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Exgerente de Planned Parenthood: “Quieren abrir clínicas en ‘cada esquina’ de México”

PLANNED PARENTHOOD
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Jesús V. Picón - publicado el 30/07/20
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Hispana, mexicana, esposa, madre de familia y migrante en Estados Unidos, Mayra Rodriguez nos comparte en exclusiva a Aleteia su experiencia sobre las clínicas abortistas Planned Parenthood, y los posibles planes de expansión de estas clínicas en suelo mexicano

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Mi nombre es Mayra Rodríguez. Nací en Ciudad de México, donde crecí. Emigré a Estados Unidos cuando tenía 18 años, a Phoenix, Arizona, y actualmente vivo en California, en el condado de Ventura, que está un poquito arriba de Los Ángeles.

– ¿Y cómo es tu situación como inmigrante actualmente?

Dios ha hecho en mí una serie de milagros, y uno de ellos es que mi situación ya se regularizó el año pasado, antes del juicio contra Planned Parenthood; el Departamento de Homeland Security (Seguridad Nacional) me autorizó la residencia permanente.

Y esperamos que en tres años ya podamos ser ciudadanos, y conservar la doble ciudadanía, pues ahorita como mexicana he podido  participar con mi testimonio en el Congreso de Guanajuato y en otro lados del país.

– Después de tu carrera técnica, ¿has estudiado algo más?

Después de que terminé en Estados Unidos la high school, porque me hicieron estudiar aquí otra vez la preparatoria, tomé unos cursos de administración de empresas, y eso me ayudó para dedicarme a administrar clínicas de Planned Parenthood.

MAYRA RODRIGUEZ

Gentileza

 

– ¿Cómo es que llega a tu vida Planned Parenthood, esta clínica abortista? ¿Qué hacen en esa organización?

Yo entro a trabajar para Planned Parenthood en el año 2000. Es la corporación más grande a nivel mundial que se encarga de promover leyes para el aborto y hacer abortos. Tiene muchos afiliados a través del mundo; en México es Mexfam.

Yo empecé a trabajar ahí porque una amiga mía en la misma situación que yo, indocumentada, me dijo: “Vente a trabajar aquí, no piden nada; ellos ya saben nuestra situación y no les importa. A ti te gusta el área médica; trae de México tu certificado de técnico laboratorista clínico”.

Y les encantó. Cuando yo llegué ahí, me dijeron que trabajaría sacando sangre, midiendo signos vitales, y haciendo cosas así. Así que me contrataron aun sabiendo mi situación migratoria.

Planned Parenthood se dedica a hacer abortos en su mayoría; ellos tratan de decir que no es todo lo que hacen, pero realmente es su negocio grande. En el área preventiva, donde hacen pruebas de Papanicolaou y detección de enfermedades de transmisión sexual, fue el área donde yo me dediqué 15 de los 17 años que trabajé con ellos, y los otros 2 estuve, entre el principio y el final, en una clínica de abortos.

Esta corporación realiza abortos de bebés de hasta 24 semanas de gestación en muchas de sus clínicas, pero especialmente en la de Tucson, Arizona. Ellos empiezan desde las 6 semanas con aborto por pastilla o con aborto quirúrgico, y de ahí se van hasta las 24 semanas; esto en el estado de Arizona, porque hay otros estados donde llegan hasta más semanas.

No dan servicios gratuitos: mucha gente está confundida en esto, pero no los dan. La ayuda económica que reciben en lugares como California, Nueva York, Nueva Jersey, etc., se paga de nuestros impuestos; pero realmente ellos como organización no ponen de su dinero para dar sus servicios.

– ¿Qué pasa dentro de las clínicas?  ¿Puedes decirnos eso?

Sí. Lo que yo empecé a notar en las clínicas es que nunca se les ofrece a las mujeres otra opción que el aborto; cuando una chica dice: “Creo que estoy embarazada, pero creo que sí quiero tener al bebé, aunque no estoy segura”, entrenan al personal para que presente el escenario tan trágico, sobre todo si las chicas son de 18 o 19 años, a fin de realizarles el aborto, porque las clínicas de ahí es de donde sacan dinero.

