El Vaticano publicó Directorio para la Catequesis para ayudar a los evangelizadores ante crisis de fe galopante: “La catequesis debe involucrar a todos, catequista y catequizando, en la experiencia de esta presencia y en el sentirse involucrado en la obra de la misericordia”.El papa Francisco lanzó la renovación de la catequesis con el objetivo de conducir al “conocimiento del amor cristiano que lleva a quienes lo han acogido a convertirse en discípulos evangelizadores”. Así lo confirmó este 25 de junio de 2020, monseñor Rino Fisichella en la conferencia de presentación del Directorio para la Catequesis redactado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización desde el Vaticano.
Se trata de “descubrir que la fe es realmente el encuentro con una persona antes de ser una propuesta moral, y que el cristianismo no es una religión del pasado, sino un acontecimiento del presente”, sostuvo monseñor Fisichella en la presentación del texto, citando las palabras de papa Benedicto XVI.
El número dos del dicasterio vaticano encargado de la redacción del documento, monseñor José Octavio Ruiz Arenas, reconoció que, de hecho, “la Iglesia ya no vive en un régimen de cristianismo sino en una sociedad secularizada, en la que el fenómeno del alejamiento de la fe se agrava por el sentido de lo sagrado ahora perdido y la escala de valores cristianos cuestionada”.
El problema es que “muchos de los fieles no siempre están plenamente convencidos de lo que creen, o son conscientes de los fundamentos de la fe”.
La Iglesia es consciente “de que muchos bautizados nunca han recibido la iniciación cristiana, no han sido alentados por el kerigma, no han logrado un encuentro personal con Cristo o no han tenido el apoyo y el acompañamiento de la comunidad cristiana”, añadió Ruiz.
Monseñor Fisichella por su parte subrayó que la Iglesia “se enfrenta a un gran desafío que se concentra en la nueva cultura con la que se encuentra, la digital”, cuyo valor “se ve afectado por la globalización en curso y determina su desarrollo”.
Asimismo, denunció la “transformación radical de los comportamientos que inciden sobre todo en la formación de la identidad personal y en las relaciones interpersonales”.
Entretanto, señaló la “velocidad con que se modifica el lenguaje, y con él las relaciones conductuales, deja entrever un nuevo modelo de comunicación y de formación que afecta inevitablemente también a la Iglesia en el complejo mundo de la educación”.
Después de seis años de trabajo, el documento de 289 páginas que salió a luz hoy expone entre otras amenazas para la fe cristiana y para las familias, la teoría de gender, el dark web, los sesgos en bioética que, no obstante, también traen oportunidades para transmitir valores cristianos, en especial remarca el papel importante que tienen los laicos y sobre todo el de las mujeres.
Además expone que la belleza, la verdad y la caridad son los grandes puntos claves para esta siempre renovada Evangelización sin proselitismo y sin negociar los valores del cristianismo.
A continuación algunos puntos claves del documento:
377: Gender
Una difundida orientación de lo que hoy se presenta bajo la denominación de gender, pone en discusión el dato revelado: «hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). Según tal posición, la identidad de género, ya no sería un dato original que la persona debe acoger y llenar de sentido, sino una construcción social que se decide autónomamente, desvinculada completamente del sexo biológico. El hombre niega la propia naturaleza y decide creársela él mismo. Sin embargo, según el relato bíblico de la creación, el ser humano ha sido creado por Dios como varón y mujer.
La Iglesia es bien consciente de la complejidad de las situaciones personales vividas, a veces, de manera conflictiva. Ella no juzga a las personas, sino que invita a acompañarlas siempre, sea cual fuere su situación. Es consciente, sin embargo, desde una perspectiva de fe, que la sexualidad no es sólo un dato físico, sino una realidad personal, un valor confiado a la responsabilidad de la persona. De este modo, la identidad sexual y la vivencia existencial deberán ser una respuesta al llamado original de Dios.
378: Bioética
Las cuestiones de bioética interpelan la catequesis y su función formativa. Donde se considere oportuno, y según las circunstancias, los agentes pastorales promoverán itinerarios específicos de educación en la fe y en la moral cristiana, en temas como la vida humana en cuanto don de Dios, el respeto y el desarrollo integral de la persona, la ciencia y la técnica ordenadas al bien de la persona, tendrán un espacio adecuado, a la luz del Magisterio de la Iglesia, expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica.
La catequesis educa a los catequistas en la formación de una conciencia sobre las preguntas de la vida, poniendo atención especial sobre los desafíos que plantean los desarrollos científicos y tecnológicos y evidenciando los elementos fundamentales para el anuncio de la fe:
- Dios es la referencia inicial y última de la vida, desde su concepción hasta la muerte natural;
- – la persona es siempre unidad de cuerpo y espíritu;
- – la ciencia está al servicio de la persona;
- – la vida se respeta en cualquier situación, ya que está redimida por el misterio pascual de Cristo.
