En la misa en Santa Marta, recuerda a los presos y a sus familias en estos momentos de sufrimiento y de dolor por la incertidumbre del coronavirusEn la solemnidad que recuerda al esposo de la Virgen María, patrón de la Iglesia universal, el papa Francisco afirmó hoy que san José “no era un soñador”. Él entró en el misterio de Dios y, destacó, su santidad fue llevar su vida y su oficio con rectitud.
Este jueves 19 de marzo de 2020, en la misa en la Casa Santa Marta desde el Vaticano, vía streaming live, dedicada a acompañar al ‘pueblo de Dios’ durante la pandemia de coronavirus en el mundo, el Papa elevó una oración especial por los encarcelados y sus familias:
“Oremos hoy por los hermanos y hermanas que están en prisión: sufren mucho, por la incertidumbre de lo que sucederá dentro de la prisión, y también pensando en sus familias, cómo están, si alguien está enfermo, si falta algo. Estamos cerca de los prisioneros, hoy, que sufren tanto en este momento de incertidumbre y de dolor”.
José un hombre de fe, “justo”
“El Evangelio nos dice que José era “justo”, es decir, un hombre de fe, que vivía la fe. Un hombre que puede estar en la lista de todas esas personas de fe que mencionamos hoy en las lecturas.
Aquellas personas que vivieron la fe como el fundamento de lo que se espera, como garantía de lo que no se ve, y la prueba no se ve. José es un hombre de fe: por eso era “justo”.
No sólo porque creía, sino también porque vivía esta fe. Un hombre “justo”. Fue elegido para educar a un hombre que era un verdadero hombre pero que también era Dios: se necesitaba un hombre-Dios para educar a un hombre así, pero no había. El Señor eligió a un “justo”, un hombre de fe.
San José, un hombre capaz de hablar con Dios
Un hombre capaz de ser hombre y también capaz de hablar con Dios, de entrar en el misterio de Dios. Y esta fue la vida de José. Vivir su profesión, su vida de hombre y entrar en el misterio. Un hombre capaz de hablar con el misterio, de interactuar con el misterio de Dios”.
El Papa afirmó que José “no era un soñador. Entró en el misterio. Con la misma naturalidad con la que llevó a cabo su oficio, con esta precisión de su oficio: fue capaz de ajustar un ángulo milimétrico en la madera, sabía cómo hacerlo; fue capaz de bajar, de hacer menos de un milímetro de la madera, de la superficie de una madera. Cierto, fue preciso. Pero también era capaz de entrar en el misterio que no podía controlar”.
San José, su rectitud se veía hasta en su oficio
Francisco subrayó que esta era la “santidad de José: llevar su vida, su oficio con rectitud, con profesionalidad; y de momento, entrar en el misterio. Cuando el Evangelio nos habla de los sueños de José, nos hace entender esto: entra en el misterio”.
Luego el Papa invitó a pensar en la Iglesia, hoy, en esta solemnidad de san José.
“Nuestros fieles, nuestros obispos, nuestros sacerdotes, nuestros consagrados y consagradas, los Papas: ¿son capaces de entrar en el misterio? ¿O es necesario que se regulen de acuerdo con las prescripciones que los defienden de lo que no pueden controlar?
Cuando la Iglesia pierde la posibilidad de entrar en el misterio, pierde la capacidad de adorar. La oración de adoración sólo puede darse cuando uno entra en el misterio de Dios”.
La gracia en la vida cotidiana
“Pidamos al Señor la gracia de que la Iglesia viva en la concreción de la vida cotidiana y también en la concreción -entre comillas- del misterio.
Si no puede hacerlo, será una Iglesia a mitad, será una asociación piadosa, llevada a cabo por prescripciones pero sin el sentido de la adoración.
Entrar en el misterio no es soñar; entrar en el misterio es precisamente esto: adorar. Entrar en el misterio hoy es hacer lo que haremos en el futuro, cuando lleguemos a la presencia de Dios: adorar
.Que el Señor le dé a la Iglesia esta gracia”, concluyó. Al final de la misa, el papa Francisco realizó por varios minutos la adoración al Santísimo.
Rezo del Rosario
Cabe recordar que con motivo de la fiesta de San José, la Iglesia en Italia llamó a los fieles a un momento de oración en todo el país, que está sufriendo por el Covid-19.
La invitación a todas las familias, fieles y comunidades religiosas es a unirse espiritualmente a las 9:00 p.m. para rezar el Rosario con los misterios luminosos.
Francisco invitó a los fieles en la audiencia a sumarse a esta iniciativa y rezar a san José, un santo para invocar sobre todo en los momentos difíciles:
“Los acompañaré. Al rostro luminoso y transfigurado de Cristo y su Corazón, llévanos a María, Madre de Dios, salud de los enfermos, a quien nos dirigimos con el rezo del Rosario, bajo la mirada amorosa de san José, protector de la Sagrada Familia y de nuestras familias.
Y pidámosle que proteja a nuestras familias. De manera especial, a los enfermos y a las personas que están a su cuidado: médicos, enfermeras y voluntarios, que arriesgan sus vidas en este servicio”.