El arzobispo de París quiso mantener la tradición de venerar la Santa Corona, sobre todo, en tiempos de coronavirus para “transmitir un mensaje de esperanza”Solo 7 personas pudieron entrar en la catedral. Cinco días antes del primer aniversario del incendio que devastó el formidable templo, se han podido ver las primeras imágenes de la reconstrucción del edificio desde el interior.
Con motivo del Viernes Santo, el arzobispo de París, Michel Aupetit, quiso abrir la catedral para la veneración de una de las reliquias más preciadas para la cristiandad, la Santa Corona de Espinas.
Cada Viernes Santo se expone y venera en el templo y, por ello, monseñor Aupetit decidió mantener esta tradición con más motivo aún en estos tiempos de coronavirus para “transmitir un mensaje de esperanza esta Semana Santa”.
La ceremonia, sencilla pero llena de significado, se retransmitió a través de la televisión para todo el mundo.
Entre esas 7 personas que pudieron entrar en el templo estaban el arzobispo, el rector de la catedral y sus auxiliares, un violinista y dos actores que leyeron varios textos. Todos ellos, pertrechados con trajes especiales y cascos de protección, se colocaron en torno a la Corona de Espinas detrás de la que se levantaba una gran cruz dorada.
La Santa Corona fue salvada por los bomberos la misma noche del incendio. También se libraron de las llamas otras dos reliquias: un trozo de la Cruz de Cristo y uno de los clavos usados para crucificar al Señor.
La tradición asegura que fue Santa Helena, la madre de Constantino, la que en el siglo IV recogió todas las evidencias de la Pasión de Cristo que a lo largo de los siglos han corrido distinta suerte.
Durante mucho tiempo, en Constantinopla, los emperadores bizantinos protegieron estos valiosos testimonios de la Crucifixión.
Sin embargo, en el siglo XIII, el último emperador latino de Constantinopla, ahogado por las dificultades económicas, ofreció a Luis IX la Santa Corona. Pero los regentes del imperio ya habían negociado su venta con mercaderes venecianos.
El rey de Francia no se resignó a perder tan valioso objeto y compró posteriormente la Corona a estos negociantes. Para su veneración construyó la Sainte Chapelle, situada a pocos metros de Notre-Dame a donde se trasladó finalmente la reliquia a principios del siglo XIX.
Nunca volvió a salir de allí hasta la noche del 15 de abril de 2019 cuando un voraz incendio estuvo a punto de destruir el magnífico templo y todo lo que contiene. Este Viernes Santo la oración y, la oración en forma de música, han vuelto a escucharse entre las paredes de la catedral herida.
Junto a los textos de Paul Claudel, Madre Teresa o Charles Péguy se han escuchado hermosas piezas musicales interpretadas al violín por Renaud Capuçon y con la voz de la actriz y cantante Judith Chemla que interpretó el Ave María de Schubert.