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¿Cuál es la edad correcta para darle un celular a nuestro hijo? Recientemente Unicef en colaboración con Google realizó un estudio sobre la edad en que los jóvenes comienzan a utilizarlos. Argentina es en Latinoamérica el país en donde los padres dan más temprano a sus hijos un celular. El promedio argentino: a los 9 años.
Darle a un niño un celular y a qué edad es una decisión de los padres. Los expertos coinciden en que cuanto más tarde sea mejor. Exponerlos a su uso requiere de un cierto grado de responsabilidad que deben ser capaces de asumir.
Sin embargo, la sociedad muchas veces presiona para que comiencen a ser consumidores antes de que estén listos. Incluso compañeros de colegio o los mismos profesores muchas veces lo exigen de algún modo y los chicos pueden pasar un mal rato o sentirse excluidos.
Más allá de que también los padres puedan sentir presiones al no querer que sus hijos sean rechazados o se atrasen en el avance de las nuevas tecnologías, según el estudio los principales motivos por los que los padres suelen dar un celular parecen ser positivos. Lo consideran una herramienta de entretenimiento, seguridad y organización para coordinar las actividades del día.
Lo cierto es que existen una serie de riesgos vinculados a su uso, entre los que se consideran los virtuales los más preocupantes y no por eso menos importantes, como el acceso a un contenido inapropiado, la violencia en las redes, la pérdida de privacidad y el desarrollo de un comportamiento adictivo.
Muchas veces se recurre al teléfono móvil para que no molesten, estén tranquilos, no se aburran o no interrumpan las tareas que están haciendo los padres. El smartphone se convierte en un modo de calmar, esperar o distraer, pero con esto se pierde la oportunidad de aprender a esperar o a imaginar desde el aburrimiento para aumentar su creatividad.
Los niños pueden experimentar un trastorno en el desarrollo del lenguaje e incluso un sobrepeso por su uso desmedido afectando su salud. También los puede inhibir de experiencias sanas que son las esperadas cuando los niños juegan al desarrollar y consolidar ciertas habilidades que serán importantes para la vida.
La estimulación continua que produce la pantalla hace que se activen los centros de gratificación inmediatos en el cerebro. Esto los aleja de la posibilidad de desarrollar habilidades como la tolerancia o el manejo de la frustración.
Los teléfonos celulares pueden ser una distracción seria durante el día escolar, impedir la concentración en las responsabilidades que los niños tienen en el hogar o sus tareas escolares y respeto de horarios de estudio.
Si no se utiliza bien podría ser un problema a la hora de acostarse e incluso interrumpir el sueño por la noche. Los celulares y las pantallas en general suelen actuar como estimulantes afectando el periodo natural del sueño y retrasando el reloj biológico.
Las redes sociales y otras aplicaciones pueden convertirse en centros para la agresión digital o el ciberacoso. Muchas veces este tipo de sentimientos se comunican de manera anónima. También pueden provocar cierta presión al querer estar a la altura de la percepción que nuestro hijo tiene de las vidas de otros perfiles en las redes.
El tiempo destinado al celular nos quita tiempo para otras cosas como mantener relaciones personales y esto puede interferir con las relaciones familiares o de amistad. En este sentido la edad de un niño es importante, pero también lo es el nivel de madurez que tiene para asumir las responsabilidades que conlleva mantener los vínculos con los demás.
En una entrevista con The Mirror, Bill Gates dijo que no permitió que ninguno de sus hijos obtuviera su propio teléfono hasta cumplir 14 años, cuando ya estaban en la secundaria y podían demostrar que podían ejercer moderación en su uso y comprender el valor de la comunicación cara a cara.