La Iglesia reconoce al mismo tiempo las virtudes heroicas de Conchita y Francisco: ¿quién influyó en quién?
Conchita tuvo mala salud desde pequeña. Por eso sus padres optaron por el homeschooling, una alternativaa poco común en la ciudad española de Granada a principios del siglo XX.
El ambiente familiar ayudó a despertar en ella el deseo de convertirse en monja carmelita, aunque la enfermedad le impidió cumplir su sueño.
A los 22 años, murió a causa de la tuberculosis, el 13 de mayo de 1927. Unos meses antes de morir, escribía:
«Y esta vida tan corta, tan fugaz, me la da Dios, para ganar una eternidad. ¡Desgraciada de mí si la desperdicio! ¡Desdichada de mí si la empleo en otra cosa que no sea amar a Dios!«.

«Lo extraordinario de Conchita es su vida ordinaria y común», explica el vicepostulador de la causa de canonización de los dos españoles, padre e hija, Francisco José Tejerizo Linares en una web dedicada a su proceso.
«Pero, además, hay dos cosas específicamente singulares en ella y que le hicieron llamar la atención de quienes la conocieron: Su modo de aceptar y afrontar la cruz y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su proceso de crecimiento espiritual».
En oraciones puede intuirse lo que sufrió a causa de la enfermedad, pero también su profundo deseo de Dios:
¡Oh Jesús mío! Te pido que me conduzcas por el camino del cielo. Haz que las dificultades no me espanten y no dejes que me vuelva atrás. Haz que te vea al final del camino, para que tenga fuerzas y pueda seguir subiendo hasta llegar a ti. Te pido ser de quienes entran por tu puerta, para gozar siempre de tu amor.
Conchita impactó fuertemente en su padre, Francisco, quien después de quedar viudo, cuando tenía ya 68 años, se convirtió en sacerdote redentorista.
A Francisco le recuerdan como un hombre muy afectuoso y cariñoso con todos, humilde y sencillo como un niño. Aunque nació en Lérida -el 21 de agosto de 1881-, vivió en Granada desde que se quedó huérfano con sólo 5 años.
Después de estudiar en el mismo colegio de Málaga que el filósofo español José Ortega y Gasset, se casó con Concha García Calvo, de quien siempre se mantuvo profundamente enamorado, y a quien perdió en 1937.
Ya como sacerdote, Francisco se dedicó a celebrar misas en el Santuario del Perpetuo Socorro y en el Carmen de Conchita, a llevar comuniones a enfermos, dirigir el rosario con la gente y colaborar en el proceso de canonización de su hija.

¿Quién influyó en quién para acercarse tanto a Dios durante su vida, el padre en la hija o la hija en el padre? Él dijo con humildad que fue Conchita la que influyó mucho en su vida cristiana.
Pero según el postulador, «mutuamente debieron ayudarse para llegar a la santidad; los dos pueden ser modelos y protectores de las familias cristianas».
El papa Francisco autorizó este miércoles 6 de mayo un decreto de la Congregación de las Causas de los santos que reconoce conjuntamente que ambos vivieron las virtudes cristianas de manera heroica.
La noticia llenó de alegría el Santuario del Perpetuo Socorro, donde muchas personas visitan la tumba de Francisco y se encomiendan a él.

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