Yo denuncié muchas malas prácticas de un médico. Ese médico es el director general del Planned Parenthood Zona, o sea el que supervisa a los demás médicos; y es a él a quien yo denuncié porque ponía mala información en los expedientes, mentía, y causaba más del 50% de las complicaciones en las pacientes a nivel estatal; había 5 médicos más, pero que nada más él tuviera más del 50% de las complicaciones era alarmante.

Las pacientes que él atendía sangraban demasiado, se quejaban mucho del dolor, llamaban constantemente después de volver a sus casas.

Me habías preguntado cuáles eran las pesadillas, las noches más oscuras. En los últimos meses en que yo estuve ahí, había noches en que no dormía pensando en que alguna paciente iba a llamar a media noche diciendo que se estaba muriendo. Eso fue lo que me llevó a estar donde estoy; no pude más con el cargo de conciencia; yo no podía seguir callando, no podía seguir así.

Lo peor fue el caso de una chica de 19 años al que aquel médico le practicó un aborto y le dejó la cabeza del bebé adentro, y le insertó a ella un dispositivo intrauterino (DIU), y si no es porque su asistente me avisó y vimos que él regresara atender a la paciente, no habríamos sabido que dejó la cabeza adentro. Aun así él lo negó, y no lo puso en el expediente, y la paciente no sabe nada.

Así, este hombre falsifica los expedientes, no sigue las leyes del estado de Arizona. Y yo supe que no podía seguir con eso. Vi a esa chica y pensé: “Pudo haber sido mi hija. ¿Cómo puedo permitir que alguien le haga esto a las hijas de alguien más?”. Ése fue el momento que me despertó, y antepuse el bienestar de las pacientes antes que el mío y el de mi familia, porque yo sabía lo que iba a perder cuando me corrieran.

– ¿Cuál ha sido en tu vida la noche más oscura, alguna pesadilla que hayas vivido estando despierta?

Fue una verdadera pesadilla la que pasé cuando, en Planned Parenthood, me despidieron de algo tan grave, acusándome de que tenía narcóticos en mi escritorio. Los narcóticos son las drogas ilegales; una de las que ellos utilizan durante los abortos es de las que se trafican mucho en la calle.

Fue muy duro para mí que estuvieran ensuciando mi nombre como inmigrante. Ante mi situación irregularizada, yo me sentía hasta cierto punto agradecida con ese trabajo, porque podía darle de comer a mis hijos; además tenía seguro médico y prestaciones. Y yo siempre me desempeñé lo mejor que podía, trabajaba más horas que muchos, trabajaba los 7 días de la semana.

Y de repente me dicen que yo tenía drogas ilegales en mi escritorio, y prácticamente que me las estaba robando. Me corren a mí un miércoles por la mañana, me voy, y para el fin de semana ex empleados se comunican conmigo y comentan: “Dicen que te llevaste drogas”, lo que demuestra lo rápido que se difundió la historia; y preguntaban cosas como “¿Qué hiciste con las drogas?”.

Entonces me di cuenta de que tenía que hacer algo, de que estaban tratando de ensuciar mi nombre, para que la gente no quisiera escucharme cuando la verdad saliera a la luz estaban construyendo esa historia.

Ésa fue una pesadilla; y también cuando vi a mis ex compañeros, a mis ex empleados, personas con las que tuve una relación muy cercana. No me quiero comparar con Jesús, pero sé lo que se siente que te nieguen, que digan “no me caía bien”, “ni la conocía”, “yo nunca compartí con ella”, etc.

Recuerdo que a una chica le preguntaron: “¿Tú y Mayra convivieron fuera del trabajo, salieron a comer o a alguna otra actividad?”, y ella contestó: “No, no; yo casi ni le hablaba”. Y yo tenía las fotos de cuando habíamos salido a festejar su cumpleaños, a cenas, etc.

Para mí eso era una pesadilla, ver que estas personas se portaran así conmigo. Pero puedo comprender el miedo que viven porque, habiendo yo estado adentro de Planned Parenthood, sé cómo esa corporación juega con la mente de las personas, y por eso hasta faltaba a la ley mintiendo en un testimonio ante la Corte.