127: La gran contribución de las mujeres en la catequesis
Las mujeres desempeñan un papel valioso en las familias y comunidades cristianas, ofreciendo su servicio como esposas, madres, catequistas, trabajadoras y profesionales. Tienen como ejemplo a María «modelo de aquel afecto materno, con el que es necesario estén animados todos los que en la misión apostólica de la Iglesia cooperan para regenerar a los hombres» (LG 65). Jesús con sus palabras y gestos enseñó a reconocer el valor de la mujer.
De hecho, las quiso con él como discípulas (Cf. Mc 15,40-41) y confió a María Magdalena y a otras mujeres la alegría de llevar a los Apóstoles el anuncio de su resurrección (Cf. Mt 28,9-10; Mc 16,9-10; Lc 24,8-9; Jn 20,18). De igual manera, la primera comunidad, sintió la necesidad de hacer suya la enseñanza de Jesús y acogió como un don precioso la presencia de las mujeres en la obra de la evangelización (Cf. Lc 8,1-3; Jn 4,28-29).
128: El genio femenino
Las comunidades cristianas están constantemente animadas por el genio femenino por lo que se reconoce como esencial e indispensable su contribución en la realización de la vida pastoral. La catequesis es uno de estos servicios que lleva a reconocer la gran contribución ofrecida por las catequistas que con dedicación, pasión y competencia se dedican a este ministerio.
En sus vidas encarnan la imagen de la maternidad, sabiendo testimoniar, incluso en momentos difíciles, la ternura y la dedicación de la Iglesia. Con sensibilidad particular son capaces de comprender el ejemplo de Jesús: servir en las pequeñas cosas como en las grandes, actitud de quien ha entendido completamente el amor de Dios por el ser humano y encima lo prodigan al prójimo cuidando de todos y del mundo.
231-232: La catequesis de la familia
La familia anuncia el Evangelio. Como Iglesia doméstica fundada en el sacramento del Matrimonio que también tiene una dimensión misionera, la familia cristiana participa en la misión evangelizadora de la Iglesia y, por tanto, es sujeto de catequesis. «El ejercicio de transmitir a los hijos la fe, en el sentido de facilitar su expresión y crecimiento, ayuda a que la familia se vuelva evangelizadora, y espontáneamente empiece a transmitirla a todos los que se acercan a ella y aun fuera del propio ámbito familiar»7.
Por lo tanto, la familia está llamada, además del servicio educativo natural de los hijos, a contribuir en la construcción de la comunidad cristiana y a testimoniar el Evangelio en la sociedad. «El ministerio de evangelización y de catequesis de la Iglesia doméstica ha de quedar en íntima comunión y ha de armonizarse responsablemente con los otros servicios de evangelización y de catequesis presentes y operantes en la comunidad eclesial, tanto diocesana como parroquial»8. Por consiguiente, la catequesis de la familia será toda contribución específica que las familias cristianan dan, con su propia sensibilidad, a los diferentes caminos de fe que la comunidad propone.
Indicaciones pastorales
La Iglesia en su cuidado materno acompaña a sus hijos a lo largo de su vida. La comunidad estará más atenta a los siguientes momentos:
- La catequesis de jóvenes y adultos que se preparan para el matrimonio proporciona una formación remota, una formación próxima y otra inmediata a la celebración del sacramento del Matrimonio, presentado como una verdadera vocación.
- Las catequesis de las parejas jóvenes son las catequesis ofrecidas en forma mistagógica a los recién casados después del Matrimonio, para llevarlos a descubrir en lo que se han convertido gracias al sacramento celebrado. Es bueno que estos itinerarios formativos, a la luz de la Palabra de Dios, dirijan la vida de las parejas jóvenes cada vez más conscientes del don y de la misión recibidos.
- La catequesis de los padres que piden el Bautismo para sus hijos: la comunidad, en la persona de los catequistas, tiene cuidado de acoger, escuchar y comprender las motivaciones de la petición de los padres, para preparar un camino adecuado y puedan despertar la gracia del don de la fe que han recibido.
- La catequesis de los padres cuyos hijos recorren el camino de la iniciación cristiana: la comunidad fomenta la participación de los padres en el camino de la iniciación de los hijos, que para algunos es un momento de profundización de la fe, para otros un auténtico espacio de primer anuncio.
- La catequesis intergeneracional establece que el camino de la fe es una experiencia formativa, no dirigida a una edad determinada, sino compartida entre diferentes generaciones dentro de una familia o comunidad, siguiendo el Año litúrgico. Esta propuesta mejora el intercambio de la experiencia de la fe entre generaciones, inspirándose en las primeras comunidades cristianas.
- La catequesis en los grupos de casados y en los grupos de familias tiene como protagonistas a las mismas parejas casadas. Estos itinerarios de catequesis pretenden desarrollar una espiritualidad conyugal y familiar, capaz de dar un nuevo vigor e impulso a la vida matrimonial, redescubriendo la dimensión conyugal de la alianza entre Dios y los hombres y el papel de la familia en la construcción del Reino de Dios.