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Respeto a mi padre por miedo, no por admiración

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Cecilia Zinicola - publicado el 22/06/20
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Educar a los hijos en el respeto verdadero es un trabajo de todos los días, con reglas claras y una buena comunicación emocional

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Si la obediencia a un padre se obtiene por haber sembrado miedo en los hijos, tal vez el padre reciba resultados a corto plazo pero ese respeto no será duradero pues no será verdadero. El verdadero respeto a los padres se da cuando los hijos les admiran y reconocen en ellos unos valores que les motivan a actuar con aprecio y afecto hacia ellos. Y esto ocurre cuando el motor es el amor, y no el miedo.

Inculcar miedo a los hijos para ser respetados no solo puede generar sentimientos negativos, sino también limitarlos a seguir reglas que después terminarán rechazando. Con miedo los niños no aprenden a pensar de forma independiente, ni a tomar sus propias decisiones o ni a expresarse… Incluso podrían terminar sembrando miedo en otros para conseguir lo que quieren.

Los hijos necesitan la figura de una autoridad que les muestre cómo tratar a las personas. Pero ¿cómo un padre puede saber si es realmente respetado? No existen fórmulas mágicas, sí podríamos decir que algunas prácticas desarrollan en los niños el verdadero respeto hacia quien se las enseña.

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Shutterstock | iko

Escucha y valora sus decisiones

Respetar las preferencias y el estilo que tiene el niño. Este es un buen comienzo. Puede que todavía sea muy dependiente de los padres para muchas cosas pero cada día ha de ganar un poco más de autonomía. A fin de cuentas no dejan de ser un ser humano capaz de tomar decisiones de acuerdo con su grado de madurez.

Cuando le involucramos en alguna decisión y le formulamos preguntas le mostramos que tenemos en cuenta su autenticidad, sus sentimientos y su punto de vista. De manera que todo ello nos importa a la hora de tomar decisiones que afectarán a su vida.

¡Cuán importante es prestarle atención! Escucharle, dejar a un lado el móvil, mirarle a la cara y hacerle preguntas. Saber escuchar es un acto de amor.

Háblale bien

Hablar es una forma de conocerse que ayuda a construir la relación en la que el hijo ve al padre como una persona en la que puede confiar y respetar y no como alguien que tiene que supervisarle o a quién debe temer.

La educación basada en el miedo es un método de comunicación muy deficiente, hiere y termina convirtiéndose en un obstáculo para la relación. El modo en que nos comunicamos con ellos, será la forma modelo que adoptarán con los demás.

Habrá etapas en las que ya no querrá compartirlo todo sus padres, lo cual es aceptable. Una forma de saber si el hijo está unidos a su padre o a su madre por el miedo es saber si se siente cómodo a la hora de hablar con él. Es importante observar cómo reacciona o responde pues esta interacción con el padre o la madre puede mostrar mucho sobre lo que piensan de ellos.

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Shutterstock | LightField Studios

Enséñales poco a poco reglas sencillas y claras

Ayudar al niño a comprender las reglas y su propósito es tan importante como asegurarse de que las conozca. Es importante explicarle que las reglas tienen un objetivo, que las cosas que le pedimos o decimos están pensadas en función a unas normas de convivencia y la búsqueda del bien.

Las instrucciones deben ser sencillas y claras y darse de una en una. Es mejor evitar dar muchas indicaciones al mismo tiempo y siempre expresarse en un tono normal y a su nivel, evitando que sea a la distancia o a los gritos.

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Phovoir – Shutterstock

Sé una figura de autoridad pero no autoritario

No puede haber verdadero respeto con tiranía. Cuando el hijo se involucra en su propia educación asume la responsabilidad de acatar ciertas reglas sociales y es más conscientes de las consecuencias de sus acciones.

Cuando hay respeto verdadero el hijo obedece porque admira algo bueno y lo valora. En cambio cuando ese respeto es por temor, hace lo que se le dice solo para evitar consecuencias. El miedo a la autoridad tiene poca independencia y pensamiento crítico porque surge de querer evitar el dolor o el castigo.

En cambio, cuando hay un respeto a la autoridad en donde se valora a las personas que han demostrado cualidades, eso nos hace querer confiar en ellas y somos libres de desobedecer cuando ya no hay un propósito positivo.

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Shutterstock | Stock Rocket

Deja de lado chantajes, amenazas o castigos continuos

No hay que recurrir a la violencia para que un hijo muestre respeto. Aunque parezca que no funciona, la exigencia debe ser algo gradual. Esperar que responda como esperamos no es algo automático. Se le puede pedir tareas que para él sean al principio fáciles y agradables y, una vez estén asentadas, ir subiendo poco a poco el nivel de exigencia con pequeños pasos que ayudarán a conseguir el objetivo final.

Tampoco el castigo continuo es efectivo. Llega un momento en el que el hijo se hace inmune a él. Por eso es mejor el valor positivo a la buena conducta que una riña constante. Un padre que solo está allí cuando es hora de disciplinar tiene mayor riesgo de ser un padre temido. Tener una relación plena incluye momentos divertidos y relajados que ayudan a mantener el equilibrio.

Sé un ejemplo de buenos modales

El respeto significa tratar a los demás de la forma en que esperas ser tratado. Y algo que será muy importante vivir con ellos es la paciencia, ya que un adulto que es capaz de autocontrolarse es el mejor espejo en el que un niño puede mirarse.

Enséñale a tus hijos buenos modales incluyendo palabras como “por favor”, “muchas gracias” y “perdón”, así como también el saber asumir la responsabilidad de las acciones cuando uno hace algo que lastima a alguien más.

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Goodluz – Shutterstock

Acompaña las buenas conductas con elogios y cuidados

Ofrecer cariño cuando un hijo hace las cosas bien y obedece es el mejor premio que puede recibir. De la misma manera, las situaciones en las que no obedece deben tener consecuencias claras aunque es importante no caer en la atención exagerada de la mala conducta de modo que lo que al final recuerde sea eso y no el aprendizaje.

En muchas ocasiones funciona bien emplear técnicas de conducta como un carné de puntos para recibir puntos positivos cuando hacen algo bien, y también negativos cuando hacen algo mal. Según el recuento, sea positivo o negativo, habrá premios o no.

También el modo de resolver conflictos es importante. Aunque tengas razón querrás que tu hijo vean que estás haciendo todo lo posible para escuchar lo que piensan con respeto, incluso si no estás de acuerdo con ellos. A medida que crezcan, los problemas serán más grandes y será importante tener la práctica del respeto mutuo desarrollado.

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