– ¿Puede influir de alguna forma la búsqueda del “sueño americano”, la estabilidad, los lujos, etc., en el hecho de trabajar en lo que sea?

Sí, puede influir; yo me excusaba mucho y decía: “Yo no estoy en el área que hace los abortos; yo estoy en la clínica donde no hacemos eso”. Sin darme cuenta de que, aunque sólo fuera la mano, seguía siendo parte del cuerpo.

Imagínate: una inmigrante ilegal, una mexicana, llegó a ser directora de tres clínicas de Planned Parenthood, y empleada del año. Algunos se preguntaban: ¿Cómo pudo alguien, en esa situación, llegar a donde ella llegó? Era realmente el “sueño americano”.

Yo no trabajaba limpiando baños, limpiando casas o como niñera; no trabajaba yo como trabajan muchos de nuestros compatriotas. Trabajaba en una organización, una compañía donde podía desempeñarme en lo que me gustaba: el área médica; y además, decía yo, “ayudando” a las mujeres. Parecía un trabajo genial.

Pero caemos en eso mismo, en sólo ver lo que nos conviene. Y hoy lo acepto y lo admito, caí en lo que era conveniente para mí.

– En Planned Parenthood, ¿cómo se logra el mérito de ser empleado del año? ¿Por qué recibiste ese premio?

¿Has visto la película “Inesperado”? Tengo el placer de conocer a Abby Johnson y hemos creado una linda amistad. El otro día platicaba con ella y decía: “Estoy segura de que, después de tu historia y la mía en Planned Parenthood, van a quitar el premio de empleado del año y no lo vuelven a dar”. Porque si a las dos nos dieron el premio, y ahora salimos a la luz, esto debe ser una alerta para ellos para que ya no lo den más.

Se da ese premio a quien, en su desempeño, ha dado más del 100%. Para que te den el premio tienen que votar todos en la compañía y escogerte; hay 7 características que tienen que cumplir los empleados; respeto, ética y otras cosas que en este momento no recuerdo.

Entonces la empresa manda un link con una encuesta a todos los empleados para que digan quién o quiénes cumplen con esas 7 características, y quién ha demostrado ser un líder para Planned Parenthood.

Puedes ver en la película que a Abby Johnson se lo dieron, y la razón fue que en las clínicas que ella tenía a su cargo estaban produciendo bien económicamente; y fue lo mismo que pasó conmigo: yo fui conocida por muchos años en Planned Parenthood como a la que enviaban a rescatar clínicas.

Por ejemplo, si se estaba cayendo la clínica de Tucson,  me mandaban a mí a restaurarla, a contratar a personal nuevo, a entrenarlos otra vez, y a ver qué hacer para que volviera a funcionar. Hicieron conmigo lo mismo en Flagstaff, cuando me dieron la dirección de esa otra clínica; la ciudad de Flagstaff está al norte de Arizona.

Entonces, cada vez que había problemas en una clínica, mandaban a Mayra para que “limpiara”, encontrando primero cuál era el problema, quién lo estaba ocasionando, y hasta arreglando el horario para poder atender a más pacientes.

Por eso, cuando me escogieron como empleada del año, la noticia no me llegó por sorpresa. Eso fue en septiembre de 2016; luego, en febrero y marzo de 2017 de mandan a Washington, D.C., con la persona principal de la organización, la presidenta Cecile Richard, para asistir con ella al Congreso a fin de hablar con senadores y diputados para que no le quitaran la ayuda del Título Diez a Planned Parenthood.

Después de hacer eso, llego yo a septiembre de 2017 y me dicen que me voy porque soy pésima y porque encontraron drogas en mi escritorio.

– ¿Qué detonó para que te despidieran, y cómo fue la cuestión de la demanda?

El detonante fue, como decimos los mexicanos, que estuve como “cuchillito de palo” con el asunto del médico del que te conté. Le decía a mi supervisor, le decía a otra supervisora. El día en que pasó lo de la chica de 19 años los amenacé con ir a la Federación, y dije que tenía pruebas de todo lo que él hacía.

