La historia de santa Germana, a primera vista, se vería muy triste si no fuese por la gran fe en Cristo que siempre tuvo la joven santa y que hizo de ella una gran testigo de su crucifixión y resurrección.
Tanto que hubo que construir una Basílica por ser tal la presencia de peregrinos a visitarla (Galería)
Germana nació en Frouzins en 1579, en un pequeño pueblo cerca de Toulouse (Francia) en una familia de condición modesta.
Tenía una deformación congénita en el brazo derecho desde su nacimiento, y una constitución muy débil, debido a su deficiente nutrición. A los pocos años de edad, enfermó de escrofulosis, una enfermedad que desfiguró su rostro de por vida.
Quedó huérfana de madre poco después de su nacimiento, y su padre se volvió a casar con una mujer que la cuidó muy poco. Se avergonzaban de ella y la mandaron a pastar las ovejas y a dormir con ellas en el establo.
Se alimentaba de pan y agua, y cuidaba con dedicación su rebaño, actividad que sólo dejaba para ir a misa.
Murió un día de verano del 1601. Su padre la encontró sobre un montón de sarmientos en el establo. Tenía sólo 22 años. El pueblo acudió en masa a los funerales, su fama de santidad se había extendido entre ellos y fue en la iglesia parroquial de Pibrac dedicada a Santa María Magdalena.
La sorpresa llegó después de 43 años cuando fue exhumado su cuerpo y se lo encontró completamente intacto. La veneración por la santa se extendió aún más y comenzó el proceso de canonización. En 1867, Pío IX la proclama santa.
La iglesia de Sainte Marie-Madeleine en Pibrac rápidamente se vuelve demasiado pequeña, obligando a las misas de peregrinación a celebrarse al aire libre. La necesidad de erigir una iglesia dedicada a Saint Germaine capaz de acoger a la multitud de peregrinos se hizo evidente rápidamente.
En 1901 en el lugar donde se encontraba una antigua capilla, se construye una nueva iglesia de estilo neo-románico-bizantino, realizada por el arquitecto Pierre Esquié. Pronto se convirtió en destino de peregrinación, sobre todo para las celebraciones en su honor que duran tres días, las reliquias de la santa son llevada en procesión desde la iglesia de Santa Maria Magdalena hasta la iglesia que desde el 12 de octubre de 2010 fue elevada al rango de basílica menor por papa Benedicto XVI.
Recordemos que la santa es muy venerada por ser la protectora de las víctimas de Bullying.