“Es importante que se sepa lo que está pasando – 52 jóvenes fueron masacrados el 7 de abril por no unirse a los insurgentes.”
El papa Francisco ha sido una de las pocas autoridades internacionales en hablar públicamente de la violencia terrorista en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Una tragedia ignorada por muchos y desconocida para otros.
Maria Lozano, de la fundación pontificia internacional Aid to the Church in Need (ACN), habla con el obispo católico Mons. Luiz Fernando Lisboa, al frente de la diócesis de Pemba situada en Cabo Delgado, para analizar la situación.
– Hace unas semanas escuchamos sobre ataques a la ciudad de Mocímboa da Praia, en el norte de su diócesis. ¿Cómo está la situación allí actualmente?
En estos últimos meses no sólo Mocímboa da Praia, también Quissanga y Muidumbe han sido atacadas, son tres las localidades importantes que han sufrido asaltos. En Mocímboa da Praia, en este momento, la situación está bajo control, pero por desgracia ha habido muchos robos.
Durante los ataques, muchas personas huyeron de la aldea buscando refugio en el bosque para pasar la noche. Algunos desalmados se aprovecharon y muchas casas fueron asaltadas, robaron comida, ropa y otras pertenencias. La semana pasada [20. April] uno de estos ladrones fue capturado y linchado por la población.
Desafortunadamente, todo este clima de terror termina generando inseguridad y criminalidad emergente. Como la población está cansada y muy nerviosa, termina sucediendo lo que sucedió.
– Ha nombrado Muidumbe, justo en este distrito se ha dado el ataque más reciente, el Viernes Santo, 10 de abril, a la misión católica en la aldea Muambula ¿Qué más se sabe de este ataque?
En el distrito de Muidumbe fueron atacadas siete aldeas durante dos días en la Semana Santa, entre otras la de Muambula donde está la misión del Sagrado Corazón de Jesús, en Nangololo. Asaltaron la iglesia y quemaron varios bancos y la imagen de Nuestra Señora, hecha de madera negra. También rompieron una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, patrono de la parroquia. Afortunadamente no pudieron quemar todo el templo, sólo los bancos.
– ¿Era el primer ataque a una iglesia?
No es el primer ataque a una iglesia. Se han atacado y quemado ya unas cinco o seis capillas, pero también han quemado mezquitas. Aunque últimamente parece que el objetivo son las iglesias cristianas. Lo trágico para nosotros es que esta misión de Nangololo tiene casi cien años y es la segunda misión de la diócesis. Así que fue un ataque muy triste por lo que tiene de simbólico.
– ¿Es cierto que hubo una masacre en uno de los pueblos en el distrito de Muidumbe?
Si, fue el 7 de abril en Xitaxi. Para nuestra inmensa tristeza, 52 jóvenes que se negaron a unirse a los insurgentes fueron masacrados. Para nosotros son verdaderos mártires de la paz porque no aceptaron participar en la violencia, de la guerra y por eso fueron asesinados.
– ¿De cuántos ataques tiene usted noticia desde comienzo de 2020?
No sé exactamente cuántos ataques han sido. Como dije sólo en este último ataque han sido siete aldeas asaltadas. Hoy leí un informe que habla de 26 ataques en este año. Pero para ser sincero, creo que pasan de esa cifra.
– Los ataques terroristas se han incrementado desde 2017, Mozambique ha pasado de ser un lugar seguro, a estar en las listas de avisos de las embajadas como lugar de riesgo…¿Por qué Mozambique se ha convertido en escenario del terror islámico? ¿Que buscan exactamente?
Creo que este cambio en la percepción internacional se debe a la guerra en Cabo Delgado. Aquí en el norte y también en el centro del país ha habido ataques a transportes de pasajeros, esto crea una clara inseguridad en el país.
Sin embargo, yo no diría que Mozambique es un escenario de terror islámico. Los últimos ataques han sido asumidos supuestamente por el Estado Islámico, pero todavía hay dudas sobre esto. Algunos dicen que es un grupo local que empezó pequeño y está usando el nombre del Estado Islámico, otros dicen que es realmente el Estado Islámico. Lo cierto es que no lo sabemos.
Tampoco sabemos lo que hay detrás de todo esto, pero nos imaginamos que son los recursos naturales. Hay muchos intereses y quienes están financiando esto encontraron un terreno adecuado debido a la pobreza y la falta de oportunidades por el desempleo juvenil. Cabo Delgado siempre ha sido una provincia muy pobre, abandonada por todos, también por las autoridades. Lo que vemos es el resultado de todos estos elementos.