Yo había dicho que tenía copia de todas sus fallas y faltas en mi escritorio, y que si no me hacían caso iría primero al Departamento de Salubridad a reportar, porque yo no lo iba a dejar así. Entonces me corrieron a los 3 días, pero antes me mandaron a otra clínica a empacar y limpiar porque ya iban a cerrarla; y no me dejaron regresar a mi clínica con el pretexto de que yo estaba haciendo ese otro trabajo, y me citaron en Administración y me dijeron: “Encontramos drogas en tu escritorio, así que no puedes regresar a tu oficina a recoger tus cosas; nosotros te las mandamos”.

Mis empleadas me escribieron un mensaje esa tarde: “Mayra, ¿qué está pasando? Están en tu oficina destruyendo todo”. Ésa es una de las pruebas que llevamos a la Corte, ya que teníamos fotos y testimonios de las empleadas por mensaje de texto diciendo que ahí estaban los directores, las cabezas. Mi abogado les dijo en la Corte: “¿Dónde se ha escuchado que los vicepresidentes se paren en una clínica a limpiar el escritorio de una manager? ¡Nunca!”.

Entraron en la clínica, destruyeron lo que había en mi escritorio, me empacaron lo que creían que era mío, pero no dejaron entrar a ninguna de mis empleadas ni a nadie más. Ellos llegaron, cerraron la puerta y empezaron a coger papeles para destruirlos sin mirar siquiera de qué eran, con tal de acabar con lo que yo había guardado como prueba.

Cuando yo supe que  estaba pasando eso, me di a la tarea de contactar a las personas que se ponen afuera de la clínica para rezar; ellas supieron que me habían despedido.

Entre ellas estaba una señora a la que yo conocí cuando fui por primera vez, a pedir trabajo; estaba rezando afuera, y me dijeron que la ignorara, que ella sólo estaba rezando, y que yo nunca interactuara con ninguno de ellos, que no hiciéramos conversación. Y cuando yo tomé la clínica de Glendale, ¡ahí seguía la misma señora rezando, 17 años después!

A ella, al saber que me despidieron, se le hizo raro. En realidad llevábamos una relación cordial de “Buenos días”, “¿Cómo estás?”, “Estoy bien”, “Yo estoy rezando por ti”, “Muchas gracias”. Entonces, cuando ella se entera, me busca y me pregunta: “¿Estás bien? Te podemos ayudar?”, y me lleva con un sacerdote, que ahora es mi guía espiritual, y con el que fue mi abogado, Tim Casey.

Nunca esperé que él fuera a tomar mi caso y mi situación, él fue el abogado del sheriff Joe Arpio en la primera vez que éste fue acusado por maltratar a los inmigrantes.

Lo primero que pensé fue: ¿Cómo alguien como Casey va a defenderme a mí?, pero lo primero que él me dijo fue: “No dejes que ese caso te genere una mala imagen mía; yo amo a los mexicanos. Pero ése fue mi trabajo en esos momentos, defenderlo; y lo defendí esa primera vez porque lo creí inocente; ya después no lo defendí”.

Me dijo Tim Casey: “Yo te voy a defender como persona, tú tienes derechos sin importar cómo esté tu situación”. Y así fue como tomó mi caso y le entró con todo. Le dije que al final yo lo iba a llevar a la Basílica (de Guadalupe), pero me dijo que tenía miedo porque después de que defendió a Arpio recibió muchos ataques; pero yo le prometí que iba a cambiar eso, que todos lo iban a conocer como el abogado de Mayra Rodríguez y que lo iban a querer.

La demanda llevó dos años,  y durante ese tiempo usaron el estatus migratorio como una forma de quererme amenazar, de quererme provocar miedo de que me fueran a deportar; porque en el estado  de Arizona la ley es muy tajante; si un indocumentado se presenta en una Corte y el juez sabe que es indocumentado, ¡se va!, no hay de otra. Creo que ellos contaban con esos, no imaginaban que mi situación iba a cambiar en esos dos años, y que al llegar al juicio íbamos a llegar de otra manera.

El juicio fue en 2019, dos años después de iniciada la demanda; y quiero que sepas, Chucho, que la juez a la que le asignaron el caso es demócrata, y en su biografía dice que está a favor de los “derechos reproductivos” de la mujer y apoya a Planned Parenthood.

