Sean Callahan, presidente de Catholic Relief Services, explica a Aleteia una importante iniciativa para evitar que la gente se vea forzada a emigrarLa actual administración americana ha anunciado su intención de recortar las ayudas al desarrollo internacional, en el contexto del COVID-19. Sin embargo, según explica Sean Callahan, presidente del Catholic Relief Services, en una entrevista a Aleteia, este es precisamente el momento de no abandonar a los países latinoamericanos a su suerte y de apostar por la solidaridad.
El Catholic Relief Services ha puesto en marcha una campaña de sensibilización, “Lidera el camino para erradicar el hambre”, que comenzó el 14 de mayo, y que llama a los católicos y personas de buena voluntad a actuar en favor de los más vulnerables.
Estados Unidos tiene capacidad para ayudar a sus vecinos del sur, y debe hacerlo, por solidaridad humana, e incluso aunque fuera sólo en su propio beneficio a largo plazo: “invertir ahora podría prevenir una oleada de inmigración por la desesperación de la gente”, explica.
Callahan preside actualmente la institución creada en 1943 por la Conferencia de los Obispos Católicos de EE.UU. para ayudar a las poblaciones damnificadas por la segunda guerra mundial. Hoy, el CRS es una de las instituciones que más está ayudando a Centroamérica y Sudamérica, en proyectos de desarrollo. También mantiene importantes proyectos en Asia, Europa y Oriente Medio.
El CRS trabaja actualmente en 17 países latinoamericanos, en proyectos de desarrollo agrícola, educación, sanidad, y también en afrontar catástrofes medioambientales. “Nuestro objetivo es que la gente no se vea forzada a emigrar”, explica su presidente.
Esta institución ofrece también ayuda a quienes, a pesar de ello, se ven forzados a emigrar: el CRS mantiene una red de albergues para emigrantes en América Central y México.
Evitar una catástrofe humanitaria
Antes del COVID-19, explica Callahan a Aleteia “ya la situación era difícil, ha habido un periodo de sequías en Honduras, El Salvador y Guatemala, las cosechas son insuficientes. Estuve en febrero en una finca en El Salvador y sus habitantes estaban a punto de emigrar, pero con algunas inversiones y acceso a agua potable y nuevas técnicas han podido quedarse”.
Pero después del coronavirus, la situación va a agravarse aún más, advierte Callahan.
“La situación se ha agravado, y sobre todo para los migrantes. Algunos de los albergues han tenido que cerrar y otros no han podido atender a las personas. Muchos emigrantes han tenido que volverse a sus países, como es el caso de Venezuela”.
Pero lo más preocupante es que las previsiones apuntan a un aumento dramático del hambre en todo el mundo: “Esta previsto que con el COVID-19 va a aumentar la desnutrición extrema, hoy son 135 millones en esta situación, pero se estima que esta cifra podría doblarse en 2020. La gente no puede sembrar por el confinamiento y los canales para recibir sus insumos están cortados”, explica Callahan.
Una previsible catástrofe humanitaria, que impulsaría a oleadas de emigrantes desesperados contra los muros de las fronteras, puede evitarse si en estos momentos se apuesta firmemente por la solidaridad.
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Campaña de solidaridad
El CRS ha puesto en marcha una importante campaña de concienciación de los católicos estadounidenses, para que la preocupación por los países más pobres llegue al Congreso.
“Con nuestra campaña queremos que los católicos, que en un 40% son hispanos, aboguen por los pueblos pobres ante sus congresistas, les escriban y les interpelen”, señala Callahan.
“Nuestra petición es que una mínima parte de los miles de millones de ayudas destinadas al COVID-19, sólo 12.000 millones de dólares, se destine a ayudar a los países más pobres“, asegura.
El trabajo sobre el terreno del CRS, afirma Callahan, “ha probado que nuestras inversiones han ayudado a disminuir la pobreza. Si invertimos ahora en estos países podemos prevenir una catástrofe social y económica, o por lo menos ayudar a la gente que de lo contrario se ve forzada a migrar a los EE.UU. Pero si no invertimos, la región va a ver empeorar sus problemas en el futuro.
Estados Unidos tiene mucho que ganar
“Esto no es una cuestión de partidos, sino de humanidad. En ambos partidos hay un importante número de políticos que quiere ayudar. Tenemos que unirnos y tener una sola voz, el mundo quiere resolver problemas, no solo poner muros, tenemos que invertir en esos países para que tengan una dignidad”, añade.
En esta sensibilización, añade Callahan, la comunidad hispana de los EE.UU. tiene un papel sumamente importante. Mucha gente piensa que los EE.UU. están aislados, pero no es cierto, cuando vas a la tienda compras tacos, frijoles, plátanos, aguacates… esto es fruto de una unión del continente que también ha beneficiado a los estadounidenses. Tenemos que reconocer que esa unión ha mejorado nuestras vidas, y que juntos podemos también mejorar las vidas de todos”.
“Va en el interés de EE.UU. ayudar a estos países – insiste -, si la economía de América Central y del Sur se contrae demasiado, sufriremos los efectos, por migración o por la bajada del comercio; nos interesa que estos países tengan estabilidad”.
“Como católicos, todos somos hermanos, y no hay vidas que valgan más que otras. Necesitamos que los católicos escriban a sus congresistas para que tengamos influencia y donaciones para esta iniciativa, para que la gente no tenga que emigrar, para que los pobres puedan vivir con dignidad en su propio país, y que si quieren migrar o regresar a su país, puedan hacerlo en un ambiente de seguridad”.
Combatir el COVID-19
El CRS está actualmente implementando una importante campaña de educación y prevención en América Latina para prevenir la expansión del COVID-19. “En muchos casos no es posible evitar aglomeraciones, en casas muy pequeñas o en contexto de inmigración, pero al menos damos a la gente recursos para no contagiarse”, explica Sean Callahan.
“El problema no es solo el COVID-19: otros virus llegarán, hemos tenido experiencia en África con el ébola y otras epidemias. Pero cuando se dan a la gente herramientas para responder, si la gente recibe inversiones y respuestas a sus necesidades, y tiene escuelas y sanidad, esto puede superarse”.