Toca cuidarse y cuidarse de verdad. La alimentación es un buen camino para recomenzar.
Tras superar un infarto es fundamental adquirir nuevos hábitos para que nuestra vida sea más saludables. Cuidarnos es la única forma de prevenir otro fallo cardiovascular y de reducir la carga de trabajo del corazón.
Algunos de estos cambios son dejar de fumar, hacer ejercicio físico suave y cambiar nuestra forma de alimentarnos.
El tratamiento dietético va a estar condicionado a la gravedad y el momento evolutivo de la enfermedad. Una vez dado de alta, y estar tranquilo en su hogar, se debe comenzar a incluir a diario algunos alimentos saludables en nuestra dieta, hay otros a evitar, e incorporar ciertas conductas alimentarias.
Infarto de miocardio
El infarto agudo de miocardio o conocido como ataque cardíaco es una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes, se trata de un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos.
Son la principal causa de muerte en todo el mundo, pero la buena noticia es que el 80% de los infartos de miocardio y de los Accidentes Cerebro Vasculares prematuros son prevenibles.
Para disminuir la probabilidad de nuevos eventos coronarios es importante controlar los factores de riesgo:
- dislipidemia (colesterol alto)
- hipertensión arterial
- tabaquismo
- sobrepeso u obesidad
- estrés
Así, siguiendo las recomendaciones médicas, toca comenzar un programa proceso de cambio progresivo que incluye:
- entrenamiento físico
- educación nutricional
- nuevos hábitos que afectan al estilo de vida
¿Qué debo y qué puedo comer?
Lo ideal es que el médico le derive a un nutricionista para que le asesore y le ofrezca un plan nutricional personalizado a poner en práctica ya en casa. Estas son algunas de las pautas nutricionales que le pueden ayudar hasta que pueda consultar a un profesional de la nutrición.
Alimentos a incluir diariamente
Carbohidratos
Representarán 55% de las calorías totales aproximadamente. La mejor manera de incorporarlos es a través de
- Frutas y verduras variadas y de estación (temporada): La cantidad recomendada es de 5 porciones al día. Por ejemplo: 1 fruta con el desayuno, otra en el almuerzo, otra en la cena (total 3 frutas) y vegetales 1 porción en cada tiempo de comida principal.
- Cereales: Integrales a ser posible, porque tienen un mayor aporte de fibra: Pan, arroz, harinas, pastas de trigo integrales. También puedes tomar quinoa, avena, cebada.
Grasas “buenas”
Estas deben aportar menos de un 30% del total de calorías y tienen que ser de buena calidad nutricional.
- Por lo que lo ideal es priorizar alimentos como el aceite de oliva extra virgen y frutos secos sin sal ricos en ácidos grasos monoinsaturados.
- Aquellos con ácidos grasos polinsaturados como los pescados grasos, semillas y cereales.
Proteínas
Estas han de representar el 15% aproximadamente de las calorías totales de nuestra dieta.
- Lácteos desnatados o semidesnatados.
- Las carnes rojas y blancas siempre magras.
- Pescados grasos: (salmón, la caballa y la trucha) Son ricos en ácidos grasos omega 3 por lo que es bueno incluirlos 1 vez a la semana, mientras que los no grasos pueden consumirse 2 veces a la semana.
- Legumbres: Como garbanzos, lentejas, poseen una cantidad importante de fibra, minerales y proteínas, esta es una buena opción sustituir las carnes de la dieta en durante la semana, por ejemplo.
- Huevo: Siempre cocido, no frito, puede incluirse en diferentes preparaciones 1 vez al día.
¿Cómo comer?
- Realizar cocciones saludables que aporten poca grasa como la plancha, el horno, el papillote, los hervidos, al vapor.
- Evitar realizar comidas copiosas. Es mejor fraccionar las comidas durante el día si es necesario, y comer despacio.
- El uso de sal en las comidas es mejor restringir según la prescripción dietética. Lo recomendable es cocinar sin sal, utilizando en su lugar distintos condimentos para saborizar las preparaciones como ajo, cebolla, tomillo, clavo de olor, pimienta, orégano, especias como la cúrcuma, entre otras.
Alimentos que debemos evitar
- Frutas, vegetales, legumbres, atún y sardinas en conserva
- Encurtidos como aceitunas, pepinillos, cebolletas.
- Carnes grasas, embutidos, carnes curadas, fiambres con sal, las vísceras o los patés.
- Bollería
- Snacks como patatas fritas de bolsa.
- Frutos secos con sal y fritos.
- Bebidas alcohólicas, agua con gas y bebidas carbonatadas.
- Moderar el consumo de café, té y mate.
- Sopas o purés de sobre, los caldos de brick o pastillas de caldo.
- Alimentos precocinados que normalmente tienen adicionada ya cantidades de sodio.
- Mantequillas o margarinas con sal y también el sebo o el tocino.
- Salsas como la mayonesa, el ketchup o la salsa de soja por su alto contenido en sodio.
Es momento de ser responsables con nuestra alimentación, e incorporar buenos hábitos para mejorar la calidad de vida y prevenir futuros eventos cardiovasculares.
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