– ¿Pero los actores de estos actos de terror son los mismos en todos los escenarios? ¿De dónde vienen?
Como ya he indicado antes, no sabemos exactamente quiénes son los actores de estos actos. Hemos notado que antes acometían solo un sitio por ataque, últimamente realizan varios ataques al mismo tiempo, mínimo en dos lugares… Tampoco sabemos de dónde vienen, pero muchos informes dicen que una parte de ellos son mozambiqueños y el resto sería proveniente de Tanzania y otros países…
– Pero ¿cómo actúan? ¿Hay una zona bajo control terrorista o hacen incursiones y se vuelven a ir?
No sé si podemos decir que haya una zona bajo el control de los terroristas, pero sí una región donde ellos operan más. La gente de esos pueblos cercanos ha tenido que abandonar sus hogares y no puede regresar porque los terroristas van de allí a otros lugares y regresan.
– ¿Tienen estos asaltos un componente religioso?
Eso es difícil de contestar. Desde los comienzos, las grandes autoridades musulmanas de Cabo Delgado y de todo el país se han distanciado de los ataques y han dicho que no tienen nada que ver con todo esto. Hace unos pocos días escribieron una nueva carta, la segunda, distanciándose de estos grupos.
Ellos subrayan en sus declaraciones que el islam es una religión de paz y de entendimiento entre los pueblos, entre las religiones. No quieren la violencia. No se puede decir que esos ataques hayan sido realizados por grupos religiosos. Tanto en Cabo Delgado como en el resto de Mozambique, nunca hemos tenido problemas interreligiosos o entre sus líderes. Hemos hecho muchas actividades juntos: oraciones, declaraciones y caminatas por la paz.
– ¿Están en peligro las religiosas y sacerdotes de la zona?
Tenemos religiosos, hombres y mujeres, en toda esa región donde se producen los ataques. Los representantes de las autoridades, como maestros y personal de salud, dejaron los distritos porque estaban atacando edificios públicos. Gran parte de la población se ha ido por miedo. Varias organizaciones no gubernamentales extranjeras que estaban actuando en el territorio también se fueron porque los amenazaron.
Yo pedí a los misioneros que salieran porque como obispo diocesano soy el responsable y el riesgo de ataques era inminente, visto que eran los únicos que habían quedado. Estaban comenzando a atacar iglesias y la violencia estaba tomando un cariz religioso. Tengo que preservarlos, aunque ellos quieren volver en cuanto puedan para servir al pueblo.
– ¿Qué hace el gobierno central para aliviar esta situación?
El gobierno central ha fortalecido y enviado fuerzas de defensa. Está haciendo su parte, no sé si se podría hacer más, pero está ahí para la defensa. Sin embargo, hay muchos jóvenes en las fuerzas de defensa que están allí por pura obligación y en el momento de los ataques hay muchas deserciones, huyen al bosque con la gente. Tienen muy poca preparación y poca capacidad para enfrentar esta situación. Siento una terrible pena por los jóvenes que van a luchar, porque muchísimos ya han perdido la vida.
– El santo Padre hablo durante su mensaje de Pascua sobre Mozambique, es una de las pocas voces en romper el silencio…
Sí, en el día de Pascua después de la celebración de la Eucaristía y la bendición Urbi et Orbi, el santo Padre habló sobre la situación que el mundo está pasando, de la pandemia y de los diversos conflictos del mundo. Para nosotros fue importantísimo que citara la crisis humanitaria en Cabo Delgado porque hay una cierta “ley de secreto”.
– ¿A qué se refiere cuando habla de la “ley de secreto”?
La situación es muy grave porque no se puede hablar libremente. Algunos periodistas en el país han sido arrestados y a muchos se les ha confiscado sus cámaras. Hay un periodista de la Radio Comunitaria de Palma, Ibraimo Abu Mbaruco, que está desaparecido desde el 7 de abril. Es importante que se sepa lo que está pasando y que los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Unión Europea o la Unión Africana, actúen.
Aquí la gente ha sufrido mucho, hay cientos de muertos, miles de personas que han tenido que dejar sus casas. En nuestra provincia tenemos más de doscientos mil desplazados. Es una injusticia que clama al cielo. La gente aquí tiene muy poco y lo poco que tiene lo está perdiendo a causa de esta guerra. Pido ayuda y solidaridad por mi pueblo para que puedan vivir de nuevo en paz, que es lo que quieren y merecen.