Como siempre pagarán los países, las familias y las tribus más pobres.
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África es un continente olvidado. El virus Covid-19 llegó hace pocas semanas. Empezó a expandirse por casi todos los países y ya está prácticamente en los 54 estados africanos.
Las cifras de infectados y fallecidos, de momento, es baja, como ocurrió con Europa y América. El virus llegó de viajantes que procedían de países europeos, excolonias, como Gran Bretaña, Francia y Bélgica, entre otros.
África ya conoce de pandemias continentales, como la malaria, el cólera, el tifus, el ébola, etc. Ahora África, toda África, tiene mucho miedo al coronavirus. En primer lugar, por la falta de agua potable, especialmente en la África Subsahariana, y que, según Manos Unidas, afecta a unos 300 millones de habitantes en todo el continente. Viven en África más de 1.200 millones de personas, con una alta tasa de mortalidad infantil.
En varios países, como Marruecos, Nigeria, Congo, Madagascar, Etiopía, Madagascar, Kenia y Costa de Marfil, entre los más poblados, ya han tomado medidas excepcionales de confinamiento. Algo difícil dado el clima, especialmente en la África Subsahariana. Quieren parar esta pandemia. Pero si en los sistemas de salud de los países más industrializados han quebrado ¿qué será en África? África tiene miedo.
Pero muchos países no conseguirán el aislamiento ni el control sanitario, entre otras razones porque lavarse las manos y utilizar jabón es casi un lujo, y también porque las estructuras sanitarias son insuficientes y de menor calidad que en Europa y América. Los países y las familias pobres son los que más caro pagarán en vidas y sufrimiento esta nueva pandemia en el continente africano y en el mundo. Hay países agobiados por la sequía. Son países como Zimbabue, Somalia y Zambia: muy pobres.
En Sudáfrica muchos protestan por la inactividad del presidente, Cyril Ramaphosa. Muchos jóvenes protestan y han declarado a la cadena británica de televisión BBC: “Estoy realmente asustado, es demasiado pronto para que me muera”. África tiene miedo.
Allí están, en África, los misioneros al cuidado espiritual y material de una población necesitada. Victoria Braquehaid Conesa, misionera de la Congregación Pureza de María en Camerún, declaró a la Radio y Televisión españolas: “En Camerún, la medida básica de higiene de lavarse las manos con agua y con jabón es difícil de aplicar cuando muchísima gente tiene dificultades de acceso al agua y donde, para muchos, comprarse una pastilla de jabón es un lujo”.
Además, señala Victoria, “pienso, por ejemplo, en nuestra misión de aquí de Ngovayang, que está en plena selva, al sur de Camerún. Allí sí hay acceso al agua, porque hay ríos cerca, pero no al agua potable y hay muchas dificultades para su tratamiento”.
¡Qué difícil es para países del área subsahariana hacer frente al coronavirus pandémico! Difícil es seguir las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud, de las Naciones Unidas).
Podríamos citar a muchos religiosos y religiosas, y también a misioneros y misioneras laicos que están por tierras africanas. Cada país con su problema particular.
Y después del coronavirus espera a África una complicadísima situación económica. ¿Ayudarán los países industrializados occidentales, como Estados Unidos, Canadá y Europa a los países africanos? Cuando en todo el mundo se apela a la solidaridad, ¿seremos solidarios con la África que sufre? A lo mejor esta pandemia habrá cambiado algunos parámetros y seremos todos más solidarios. Las personas seguro, pero ¿y los estados?
En estos países, ¿cómo hacerse con material sanitario cuando los países industrializados han barrido el mercado de este material por todo el mundo? ¿Cómo aislar a África del coronavirus?
Por todo eso África está preocupada, tiene miedo… y tiene razón.