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¿El Vaticano, en bancarrota? “Esto no es una empresa, el dinero es para la misión”

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 14/05/20
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El ministro de economía del Papa explica que el Vaticano enfrenta tiempos difíciles, como el mundo entero, pero que en la visión de ser una iglesia pobre y para los pobres, aseguró: “ningún corte afectará a los más vulnerables”.“El Vaticano no está en peligro de default. Eso no significa que no debamos enfrentar la crisis por lo que es. Ciertamente tenemos por delante años difíciles”. Lo dijo el sacerdote Juan Antonio Guerrero, Prefecto de la Secretaría para la Economía al referirse a la crisis mundial relacionada con la pandemia y “caracterizada por dos factores: su excepcionalidad y la incertidumbre sobre su duración”.

“La Iglesia cumple su misión con la ayuda de las ofrendas de los fieles. Y no sabemos cuánto podrá donar la gente. Precisamente por eso debemos ser sobrios, rigurosos. Debemos administrar con la pasión y la diligencia de un buen padre de familia”, explicó a Vatican News el Jesuita sobre la crisis sanitaria que ha provocado el cierre de los Museos Vaticanos, la mayor fuente de ingresos económicos para la Santa Sede.

No somos una compañía. No somos una empresa. Nuestro objetivo no es obtener beneficios. Cada Dicasterio, cada ente, cumple un servicio. Y cada servicio tiene un costo. Nuestro compromiso debe ser de máxima sobriedad y claridad. El nuestro debe ser un presupuesto de misión”. Es decir, un presupuesto que relaciona los números con la misión de la Santa Sede”.

Por ejemplo este martes, la Santa Sede informó que el papa Francisco envío 200.000 dólares al Líbano, país que atraviesa una grave crisis económica y donde los contagios por covid-19 aumentan. Los fondos serán utilizados para financiar 400 becas de estudio para los jóvenes.

Trabajo, pobres e iglesias necesitadas 

“Hay tres cosas que no se cuestionan, ni siquiera en esta época de crisis: la remuneración de los trabajadores, la ayuda a las personas en dificultad y el apoyo a las Iglesias necesitadas. Ningún corte afectará a los más vulnerables”, expresó Guerrero al director editorial del Dicasterio para la Comunicación Andrea Tornielli. 

No vivimos para salvar el budget. Confiamos en la generosidad de los fieles. Pero debemos mostrar a los que nos donan parte de sus ahorros que su dinero está bien gastado. Hay muchos católicos en el mundo dispuestos a donar para ayudar al Santo Padre y a la Santa Sede a cumplir su misión. Es a ellos a quienes debemos rendir cuentas. Y a ellos podemos recurrir”. 

El Prefecto de la Secretaría para la Economía desmiente los rumores de que el Vaticano arriesga la bancarrota, pues, afirmó que la Iglesia no es una empresa y no todo se puede medir como un déficit. “Vivimos gracias a la ayuda de los fieles y pagamos 17 millones de euros al año en impuestos a Italia. Trabajamos por un sistema transparente y por la centralización de las inversiones”.

Donaciones 

Ante la situación de emergencia del covid-19, el experto ilustró varias hipótesis: “Hemos hecho algunas proyecciones, algunas estimaciones. Los más optimistas calculan una caída en los ingresos de alrededor del 25%. Los más pesimistas están alrededor del 45%. No podemos decir hoy si habrá una disminución de las donaciones al Óbolo, o una disminución de las contribuciones de las Diócesis”. 

En la pandemia el escenario romano de calles vacías y negocios cerrados devela también una crisis económica sin precedentes. El Vaticano también ha tendido la mano a los comerciantes que pagan un alquiler por el uso de inmuebles de la Santa Sede con una “disminución de los rendimientos” que le derivan. 

Guerrero sostiene que el Vaticano intenta bajar sus gastos. “Ya habíamos decidido, al aprobar el presupuesto de este año, que los gastos debían reducirse para disminuir el déficit. La emergencia post-covid nos obliga a hacerlo con mayor determinación. 

El escenario optimista o pesimista depende en parte de nosotros (de cuánto podremos reducir los costos) y en parte de factores externos, de la cantidad de ingresos que realmente disminuirán (los ingresos no dependen de nosotros). En cualquier caso, si no hay ingresos extraordinarios, es evidente que habrá un aumento del déficit.”. 

Algunos números 

Los números de la Santa Sede “son más pequeños que una universidad americana promedio”.  Entre 2016 y 2020 “tanto los ingresos como los gastos han sido constantes”, alrededor de “270 millones”. “El gasto promedio fue de unos 320 millones, dependiendo del año”. 

“Los ingresos proceden de las contribuciones y donaciones, de los rendimientos de los inmuebles y, en menor medida, de la gestión financiera y las actividades de las entidades”, afirmó Guerrero. En efecto, el presupuesto anual de la Universidad de Harvard: 4.100 millones de dólares. 

Asimismo, defendió que detrás de los números “está la misión de la Santa Sede y del Santo Padre, está la plenitud de la vida y el servicio eclesial”. “El déficit (la diferencia entre ingresos y gastos) en los últimos años ha fluctuado entre 60 y 70 millones”.  Y aseguró que “no es correcto decir que el déficit es financiado por el Óbolo de San Pedro como si el Óbolo estuviera llenando un agujero. El Óbolo es también una donación de los fieles: financia la misión de la Santa Sede, que incluye la caridad del Papa, y que no tiene suficientes ingresos”.

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