Tú llegas ahí rezando para que el juez sea imparcial, a fin de que realice su trabajo como debe ser; y así fue: la juez se comportó de forma imparcial. Y los diez miembros del jurado también eran demócratas, pro-aborto, excepto una; ella no era pro-aborto pero decía que estaba bien lo que hacía Planned Parenthood, sólo le molestaban los abortos.

Así que no sabíamos que esperar; los abogados de Planned Parenthood, al escoger al jurado, habían preguntado: “¿Quién de ustedes ha sido, es, o ha tenido algún familiar indocumentado inmigrante?”, y con preguntas así fueron sacando a muchos candidatos al jurado, y se quedaron sólo con personas a favor de su causa.

Así que estoy muy agradecida con los miembros del jurado, porque vieron la verdad a través de los testimonios de los empleados, a los que se les veía la cara de miedo; lástima que no hay grabaciones, porque no se permite, pero era claro que tenían miedo, cómo volteaban a ver a los abogados de Planned Parenthood cuando iban a contestar; yo los comprendo, comprendo porque estuve ahí y vi como esa organización mete miedo a su gente para que los defienda.

Y ganamos en agosto de 2019. El jurado me otorgó tres millones de dólares  por daños. Ahora bien, no hay muchas demandas de inmigrantes por despido; lo que sí hay demandas de inmigrantes por daños físicos, personas que perdieron sus brazos o piernas en su trabajo.

Además no cualquiera le gana a Planned Parenthood. En este país la gente lo considera casi imposible, porque lo han intentado y se han quedado en el intento. Así que es como increíble que en nuestra situación lo hayamos logrado, cuando muchos otros no lo consiguieron.

– ¿Cuál era el panorama con tu abogado acerca de qué te podía pasar si perdías?

Si perdía, yo tendría que pagar los gastos de los abogados de Planned Parenthood; pero quiero que sepas que la diócesis católica ya había dicho que iban a ver cómo me ayudaba si eso llegaba a suceder.

Yo siempre tuve la fe en nuestro Señor; cuando la gente me preguntaba: “¿Qué vas a pasar si pierdes?”, yo decía: “No voy a perder, yo sé que no voy a perder”. Era la fe que por primera vez en mi vida deposité en Dios, desde el momento en que me despidieron. Le dije: “Jesús, en Ti confío y a Ti te entrego mi vida, y lo que Tú me digas haré”.

– Mayra, ¿de qué te arrepientes en esta vida?

Me arrepiento de haber caído en esa mentira, y que nuestra generación sea la que ha creado las leyes que hoy permiten el libertinaje, si le podemos llamar así; un libertinaje para los jóvenes de hoy en día.

Me arrepiento mucho de haber caído y haber dejado que muchas mujeres cayeran en esas mentiras. A veces me escriben y me dicen cosas como: “A mí me atendieron en esa clínica hace 3 o 4 años, y hoy no puedo tener hijos”. No puedes evitar sentirte culpable, sentirte mal cuando escuchas testimonios así.

MAYRA RODRIGUEZ

Gentileza

– ¿Y qué has pensado hacer con esos tres millones?

Lo que hay que saber es que no porque la Corte dice que debes recibir eso, realmente es lo que vas a recibir. Quiero que sepas que Planned Parenthood y yo llegamos a un acuerdo en enero de 2020, y en ese acuerdo hubo qué hacer sacrificios para que yo pudiera quedarme con la libertad de hablar, la libertad de poder contar mi historia; porque obviamente ellos no hubieran querido que yo contara todo lo que he visto y hecho. Así que no tengo tres millones.

– Seguramente estás enterada de que en México la Suprema Corte de Justicia de la Nación pretende despenalizarlo en todo el país. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Es muy triste, Chucho. Hace un par de años abrí los ojos y entendí el juego. Yo encuentro curioso que se empujen las leyes pro-aborto en otros países, cuando se ven los problemas que ocasionan en Estados Unidos.

Acá, los de Planned Parenthood no saben si va a volver a ganar Trump, quien ya ha logrado quitarles el Título Diez, y pueden pasar otras cosas si él vuelve a quedar como presidente.

