Estados Unidos presenta los peores datos económicos desde la crisis del 29, con una disminución anual del PIB del 32,9 por 100 y Trump propone aplazar las elecciones
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Los últimos movimientos dados por el entorno de consejeros de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, indican que quieren dejar una herencia en esta legislatura, de una nueva y más dura confrontación entre los Estados Unidos y la China de Xi Jinping, siguiendo una línea sin retorno.
Desde luego, con la pandemia actual, las encuestas no favorecen a la reelección de Donald Trump el próximo noviembre y quiere recuperar confianza en la política internacional, y concretamente contra China, la segunda potencia económica del mundo después de Estados Unidos.
Estados Unidos tiene otro frente muy importante como es la caída de su actividad productiva, pues los datos del segundo trimestre de este año 2020 muestra una caída del PIB del 9,5 por trimestral, la peor caída que se conoce en este país, lo que en términos anuales supone una caída del 32.9 por 100. La causa se encuentra en el coronavirus y cómo afecto en la primavera.
Y es más. Según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, el número de estadounidenses que se apuntaron para recibir los beneficios estatales de desempleo totalizó 1.43 millones la semana pasada.
Con estas cifras, la situación política y social de los Estados Unidos, teniendo en cuenta la escasa cobertura social de los norteamericanos, traerá muchos problemas. Se avecina un otoño caliente en plenas elecciones presidenciales.
A última hora, el presidente Trump llegó a plantear la posibilidad de retrasar las elecciones presidenciales, y cuestionó el fraude que hay en el voto por correo, pero no aportó ninguna prueba. Mal deben ver Trump y su equipo su futuro político. El voto por correo es, sin duda, el que más perjudica su candidatura y por eso lo cuestiona. Trump no tiene competencias para retrasar las elecciones, pues necesitaría la mayoría del Congreso que en estos momentos es demócrata, con la presidencia de la señora Nancy Pelosi, que se ha enfrentado al presidente en varias ocasiones, entre ellas la del impeachment.
Volviendo a las relaciones USA-China, el líder chino, Xi Jinping, aprovechando la pandemia mundial, ha endurecido el autoritarismo en el país con un recorte de libertades -ya eran pocas-tanto en el continente como, sobre todo, en Hong Kong.
Mientras tanto, la alianza en el Pacífico entre Estados Unidos y Australia se ha agrietado, pues la ministra de Asuntos Exteriores australiana, Marise Payne, que se reunió con el secretario de Estado, Mike Pompeo, señaló que no quiere dañar sus relaciones con Pekín. Tampoco Europa, la Unión Europea, quiere seguir las políticas de fuerte endurecimiento con China de Washington. ¿Se está quedando solo Donald Trump en su escalada contra China? El gobierno de Taipéi (Formosa) mira toda esta situación con no poca preocupación, igual que el Japón y Corea del Sur, aliados tradicionales de los Estados Unidos.
El secretario de Estado Mike Pompeo declaró en un discurso este jueves que la relación con China debería basarse en el principio de “desconfianza y verificación”, y dijo que la apertura diplomática orquestada por el presidente Richard M. Nixon hace casi medio siglo había socavado los intereses estadounidenses.
Señala el New York Times, que los asesores del presidente quieren seguir en sus relaciones con China, la vía de la “confrontación y la coerción, la agresión y el antagonismo contra el Partido Comunista Chino, sin importar quién lidere Estados Unidos el año próximo”.
Por ahora Trump solo tiene un aliado de peso: Boris Johnson, el premier británico, quien sigue una política zigzagueante, tanto en el tema del coronavirus como en su política económica.
La lucha entre los dos gigantes mundiales tiene una base tecnológica: ¿quién va a controlar la tecnología 5G en este siglo? De momento, China va por delante, aunque ligeramente, y a causa de la pandemia Estados Unidos se ha quedado un tanto estancado.
