Miles de personas se congregaron en la Basílica Santuario Nuestra Señora de Luján para clamar Sí a las Mujeres, Sí a la Vida, en el Día Internacional de la Mujer. Convocados por los obispos argentinos, la celebración de la misa se da en el marco de la espera por el proyecto de ley anunciado por el Presidente Alberto Fernández para legalizar el aborto en el país.
La eucaristía, anunciada desde antes del anuncio del presidente Fernández, fue presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, y concelebrada por cerca de 50 obispos argentinos. Además, tuvo su réplica en otras ciudades importantes y distantes como Rosario y Salta. Siempre con el lema Sí a las Mujeres, Sí a la Vida.
Familias, matrimonios, grupos de amigos, facciones partidarias descontentas con la promoción del aborto entre sus dirigentes, comunidades provenientes de las villas porteñas y de los barrios más pudientes del Gran Buenos Aires por igual, sin grieta, asistieron a una eucaristía que a diferencia de otras, tuvo amplia cobertura mediática.
En ella, se agradeció, en voz de monseñor Ojea, a “madres, abuelas, hermanas, amigas, compañeras de trabajo, de estudio, vecinas. Valoramos su presencia insustituible en las familias y celebramos el lugar cada vez más amplio que tienen en nuestra sociedad”. “Venimos a pedir por todas las mujeres para que se respete su vida, su integridad y sus derechos, superando todo tipo de exclusión”, aclaró, y pidió celebrar y agradecer “la cercanía y el compromiso de las mujeres con la vida”.
Pero también se respondió a referencias públicas que el mismo presidente de la Nación Alberto Fernández hizo propias en el discurso de apertura del año parlamentario al anunciar el proyecto de legalización del aborto: supuesta hipocresía de quienes defienden la vida desde el momento de la concepción. “El aborto sucede, es un hecho, y es solo esa hipocresía que a veces nos atrapa, la que nos hace caer en un debate como este”, había dicho el mandatario.
“Millones de argentinos y argentinas, creyentes y no creyentes, tienen la profunda convicción de que hay vida desde la concepción y que una persona distinta de su madre va desarrollándose en su seno. Es injusto y doloroso llamarlos anti-derechos o hipócritas”, respondió monseñor Ojea, en uno de los pasajes más aplaudidos de la homilía.
Ni violencia machista ni femicidio, ni aborto
Los cristianos, aclaró el obispo de San Isidro, quien preside el Episcopado, “deploramos con todas las fuerzas de nuestro corazón la crueldad de los femicidios y todo tipo de violencia y discriminación ejercida contra las mujeres. Condenamos el abuso en todas sus formas sexual, psicológico, y de poder, cualquiera sea el ámbito en el que se produzca, en la familia, en el trabajo, la escuela, en la calle y dolorosamente lo decimos también en la Iglesia (…) Pero con la misma pasión con la que afirmamos esto último, decimos también que no es lícito eliminar ninguna vida humana como afirma nuestra Constitución Nacional. La violencia y la muerte son exactamente lo contrario del proyecto de Jesús”.
Sí a la educación sexual integral que respete los idearios
El prelado pidió que el diálogo se dé desde el respeto, el discernimiento y la razón y no desde la dialéctica emocional de quien se impone y silencia al que piensa y siente distinto”, ya que la “descalificación y la estigmatización no hacen más que profundizar las divisiones entre los argentinos”.
“Con este espíritu apoyamos la implementación de una educación sexual verdaderamente integral que fomente y capacite la decisión libre de concebir una vida humana respetando los idearios de las instituciones educativas como lo afirma la Ley actual”, clamó. En torno a la discusión del aborto en 2018 también volvió a aflorar las discusiones sobre una Ley de Educación Sexual Integral que algunos sectores piden obligue a colegios católicos a dar contenidos con los que no están de acuerdo por ideario, salvedad que hoy la ley resguarda.
Las imágenes de la celebración aquí (hacer click en galería):
A la espera
Esta semana, se debiera conocer el proyecto de Ley enviado por el presidente de la Nación al congreso, de acuerdo a los plazos que él mismo anunció.
Desde distintos organismos estatales ya hicieron lo propio para preludiar la presentación del presidente. Mientras el ministro de salud insistió con los argumentos que juzga de “salud pública” en entrevistas, el gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció que compró 80 mil comprimidos para garantizar abortos “legales”, en referencia a los casos de no punibilidad contemplados en el Código Penal y protocolizados en un reciente instructivo nacional adoptado por el poder ejecutivo de la provincia. Con el dinero invertido, se podría proveer de leche a 80,000 familias durante una semana. La inversión, permite practicar 8,000 abortos en seis meses.
Monseñor Ojea se refirió a las “por lo menos 4.400 villas o barrios precarios. En ellos casi la mitad de sus habitantes son niños, niñas y adolescentes que necesitan alimentarse y nutrirse bien. Muchos de esos lugares no tienen agua potable y sabemos que el agua es salud. Vivimos un tiempo donde es necesario discernir prioridades y no elegir temas que enfrenten a los ciudadanos de a pie de modo tal que esto atente contra la fraternidad y contra la posibilidad de tener un horizonte común como pueblo”.
El aborto a la vez que enfrenta a los argentinos no resuelve los problemas más urgentes de la Argentina. Una decena de niños fallecieron en el norte argentino en lo que va del año por problemas asociados a la falta de agua y debido seguimiento pediátrico.
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La inflación no cesa, y ante ella, toda línea crediticia para la población está paralizada. Para colmo, factores económicos externos ponen en jaque inversiones en las que la Nación tenía muchas expectativas, como la explotación petrolífera de la región de Vaca Muerta. Y el coronavirus ha probado ser una enfermedad para nada subestimable, pese al verano argentino.
Hoy celebramos a...