientes. A los lugares de culto se le hizo llegar el recordatorio que podrían abrir después que pasara la fase seis. Los lugares de culto estaban en el renglón “fases posteriores”, junto a bares y cruceros.

Para el cardenal Lacroix, la cerrazón de las autoridades de Quebec tiene su base “en una falsa concepción de la separación de la Iglesia y el Estado y no entender el lugar de la fe y la espiritualidad en la vida de una sociedad. Piensan que les diremos qué hacer, pero no tenemos intención de hacerlo; nos vemos como socios, trabajando por el bien de toda la población”.

En su entrevista con America dijo: “Solo queremos un diálogo abierto, franco y respetuoso con las autoridades, para que podamos trabajar juntos por el bien de todas las personas, no solo de los fieles”; pero un gobierno tan abiertamente hostil a la Iglesia católica como es el de la provincia de Quebec, difícilmente dará su mano a torcer. Y los templos, junto con los bares y los cruceros, podrán recibir a los fieles en “fases posteriores”.

Los líderes de la Iglesia católica en Quebec, en voz del cardenal Lacroix, están negociando “semana tras semana con las autoridades”, para poder dar servicios integrales a los fieles, pero, remarcó el purpurado canadiense, “están tratando de imponernos restricciones que van más allá de lo razonable”, a pesar de que la Iglesia ha implementado todas las medidas sanitarias que decretaron las propias autoridades.

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