En mi opinión, ellos se están preparando, tienen planeado abrir clínicas, como se dice, “en cada esquina” en México; ese plan de negocios lo tienen desde hace más de 7 años. Entonces yo estoy convencida de que ellos están detrás de esto, para poder abrir clínicas por todos lados si la cosa se les complica de este lado. Comparemos esto con Walmart, sabemos  quién mantiene a Walmart a nivel mundial: es Walmart México.

Tú sabes que México siempre ha sido muy importante para el mundo de la economía. Algunos me preguntan por qué tengo tanto interés en México, siendo que vivo en Estados Unidos, y les digo que es porque sé cómo va el juego, para dónde va esto, y cómo empieza este negocio: Hoy comenzamos con abortos hasta 14 semanas, pero mañana se van a subir hasta 28, hasta llegar a las 40 semanas como en Nueva York o en otros países. ¡Ése es el negocio, es la forma de empezar! Y engañar a las mujeres para que no puedan tener hijos.

Están tratando de extender este negocio multimillonario por todo el mundo. Estoy convencida de que el plan de Planned Parenthood es tener clínicas del otro lado de la frontera.

– ¿Consideras que detrás de esta iniciativa puede haber un permiso, avenencia, alguien que desde el gobierno mexicano esté solapando este tipo de expansión de Planned Parenthood?

Sí, sí; aquí es bien conocido que Planned Parenthood da mucho dinero a  políticos que puedan ayudarles a aprobar leyes del aborto, o a facilitarles muchas cosas. No tengo mucho conocimiento del gobierno mexicano, pero yo considero que es lo mismo, que siempre es igual, que la historia se repite.

Pero yo espero en Dios. Estamos rezando, estamos haciendo todo lo posible para que no entren en México y no se salgan con la  suya, como han hecho de este lado.

– Mayra, ¿cuáles crees tú que son las consecuencias de una sociedad que permite el aborto? ¿Qué le pasa a una sociedad que ve como normal el asesinato de bebés en el vientre materno?

Tristemente podemos ver la sociedad de Estados Unidos como un ejemplo. A lo mejor muchas personas dicen: “Estados Unidos es lo máximo”. Ciertamente tiene muchas cosas buenas, pero yo veo que existe también en este país una gran falta de amor a la familia.

Es muy difícil que tú llegues a conocer a alguien de raza blanca, o a alguien cuya familia vive aquí desde hace varias generaciones, y que te diga que él se encarga de cuidar a sus padres; de hecho se les hace raro cuando escuchan que vives con tus padres, o que ten encargas de ellos o los cuidas, y te preguntan: “¿Por qué no los metes a un asilo?”.

Creo que eso  hace un mundo donde le enseñas a deshacerse de sus hijos. Ellos aprenden a deshacerse de sus padres. Es una sociedad que no le tiene respeto a la vida, que no le tiene respeto a los demás seres humanos. Creamos una sociedad egoísta, donde sólo se piensa en uno mismo.

Estados Unidos es uno de los países con más asilos, donde recluyen a sus padres cuando llegan a ser ancianos, cuando ya no pueden ayudarles o ya no pueden ver por ellos; o si sufren los padres alguna enfermedad con la que cueste trabajo cuidarlos. Yo creo que eso es porque si se les enseña a deshacerse de sus hijos, eventualmente se desharán de sus padres.

– La pesadilla ha concluido para ti. ¿Has sanado las heridas?

Estamos sanando. Pero la frustración continúa, porque el médico sigue trabajando ahí. Yo demostré en la Corte lo que hizo; y me es frustrante ver que si aquí Planned Parenthood se ha salido en eso con la suya, qué no sucederá en otros países, donde puede comprar a más personas.

– Para terminar; ¿cuáles son tus anhelos, cuáles son tus planes para el futuro?

Uno de mis sueños es lograr hacer que el aborto sea impensable, y esperamos bloquear leyes como éstas. Pero, si no lo logramos, hacer que nuestros hijos, nuestros jóvenes, entiendan que el aborto no es una opción, que no es una solución.

Ése es uno de mis sueños. No sé si lo vamos a lograr, espero que sí, pero a eso espero dedicar el resto de  mis días, a esa lucha, a defender a los que no tienen voz; y a las mujeres, porque ellas reciben mucho daño.


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